domingo, 1 de octubre de 2017

Walipini, una alternativa ecológica.

Walipini, una alternativa ecológica.
 
  Cuando estamos en una región continental, el clima es muy bronco, con inviernos con unas temperaturas muy bajas y heladas persistentes y veranos con temperaturas tórridas, en muchos casos, superiores a los 40ºC. En un ambiente así, el cultivo de hortalizas en el huerto o el mantenimiento de un jardín es muy complicado, ya que nos limita el tipo de ejemplares que podemos cultivar y también nos obliga a una sola cosecha. La única alternativa para paliar esto, es contar con un invernadero, los podremos instalar de madera, de hierro forjado, o de aluminio, y se pueden panelar de pvc, de cristal, o de policarbonato, pero un invernadero convencional al estilo occidental, resulta caro de construir y caro de mantener, ya que para mantener una temperatura estable, tendremos que valernos de calentadores en invierno y de ventiladores y nebulizadores en verano, por lo que obligatoriamente necesitaremos una acometida de agua y otra de corriente eléctrica.

  Pero aunque parezca que estamos abocados a la desesperación, existe una alternativa, estamos hablando de un invernadero solar y subterráneo, además, no es un recurso nuevo, de hecho, la idea de utilizar la tierra para el cultivo y la protección de los alimentos por medio del calor, ha sido utilizada a lo largo del tiempo, ya en el siglo XVIII, y probablemente antes, los agricultores en norte América, utilizaron "agujeros de crecimiento", que no eran otra cosa que profundas zanjas cubiertas por ventanas de tormenta o de vidrio, éstos evolucionaron y se desarrollaron rápidamente en espacios más grandes, para que se pudiera trabajar en ellos. Además, podemos encontrar diversas variantes de invernadero subterráneo cubierto de tierra por todo el mundo, desde China a Sudamérica, sobre todo en Bolivia, que es donde encontramos los walipini, en términos simples, un walipini es un hoyo rectangular en la tierra con dos o tres metros de profundidad, cubierto con una estructura que soporta una manta de plástico, el lado más largo del rectángulo está orientado al sol del invierno, al Norte en el hemisferio sur y al Sur en el hemisferio norte, que es el caso que nos ocupa. Una pared gruesa de tierra presionada en la parte de atrás de la estructura y una pared mucho más baja en el frente, proporcionan el ángulo correcto, unos 39º, para el techo de plástico, este techo sella el hoyo, proporciona un espacio de aire aislado dentro de las dos capas del plástico y permite que los rayos del sol penetren, creando un ambiente cálido y estable para el crecimiento de las plantas.


En comparación con un invernadero solar tradicional, un invernadero subterráneo tiene la ventaja de estar rodeado de gran cantidad de masa térmica, en paredes y suelo, entendemos por masa térmica, a cualquier materia densa, agua, piedra o tierra, que tiene la capacidad de sostener y almacenar energía, de esta manera, el invernadero se calienta durante el día, el suelo mantiene ese calor, y luego lo libera por la noche, evitando que el invernadero se enfríe demasiado, el suelo también aísla el espacio aéreo del invernadero, en el caso del walipini se aprovecha de las temperaturas más cálidas de la tierra profunda, es decir se aprovecha de un principio físico que se denomina gradiente geotérmico, que es la variación que tiene la temperatura, a medida que se profundiza en la corteza terrestre, en los niveles más superficiales de la corteza terrestre el valor medio del grado geotérmico es de unos 33 mts., es decir, hay que profundizar dicha distancia para que la temperatura aumente 1°C, aunque el valor promedio de este gradiente es de 25℃/km de profundidad, considerando siempre que se avanza desde la superficie hacia el centro de la esfera terrestre.

  En general, con un invernadero subterráneo, del tipo que sea, es un invernadero mucho más eficiente energéticamente hablando, ya que se mantiene más caliente con una temperatura estable y de una forma natural durante todo el año, unos 15ºC, sin tener que calentar y enfriar como en un invernadero convencional. Por lo tanto, los walipini son una gran alternativa, eficiente y económica, para poder producir alimento durante todo el año, incluso en los lugares más fríos, son una alternativa mucho más accesible y efectiva, walipini, es una palabra de la lengua Aimará, de una región de Bolivia, su traducción sería, “un lugar cálido”, también conocido como invernadero subterráneo o agujero. Fué desarrollado por primera vez hace veinte años en las regiones montañosas frías de Sudamérica, este método permite que los agricultores mantengan un huerto o un jardín productivo todo el año, incluso en los climas más fríos, lo increíble de los walipini, es que combinan los principios de calentamiento solar pasivo con una estructura protegida por la tierra, y además, la manera de hacerlo es muy simple.

