Los
jardines en el antiguo Egipto.
Estos jardines,
originalmente comenzaron como sencillos huertos de árboles frutales
y de hortalizas, regados con el agua del río Nilo. Poco a poco, a
medida que su civilización prosperaba, evolucionaron hacia jardines
ornamentales, con flores, estanques, senderos y árboles frutales y
de sombra.
El diseño de un jardin Egipcio era muy característico,
se disponía en torno a un estanque cubierto de lotos y de papiros,
plantas heráldicas del Alto Egipto y del Bajo Egipto. Los templos,
palacios y residencias privadas tenían sus propios jardines, en
ocasiones, se depositaban en las tumbas maquetas de los mismos para
que sus moradores pudieran disfrutarlos en el más allá, fueron los
precursores de conceptos e ideas muy modernas, ya que hace 5000 años,
ya utilizaron técnicas como el jardin-huerto, el jardin botánico,
la polinización manual o el cuidado de las hierbas aromáticas y
medicinales.
La antigua denominación de Egipto, era “Kemet” o tierra
negra, esto tiene su origen en los fértiles limos negros depositados
anualmente por las inundaciones del río Nilo. Esta tierra fértil,
cuna de una gran civilización, recibía el agua mediante una
ingeniosa y extensa red de diques, canales y acequias constantemente
cuidados y renovados, el cultivo estaba y está hoy en día, dedicado
principalmente al cereal, debido a ello, los árboles y las flores
eran escasos, motivo por el cual el jardín era contemplado como un
vergel donde la flora y los vegetales se cuidaban con la mayor de las
atenciones.
Ciertamente, en el antiguo Egipto, su subsistencia como en otros
aspectos de su vida, dependía del Nilo y de su red de canales de los
cuales se extraía el agua, inicialmente, ésta se sacaba del río
mediante cubos de cuero y era llevada en hombros hasta los huertos o
los jardines. Más tarde, aproximadamente a partir del siglo IV a.C.,
el agua se elevaba desde pozos mediante montacargas con contrapesos
llamados “shadouf” en árabe.
Como he mencionado antes, estos primeros huertos consistían en
parterres de siembra divididos en rectángulos mediante muros de
tierra, de manera que el agua permanecía estancada y ésta empapaba
el suelo. Estos jardines pertenecían tanto a templos como a
residencias, siempre estaban situados cerca del río o de los canales
y su uso principal era el cultivo de hortalizas, mas tarde fueron
evolucionando y perfeccionándose, y a principios del Imperio Nuevo
comenzaron a formar parte de residencias más lujosas, y según los
vestigios arqueológicos, éstos solían estar rodeados con un muro
perimetral.
Principalmente, en los jardines de los templos se cultivaban
determinadas plantas usadas en sus ceremonias, en estos jardines, su
tipología era característicamente simétrica y rígida, dan una
idea de la civilización Egipcia. Eran tan singulares que no admitían
influencias exteriores, ni siquiera de la cercana Mesopotamia y sus
“paradeisos”, por ello esta tipología de jardín se
considera en las antípodas de los jardines asiáticos.
Los jardines en los palacios, Los primeros jardines en los
palacios aparecieron en Egipto con anterioridad al Imperio Medio,
eran de grandes dimensiones y su tipología estaba configurada
siguiendo sus característicos patrones geométricos. Sus estanques
eran enormes y numerosos. En el II milenio a.C., el lago del jardín
del faraón Seneferu era tan grande que en él cabían barcos
desplazados por veinte remeros.
Fueron los faraones, muy probablemente, los primeros en ordenar la
construcción de los jardines, bajo sus mandatos se diseñaron
enormes paseos adornados con plantas, hierbas y árboles frutales
traídos de todas las regiones limítrofes. Ellos mismos aportaban
las plantas exóticas que crecían en sus campos y que
posteriormente, cultivaban en los jardines de sus templos y palacios,
ya que era otra forma de ostentación del poder.
Las plantas raras estaban de moda, tanto es así que se organizaban
expediciones dedicadas, exclusivamente, a la búsqueda de las
especies más exóticas y lejanas. Durante el reinado de la reina
Hatshepsut de la XVIII dinastía, y de Ramsés III (1198-1166 a.C.)
se utilizaron tarros para transportar hasta Egipto las nuevas
especies de árboles y flores descubiertas tras las conquistas de
Libia, Siria y Cyrenia, Está documentado que la reina Hatshepsut
hizo traer treinta y un árboles de incienso para adornar sus
jardines y terrazas, y Tutmosis III hizo pintar, en los muros del
templo de las Fiestas de Karnak, las numerosas plantas que había
hecho traer de Asia, esto da una idea de la importancia que tenían
los jardines para la corte.
