Parque
del Túria, la solución sur.
Después
de las catástrofes de 1949 y 1957, y tras vivir uno de los episodios
más trágicos de su historia el 14 de octubre de 1957, cuando se
produjo la gran riada de Valencia, en la que se inundó la ciudad y
causó la muerte de alrededor de un centenar de personas, el gobierno
de España y el Ayuntamiento de Valencia decidieron que el Turia no
podía seguir pasando por el centro de Valencia por el peligro que
suponían futuras y previsibles nuevas inundaciones, por lo que en
1958 se abordó definitivamente el desvío del río Turia fuera de la
Ciudad, desviación que ya se venía contemplando como la mejor de
las posibles soluciones para hacer desaparecer de una vez y para
siempre de Valencia aquella terrible y endémica lacra de sus riadas.
El
desastre regional había sido de tal magnitud, que el Gobierno no
tuvo más remedio que adoptar decisiones importantes, y unos meses
después se aprobó la denominada “Solución Sur”, que
consistía en desviar el río, construyendo un nuevo cauce de 12
Kilómetros de longitud y 175 metros de ancho, capaz de desaguar
5.000 metros cúbicos por segundo en una nueva desembocadura del
Turia, que iba a situarse tres Kilómetros al sur de la existente. La
riada de 1957 había llegado a alcanzar, según los cálculos, un
caudal máximo de 3.800 metros cúbicos por segundo, por lo que
teóricamente, con el desvío del nuevo cauce, las inundaciones en la
ciudad ya no iban a ser posibles.
Las
obras comenzaron en 1964 y finalizaron en 1973, aunque no se completó
totalmente el programa inicial, ya que al principio, la Solución Sur
era un proyecto hidráulico, que se fue reconvirtiendo en un
ambicioso plan urbanístico, que pasó a denominarse “Plan Sur”
de Valencia, fue aprobado por ley en 1961 y comprendía, además de
las actuaciones hidráulicas, otras actuaciones en infraestructuras,
como en carreteras, en ferrocarriles y de urbanismo, de esta manera
el antiguo cauce urbano del río, quedó liberado de las aguas del
Turia, y esto fue determinante y tuvo una gran repercusión en el
futuro y en la modernización de la actual Valencia.
El
llamado “Plan Sur” (en contraposición a otras
alternativas que se estudiaron) y que pasaban por convertir el cauce
que atraviesa la ciudad en unas autopistas urbanas, este despropósito
fué muy contestado y el viejo cauce fue más tarde reclamado por los
ciudadanos como espacio verde para la ciudad, fueron tiempos en los
que se manifestaba la gente al grito de “el Túria es nostre i
el volem verd”, finalmente las autoridades cedieron y con el
paso de los años y con la intervención de los mejores equipos de
urbanistas y diseñadores del momento, el antiguo cauce se convirtió
en un jardín público, mientras que las vías rápidas de
circulación se construyeron a los lados del jardín, salpicadas de
túneles para minimizar su impacto, una solución muy Parisina, fué
una decisión totalmente contraria de lo que el sentido urbanístico
racional aconsejaba, que era que los jardines y paseos hubieran
estado junto a las viviendas y el tráfico circulase por el centro
semienterrado en el viejo cauce, pero el tiempo ha demostrado que fué
un gran acierto.
De
esta manera, Ricardo Bofill (padre) diseñó el tramo del jardín en
la zona noble de la ciudad, con naranjos y palmeras, la zona próxima
al Palau de la Música, El equipo "Vetges Tú - Mediterránea"
diseñó el tramo desde la Casa del Agua hasta Nuevo Centro,
incluyendo las instalaciones deportivas y algunas fuentes, La
Consellería de Agricultura diseñó el tramo del "Bosque
Urbano" comprendido entre Nuevo Centro y la zona deportiva de
Serranos, colocando miles de pinos, Posteriormente, se realizó el
jardín de Gulliver, ya entrados en el 2000, después de la
inauguración de la estación de metro de Alameda y el nuevo puente
de la Exposición (popularmente “de La Peineta” o “de
Calatrava”, por su peculiar forma y su autor, respectivamente) se
acondicionó el tramo próximo a esta estación colocando un arenero
con juegos, una zona arbolada útil para ferias y exposiciones y una
explanada para el disparo de fuegos artificiales y la instalación de
ferias, circos y eventos al aire libre, a continuación, se construyó
el puente de las Flores, en 2007 se reacondicionó el tramo del
jardín entre el Parque de Cabecera y la Casa del Agua de tal manera
que este parque es el inicio del propio Jardín.