  Las imágenes y el informe del proyecto piloto del Instituto Benson en Bolivia, han hecho que el término walipini, se asocie con invernadero solar subterráneo, la red está repleta de manuales para construir uno de estos, el propio Instituto Benson proporciona uno, sin duda, es la manera más eficiente y económica de tener una producción alimenticia todo el año, pero a la filosofía básica, habría que anteponerle unas consideraciones generales. Mientras que los gráficos recientes de la información y un artículo de Tree-hugger, proclaman que cualquier persona puede construir un invernadero subterráneo por unos 300 €, hay una realidad más complicada detrás, de esta manera, antes de empezar a cavar, habría que plantearse algunas preguntas, como:

  La ubicación, uno de los desafíos de un invernadero subterráneo, y es que a menos que se esté construyendo en una ladera de pendiente pronunciada, cosa no aconsejable, el techo tendrá un ángulo muy bajo, en caso latitudes más altas, el sol entrará en un ángulo muy alto y no podrá solear las plantas en el suelo del mismo, por lo tanto, si nos encontramos en hemisferio norte, y se quieren hacer las cosas bien, hay que planificar cuidadosamente la pendiente del techo y de que forma entrará la luz, es decir, dar con el ángulo correcto de sol para el solsticio de invierno, esto lo conseguiremos con geometría simple y levantando un talud de tierra en el lado norte del invernadero, para crear una pendiente más pronunciada.

  El suelo, esta es probablemente la cuestión más importante en la construcción de cualquier invernadero subterráneo, ya que estamos hablando de un invernadero subterráneo sin armazón, de hecho, tanto el Instituto Benson como cualquier otro productor con experiencia aconsejan que un walipini solo es una opción viable si la ubicación tiene suelos muy estables, es decir, arcillosos, con otro tipo de suelo, habrá que reforzar las paredes de alguna manera, y para esto se aconseja la tierra apisonada vertida en en sacos terreros, formando un marco más estable, de forma que se obtendrá un invernadero más duradero.

  El nivel freático, el Instituto Benson recomienda que el fondo del walipini esté a por lo menos 5 pies sobre el nivel freático, y aun así, es probable que el agua se filtre en las paredes y creen un exceso de humedad, por lo que se tendría que tener un plan de drenaje adecuado y una buena ventilación, efectivamente, es importante planificar el drenaje de agua y el riego en el exterior, de lo contrario tendrá una piscina fangosa en lugar de un invernadero después de la primeras lluvias, para minorar esto, las paredes exteriores serán inclinadas y con una zanja de drenaje perimetral, aun así, el agua todavía podría correr por las paredes, en particular la pared sur, ya que además recibe el agua del techo.

  Los roedores, efectivamente no es una cuestión baladí, este es un tema importante, ya que nos encontramos en un lugar cálido, subterráneo y lleno de viandas, probablemente sería visto como el Hilton para ratones, topos y conejos, por lo que habría que tender una malla perimetral de acero zincado, otro problema serían las plagas y las enfermedades de las plantas, que un entorno así, van a ser más difíciles que en un invernadero solar por encima del suelo, ya que no hay manera de limpiar el espacio en caso de que ocurra una infestación, ya que la plaga o enfermedad probablemente seguirá existiendo en las paredes de tierra, por lo demás, solo tener en cuenta las cosas usuales de invernadero, como no sobrecalentarlo, asegurando una ventilación adecuada, y controlar cuándo y dónde entra la luz.

  El mantenimiento, por desgracia, no hay suficientes estudios para poder diagnosticar cómo un walipini, o invernadero subterráneo sin marco, funciona con el paso del tiempo, lo cierto es cada dos años aproximadamente hay que reforzar sus muros de tierra, ya que de lo contrario, las paredes se pueden desestabilizar inclinándose y desmoronándose. Los portavoces del Instituto Benson no disponen de informes sobre el estado actual de los walipinis Bolivianos Así, con esto dicho, la construcción de un invernadero solar subterráneo no reforzado, tiene cierta problemática, pero hay recordar que la construcción de cualquier cosa requiere de tiempo y energía, que son valiosos y que no suele calcularse el costo, por lo que a la hora de abordar un proyecto como este, habrá que planificar cuidadosamente el diseño.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

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