Los jardines ornamentales, a principios del
Imperio Nuevo, los jardines particulares u ornamentales se
convirtieron en una característica común también en las
residencias lujosas. Los paisajistas de entonces se inspiraban en los
oasis y en el río con sus lotos y sus islas flotantes de papiros,
por lo tanto, los primeros jardines particulares son, sin duda
alguna, las imitaciones de los oasis. Según las pinturas de las
tumbas de la Dinastía XVIII en Tebas (1552-1296 a.C.), los diseños
de los jardines de aquella época seguían un mismo patrón, es
decir, se construía una terraza con un estanque central, normalmente
cuadrado o rectangular, lleno de peces de colores, con plantas
acuáticas y flores de loto en el agua y rodeando las orillas, su
lecho terminaba en pendiente y una escalera lateral permitía que los
jardineros pudieran recoger agua para el riego, alrededor del
estanque se disponían filas sucesivas de árboles.
Los estanques y las albercas eran una característica común de los
jardines residenciales de la clase dirigente y adinerada del Antiguo
Egipto, como se muestra en multitud de pinturas de tumbas, en
ocasiones el estanque tenía forma de T, con un ramal conectado al
río o a un canal, como en el jardín del Templo de Hatshepsut en
Deir el-Bahari, el agua normalmente era elevada desde el río
manualmente o bien utilizando un cigoñal o shadouf, en
su interior se criaban peces destinados al consumo o a la decoración
del mismo, también eran el hogar de diversas especies de aves
acuáticas durante sus migraciones, recordemos que eran una imitación
de los oasis.
Poco a poco, estas plantaciones evolucionaron y se alinearon para
que se facilitase el riego de las aguas proporcionadas por los
canales, las plantas se cortaban y se plantaban cada vez más
hábilmente, con el fin de que dieran sombra y fuera más productiva
y fácil la recogida de sus frutos, gracias a las pinturas murales,
se sabe qué tipo de plantas se cultivaban en
estos jardines,
principalmente eran sicomoros, duraznos, palmeras datileras,
higueras, granados y tarayes, alternados con parterres de lotos y
papiros, éstos se decoraban con numerosas estatuas y columnas, casi
siempre, el estanque estaba rodeado por un muro perimetral o por una
sucesión de columnas formando pérgolas por donde trepaba la vid,
estas
columnas eran decoradas con vistosas pinturas de figuras
humanas o de fauna y flora, tales como amapolas y rosas, el loto
blanco y el loto azul se cultivaban con fines decorativos y para su
uso en las ceremonias religiosas, se sabe que el papiro se plantaba
en Deir el-Bahari, más tarde, durante la ocupación persa, se
introdujo el loto rosa en Egipto.
Sombra, color y aroma, La sombra era un importante atractivo
del jardín, proporcionada por los árboles y por las parras de uva
suspendidas entre columnas, Shaw y Nicholson describen en relación a
estos vergeles que, "la
sensación general sería la de una sombra fresca, con la fragancia
intensa de las flores y los árboles. Los jardines son por ello un
escenario habitual en las fábulas románticas egipcias."
Los jardines en los templos, Los templos tenían
habitualmente jardines muy extensos, el templo de Amón en Karnak
tuvo veintiséis huertos, junto con un primitivo jardín botánico,
el cual albergaba, según una inscripción, "todo tipo de
hermosas flores y plantas exóticas encontradas en las divinas
tierras que Su Majestad ha conquistado." Los salmos escritos
en las paredes de algunas
tumbas muestran que las ceremonias
religiosas se centraban en los ciclos de la naturaleza y en los
cambios de las estaciones, estos jardines ubicados en los templos,
usualmente tenían filas de higueras y de sicomoros (el árbol
consagrado a la diosa Hathor), tarayes, sauces o palmeras, las
hileras de árboles a menudo se extendían varios kilómetros
conectando diversos templos entre sí, asimismo, los propios
santuarios también poseían en su recinto explanadas cultivadas con
árboles, con la particularidad, de que cuando se plantaban lejos del
río, debían cavarse pozos de hasta diez metros de profundidad para
alcanzar el agua de riego.
Durante el reinado de Amenofis III, algunos templos se consagraron a
la diosa Hathor, una diosa con forma de árbol, cuyo tronco era el
cuerpo y las ramas, los brazos. Se creía que esta diosa llevaba agua
a los muertos, saciando su sed, a menudo los jardines de los templos
eran el hogar de los animales sagrados de los dioses, como el ibis y
el babuino, las flores formaban parte de las ceremonias religiosas
durante el culto al dios Amón, también es importante reseñar, que
en estos huertos también se cultivaban hierbas medicinales y
especias como el comino, la mejorana, el anís y el cilantro.
