viernes, 5 de enero de 2018

Los jardines en el antiguo Egipto.

Los jardines en el antiguo Egipto.

 Estos jardines, originalmente comenzaron como sencillos huertos de árboles frutales y de hortalizas, regados con el agua del río Nilo. Poco a poco, a medida que su civilización prosperaba, evolucionaron hacia jardines ornamentales, con flores, estanques, senderos y árboles frutales y de sombra.
 El diseño de un jardin Egipcio era muy característico, se disponía en torno a un estanque cubierto de lotos y de papiros, plantas heráldicas del Alto Egipto y del Bajo Egipto. Los templos, palacios y residencias privadas tenían sus propios jardines, en ocasiones, se depositaban en las tumbas maquetas de los mismos para que sus moradores pudieran disfrutarlos en el más allá, fueron los precursores de conceptos e ideas muy modernas, ya que hace 5000 años, ya utilizaron técnicas como el jardin-huerto, el jardin botánico, la polinización manual o el cuidado de las hierbas aromáticas y medicinales.
  La antigua denominación de Egipto, era Kemet” o tierra negra, esto tiene su origen en los fértiles limos negros depositados anualmente por las inundaciones del río Nilo. Esta tierra fértil, cuna de una gran civilización, recibía el agua mediante una ingeniosa y extensa red de diques, canales y acequias constantemente cuidados y renovados, el cultivo estaba y está hoy en día, dedicado principalmente al cereal, debido a ello, los árboles y las flores eran escasos, motivo por el cual el jardín era contemplado como un vergel donde la flora y los vegetales se cuidaban con la mayor de las atenciones.
 Ciertamente, en el antiguo Egipto, su subsistencia como en otros aspectos de su vida, dependía del Nilo y de su red de canales de los cuales se extraía el agua, inicialmente, ésta se sacaba del río mediante cubos de cuero y era llevada en hombros hasta los huertos o los jardines. Más tarde, aproximadamente a partir del siglo IV a.C., el agua se elevaba desde pozos mediante montacargas con contrapesos llamados shadouf en árabe.
  Como he mencionado antes, estos primeros huertos consistían en parterres de siembra divididos en rectángulos mediante muros de tierra, de manera que el agua permanecía estancada y ésta empapaba el suelo. Estos jardines pertenecían tanto a templos como a residencias, siempre estaban situados cerca del río o de los canales y su uso principal era el cultivo de hortalizas, mas tarde fueron evolucionando y perfeccionándose, y a principios del Imperio Nuevo comenzaron a formar parte de residencias más lujosas, y según los vestigios arqueológicos, éstos solían estar rodeados con un muro perimetral.
 Principalmente, en los jardines de los templos se cultivaban determinadas plantas usadas en sus ceremonias, en estos jardines, su tipología era característicamente simétrica y rígida, dan una idea de la civilización Egipcia. Eran tan singulares que no admitían influencias exteriores, ni siquiera de la cercana Mesopotamia y sus paradeisos”, por ello esta tipología de jardín se considera en las antípodas de los jardines asiáticos.
  Los jardines en los palacios, Los primeros jardines en los palacios aparecieron en Egipto con anterioridad al Imperio Medio, eran de grandes dimensiones y su tipología estaba configurada siguiendo sus característicos patrones geométricos. Sus estanques eran enormes y numerosos. En el II milenio a.C., el lago del jardín del faraón Seneferu era tan grande que en él cabían barcos desplazados por veinte remeros.
 Fueron los faraones, muy probablemente, los primeros en ordenar la construcción de los jardines, bajo sus mandatos se diseñaron enormes paseos adornados con plantas, hierbas y árboles frutales traídos de todas las regiones limítrofes. Ellos mismos aportaban las plantas exóticas que crecían en sus campos y que posteriormente, cultivaban en los jardines de sus templos y palacios, ya que era otra forma de ostentación del poder.
  Las plantas raras estaban de moda, tanto es así que se organizaban expediciones dedicadas, exclusivamente, a la búsqueda de las especies más exóticas y lejanas. Durante el reinado de la reina Hatshepsut de la XVIII dinastía, y de Ramsés III (1198-1166 a.C.) se utilizaron tarros para transportar hasta Egipto las nuevas especies de árboles y flores descubiertas tras las conquistas de Libia, Siria y Cyrenia, Está documentado que la reina Hatshepsut hizo traer treinta y un árboles de incienso para adornar sus jardines y terrazas, y Tutmosis III hizo pintar, en los muros del templo de las Fiestas de Karnak, las numerosas plantas que había hecho traer de Asia, esto da una idea de la importancia que tenían los jardines para la corte.
