La
protección de los cultivos.
En la actualidad, las técnicas de cultivo natural, como en casi
todo, tienen sus detractores y sus partidarios, pero curiosamente
ambos coinciden en una cosa, que es la de no exterminar a los
parásitos de una forma irracional y desmedida, sino que es
preferible actuar sólo cuando los daños son verdaderamente
importantes, esto tiene su fundamento en la necesidad de no romper el
equilibrio natural de las plantas, que a su vez, dependen de otros
factores como pueden ser el clima, las técnicas de cultivo o la
estructura del suelo entre otros.
Desde que el hombre se convirtió en jardinero o en agricultor, éste
se vio en la necesidad de combatir las plagas que atacaban a sus
jardines y cultivos, disminuyendo su cosecha y, por tanto, su fuente
de ingresos y alimentación, primero manualmente se empezaron a
eliminar los insectos de las plantas, realizando así el primer
control de plagas de la historia, los métodos de control de plagas y
enfermedades han ido evolucionado a lo largo del tiempo, pasando por
el empleo de minerales, el descubrimiento de los productos de
síntesis, la lucha sistemática, o las estaciones de avisos entre
otras.
Para entender de una forma global los métodos de control de plagas
que están disponibles en la actualidad, y atendiendo a la forma de
actuar, los dividiremos en dos tipos, los métodos directos y los
indirectos.
Los métodos directos son aquellos que ejercen una actuación
directa sobre el organismo causante de la plaga o enfermedad, aquí
disponemos de los métodos físicos, los mecánicos, los químicos, y
los nuevos conceptos de lucha biológica y lucha integrada.
Los métodos indirectos son aquellos que no actúan
directamente sobre la plaga o enfermedad, sino que centran su
atención en impedir el ataque o en preparar a la planta para
resistirlo, dentro de este grupo encontraríamos las acciones
institucionales, los métodos genéticos y las prácticas agronómicas
o culturales.
Algunas de estas técnicas, como la asepsia del suelo mediante la
solarización, ya fué tratada en julio del pasado año
en esta sección, otras entradas, que desarrollan las labores
culturales preventivas o las técnicas referentes a la la rotación
de cultivos, se publicarán en breve.
La lucha biológica, en el medio natural, determinadas
especies se alimentan o parasitan a otras para sobrevivir, es decir,
aprovechado este mecanismo natural de la naturaleza, podemos apostar
por la lucha biológica, de forma que empleando a estos organismos
vivos o sus productos, se pueda controlar, reducir o incluso impedir
las pérdidas o los daños ocasionados por otros organismos nocivos
para las plantas.
En muchos casos, los organismos de la propia zona de cultivo son
capaces de controlar por sí mismos a la plaga, por lo que
simplemente respetándolos conseguiríamos reducir los daños, por lo
tanto, el empleo de la fauna auxiliar autóctona sería la lucha
biológica más sencilla; No obstante, en otras ocasiones la fauna
autóctona se ve sobrepasada por la plaga (debido a desequilibrios
producidos por tratamientos anteriores) o aparece una nueva plaga que
no tiene enemigos naturales en nuestra zona, en estos casos y como
último recurso, podemos recurrir a realizar sueltas o utilizar
productos biológicos formulados.
La lucha integrada, dentro del sistema de producción
integrada, encontramos el concepto de lucha integrada, control
integrado o protección integrada, la lucha integrada es un sistema
de gestión que, teniendo en cuenta el medio ambiente y sus
condicionantes, así como las especies dañinas y las útiles,
utiliza todas las técnicas disponibles (biológicas, prácticas
culturales, control químico), de un modo racional, pero al coste más
efectivo y respetuoso con el medio ambiente, por lo que suele ser
socialmente más aceptable, este sistema permite ofrecer al
consumidor un producto de buena calidad comercial (calibre, color), y
de buena calidad sanitaria, dando una gran importancia al medio
ambiente.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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