Los jardines funerarios, Los jardines funerarios
eran maquetas en miniatura de los jardines domésticos que se
depositaban en las tumbas. Normalmente consistían en una pequeña
casa cuadrada o pabellón con columnas de madera, rodeados por un
muro. En su interior había un estanque bordeado por una fila
de
árboles, su aspecto se asemejaba a los quioscos de los propios
jardines, donde el dueño jugaba a las damas o se relajaba, como se
sabe, los muertos se solían enterrar rodeados de los objetos que
habían poseído en vida, ya que consideraban que de esta manera
continuaban disfrutando de ellos, en este caso, también de sus
jardines en el más allá, en una tumba se encontró una inscripción
que decía: "Te paseas relajadamente por la agradable orilla
de tu estanque, tu corazón se regocija con tus árboles y se
refresca bajo tus sicomoros; está satisfecho con el agua de los
pozos que construiste para que durasen eternamente."
Las
especies, sorprendentemente
disponían de una cierta variedad, que además han llegado hasta hoy
en día, eran jardines-huertos muy cuidados y
orientados
al descanso, podemos encontrar árboles ornamentales y frutales,
vegetales, flores y plantas aromáticas. La jardinería era un oficio
muy arduo en el Antiguo Egipto, los jardines necesitaban un riego
continuo con agua transportada y elevada manualmente, también
precisaban del desbroce de las malas hierbas y de una atención
constante, incluyendo la reproducción artificial de la palmera
datilera, lo cual requería una gran habilidad, asimismo, se hacían
grandes esfuerzos para evitar que los pájaros se comieran los
cultivos, en
este sentido, se idearon ingeniosas trampas para atrapar a las aves
invasoras, África no solo debe su reconocimiento por haber sido el
origen de la humanidad, sino que también es uno de los lugares en
los que comenzó la jardinería, en Egipto esta disciplina cuenta con
más de 5.000 años de antigüedad.
Los árboles de los jardines egipcios se destinaban a producir frutos
y a proporcionar sombra, en los jardines de Ineni, el arquitecto del
faraón Tutmosis I (1504-1492 a.C.), se encontraron hasta diecinueve
especies diferentes de árboles, como el taray de flores rosáceas,
la acacia y el sauce, que eran los más comunes, también estaban el
sicomoro (Ficus
sycomorus) y el taray o tamarisco (Tamarix),
éstos se plantaban en ocasiones frente a los templos,
como en el Templo de Nebhepetra, de la Dinastía XI, se sabe que los
Antiguos Egipcios cultivaron el sicomoro desde tiempos predinásticos,
y en gran cantidad a partir del inicio del III milenio a. C. Se creía
que era el antiguo Árbol de la Vida Egipcio, plantado en el umbral
entre la vida y la muerte, Zohary y Hopf describen que "la
fruta y la madera, y en ocasiones incluso las ramas, están
abundantemente representadas en las tumbas de los Imperios Antiguo,
Medio y Nuevo Egipcios." Los sarcófagos de
algunas momias están hechas con la madera de este árbol, los
árboles frutales más comunes eran la palmera datilera, la higuera y
la palmera dum (Crucifera thebaica), la persea se consideraba
sagrada, y se encontraba tanto en los jardines de los templos como en
los residenciales, el granado fué introducido durante el Imperio
Nuevo, y era muy apreciado por su aroma y color, otros frutos que se
plantaban en los jardines eran la azufaifa, la aceituna y el
melocotón.
Los vegetales se cultivaban para el consumo o para las ceremonias, la
lechuga romana se consideraba sagrada y se relacionaba con Min, el
dios de la fertilidad, puesto que se pensaba que era un potente
afrodisíaco, la uva se empleaba para hacer pasas y vino, en las
pinturas de algunas tumbas se muestra que a veces se plantaban parras
con pérgolas para proporcionar sombra al jardín.
Las flores se cultivaban para hacer ramos decorativos y para su uso
en ceremonias religiosas, las más comunes eran la mandrágora, la
margarita, el crisantemo, la anémona, la amapola, el jazmín y la
rosa, en los estanques Egipcios y sus lechos eran decorados a menudo
con lotos blancos y azules, y con papiros, mientras que las plantas
aromáticas y medicinales se utilizaban como ofrenda y como
componentes de las pociones médicas u oferentes.
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