  Los jardines ornamentales, a principios del Imperio Nuevo, los jardines particulares u ornamentales se convirtieron en una característica común también en las residencias lujosas. Los paisajistas de entonces se inspiraban en los oasis y en el río con sus lotos y sus islas flotantes de papiros, por lo tanto, los primeros jardines particulares son, sin duda alguna, las imitaciones de los oasis. Según las pinturas de las tumbas de la Dinastía XVIII en Tebas (1552-1296 a.C.), los diseños de los jardines de aquella época seguían un mismo patrón, es decir, se construía una terraza con un estanque central, normalmente cuadrado o rectangular, lleno de peces de colores, con plantas acuáticas y flores de loto en el agua y rodeando las orillas, su lecho terminaba en pendiente y una escalera lateral permitía que los jardineros pudieran recoger agua para el riego, alrededor del estanque se disponían filas sucesivas de árboles.
 Los estanques y las albercas eran una característica común de los jardines residenciales de la clase dirigente y adinerada del Antiguo Egipto, como se muestra en multitud de pinturas de tumbas, en ocasiones el estanque tenía forma de T, con un ramal conectado al río o a un canal, como en el jardín del Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, el agua normalmente era elevada desde el río manualmente o bien utilizando un cigoñal o shadouf, en su interior se criaban peces destinados al consumo o a la decoración del mismo, también eran el hogar de diversas especies de aves acuáticas durante sus migraciones, recordemos que eran una imitación de los oasis.
 Poco a poco, estas plantaciones evolucionaron y se alinearon para que se facilitase el riego de las aguas proporcionadas por los canales, las plantas se cortaban y se plantaban cada vez más hábilmente, con el fin de que dieran sombra y fuera más productiva y fácil la recogida de sus frutos, gracias a las pinturas murales, se sabe qué tipo de plantas se cultivaban en
estos jardines, principalmente eran sicomoros, duraznos, palmeras datileras, higueras, granados y tarayes, alternados con parterres de lotos y papiros, éstos se decoraban con numerosas estatuas y columnas, casi siempre, el estanque estaba rodeado por un muro perimetral o por una sucesión de columnas formando pérgolas por donde trepaba la vid, estas
columnas eran decoradas con vistosas pinturas de figuras humanas o de fauna y flora, tales como amapolas y rosas, el loto blanco y el loto azul se cultivaban con fines decorativos y para su uso en las ceremonias religiosas, se sabe que el papiro se plantaba en Deir el-Bahari, más tarde, durante la ocupación persa, se introdujo el loto rosa en Egipto.
  Sombra, color y aroma, La sombra era un importante atractivo del jardín, proporcionada por los árboles y por las parras de uva suspendidas entre columnas, Shaw y Nicholson describen en relación a estos vergeles que, "la sensación general sería la de una sombra fresca, con la fragancia intensa de las flores y los árboles. Los jardines son por ello un escenario habitual en las fábulas románticas egipcias."
  Los jardines en los templos, Los templos tenían habitualmente jardines muy extensos, el templo de Amón en Karnak tuvo veintiséis huertos, junto con un primitivo jardín botánico, el cual albergaba, según una inscripción, "todo tipo de hermosas flores y plantas exóticas encontradas en las divinas tierras que Su Majestad ha conquistado." Los salmos escritos en las paredes de algunas
tumbas muestran que las ceremonias religiosas se centraban en los ciclos de la naturaleza y en los cambios de las estaciones, estos jardines ubicados en los templos, usualmente tenían filas de higueras y de sicomoros (el árbol consagrado a la diosa Hathor), tarayes, sauces o palmeras, las hileras de árboles a menudo se extendían varios kilómetros conectando diversos templos entre sí, asimismo, los propios santuarios también poseían en su recinto explanadas cultivadas con árboles, con la particularidad, de que cuando se plantaban lejos del río, debían cavarse pozos de hasta diez metros de profundidad para alcanzar el agua de riego.
 Durante el reinado de Amenofis III, algunos templos se consagraron a la diosa Hathor, una diosa con forma de árbol, cuyo tronco era el cuerpo y las ramas, los brazos. Se creía que esta diosa llevaba agua a los muertos, saciando su sed, a menudo los jardines de los templos eran el hogar de los animales sagrados de los dioses, como el ibis y el babuino, las flores formaban parte de las ceremonias religiosas durante el culto al dios Amón, también es importante reseñar, que en estos huertos también se cultivaban hierbas medicinales y especias como el comino, la mejorana, el anís y el cilantro.
  Los jardines funerarios, Los jardines funerarios eran maquetas en miniatura de los jardines domésticos que se depositaban en las tumbas. Normalmente consistían en una pequeña casa cuadrada o pabellón con columnas de madera, rodeados por un muro. En su interior había un estanque bordeado por una fila
de árboles, su aspecto se asemejaba a los quioscos de los propios jardines, donde el dueño jugaba a las damas o se relajaba, como se sabe, los muertos se solían enterrar rodeados de los objetos que habían poseído en vida, ya que consideraban que de esta manera continuaban disfrutando de ellos, en este caso, también de sus jardines en el más allá, en una tumba se encontró una inscripción que decía: "Te paseas relajadamente por la agradable orilla de tu estanque, tu corazón se regocija con tus árboles y se refresca bajo tus sicomoros; está satisfecho con el agua de los pozos que construiste para que durasen eternamente."
  Las especies, sorprendentemente disponían de una cierta variedad, que además han llegado hasta hoy en día, eran jardines-huertos muy cuidados y orientados al descanso, podemos encontrar árboles ornamentales y frutales, vegetales, flores y plantas aromáticas. La jardinería era un oficio muy arduo en el Antiguo Egipto, los jardines necesitaban un riego continuo con agua transportada y elevada manualmente, también precisaban del desbroce de las malas hierbas y de una atención constante, incluyendo la reproducción artificial de la palmera datilera, lo cual requería una gran habilidad, asimismo, se hacían grandes esfuerzos para evitar que los pájaros se comieran los cultivos, en este sentido, se idearon ingeniosas trampas para atrapar a las aves invasoras, África no solo debe su reconocimiento por haber sido el origen de la humanidad, sino que también es uno de los lugares en los que comenzó la jardinería, en Egipto esta disciplina cuenta con más de 5.000 años de antigüedad.
 Los árboles de los jardines egipcios se destinaban a producir frutos y a proporcionar sombra, en los jardines de Ineni, el arquitecto del faraón Tutmosis I (1504-1492 a.C.), se encontraron hasta diecinueve especies diferentes de árboles, como el taray de flores rosáceas, la acacia y el sauce, que eran los más comunes, también estaban el sicomoro (Ficus
sycomorus) y el taray o tamarisco (Tamarix), éstos se plantaban en ocasiones frente a los templos, como en el Templo de Nebhepetra, de la Dinastía XI, se sabe que los Antiguos Egipcios cultivaron el sicomoro desde tiempos predinásticos, y en gran cantidad a partir del inicio del III milenio a. C. Se creía que era el antiguo Árbol de la Vida Egipcio, plantado en el umbral entre la vida y la muerte, Zohary y Hopf describen que "la fruta y la madera, y en ocasiones incluso las ramas, están abundantemente representadas en las tumbas de los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo Egipcios." Los sarcófagos de algunas momias están hechas con la madera de este árbol, los árboles frutales más comunes eran la palmera datilera, la higuera y la palmera dum (Crucifera thebaica), la persea se consideraba sagrada, y se encontraba tanto en los jardines de los templos como en los residenciales, el granado fué introducido durante el Imperio Nuevo, y era muy apreciado por su aroma y color, otros frutos que se plantaban en los jardines eran la azufaifa, la aceituna y el melocotón.
 Los vegetales se cultivaban para el consumo o para las ceremonias, la lechuga romana se consideraba sagrada y se relacionaba con Min, el dios de la fertilidad, puesto que se pensaba que era un potente afrodisíaco, la uva se empleaba para hacer pasas y vino, en las pinturas de algunas tumbas se muestra que a veces se plantaban parras con pérgolas para proporcionar sombra al jardín.
  Las flores se cultivaban para hacer ramos decorativos y para su uso en ceremonias religiosas, las más comunes eran la mandrágora, la margarita, el crisantemo, la anémona, la amapola, el jazmín y la rosa, en los estanques Egipcios y sus lechos eran decorados a menudo con lotos blancos y azules, y con papiros, mientras que las plantas aromáticas y medicinales se utilizaban como ofrenda y como componentes de las pociones médicas u oferentes.




Fuentes: Michel Baridon, Les Jardins, J.C. Hugonot, Le Jardin dans l'Egypte ancienne y otros.

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