Son
167
hectáreas de un extraordinario espacio urbano abierto
que se desarrolla a lo largo de toda la ciudad, como un gran eje
verde, entre Mislata y el puerto, con 12
kilómetros de longitud y una anchura media de 160 metros, el
Parque
del Turia es uno de los parques naturales urbanos más grandes de
España, un espacio verde de más de nueve kilómetros transitables
que atraviesa la ciudad con zonas lúdicas y deportivas y románticos
rincones donde perderse, desde
el
Parque de Cabecera
hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias, los Jardines del Turia
son un recorrido ideal para runners, ciclistas, familias y amantes de
la naturaleza, está
coronado
por 18 puentes que son huella de siglos de historia, el antiguo cauce
roza a ambas orillas con algunos de los principales museos y
monumentos de la ciudad.
Fué
inaugurado en 1986, desde ese momento diversos urbanistas y
paisajistas diseñaron los diferentes tramos del cauce, reproduciendo
el antiguo paisaje fluvial y creando un recorrido único poblado por
palmeras y naranjos, fuentes y pinos, plantas aromáticas y
estanques, pistas deportivas y rosales, el inmenso jardín está
además limitado por el Parque de Cabecera y el Bioparc al Oeste, y
la vanguardista Ciudad de las Artes y las Ciencias y el
oceanográfico en el lado opuesto, casi en la desembocadura,
podríamos decir que los Jardines del Turia conectan la sabana
Africana, recreada fielmente en el Bioparc, con el mundo submarino y
los ecosistemas que pueden visitarse en l’Oceanogràfic, otro valor
añadido es que a lo largo de su recorrido, conecta con otros parques
y jardines como el
jardín de las Hespérides, el
jardín Botánico, el
jardín del Real o el
jardín de Monforte entre otros, o el Palau de la
música o con el espectacular auditorio de ópera, o el Palau de les
Arts, ambos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
En
el recorrido hay otras paradas interesantes, como el
Parque de Cabecera, donde pueden alquilarse pequeñas barcas
con forma de cisne, en el Gulliver, un inmenso parque de toboganes en
el que los niños, como si de liliputienses se tratara, trepan y se
deslizan por los dedos, el pelo o las piernas de esta gigante figura
de 70 metros, no muy lejos de él, se encuentra el Palau de la
Música, con una completa programación anual, y amplias explanadas
en su exterior para patinar o jugar al fútbol para los pequeños
amateurs, y en los estanques que rodean la Ciudad de las Artes y las
Ciencias, en los meses estivales hay bolas para andar sobre el agua y
canoas, por otra parte, al ser Valencia una ciudad llana, los
Jardines del Turia son un lugar ideal para los amantes del running o
para recorrerlos en bici, seagway o tándem, en el mismo cauce pueden
alquilarse estos pequeños vehículos, también en el trayecto hay
también bares y cafeterías con extensas terrazas para reponer
fuerzas, en definitiva es un reclamo turístico para los visitantes y
un referente a nivel europeo de parque urbano.
Para
terminar, “el plan sur” cumple
50 años en
2019, y
mi reflexión personal es, que desde
el punto de vista medio ambiental, la
realización
del nuevo cauce, es
una mega infraestructura que
ha
erradicado
para siempre el peligro de inundaciones, pero ha
dejado
una gran huella en el territorio.
Es una intervención que
ha partido
pueblos enteros, que ha
acabado
con cientos de hanegadas de huerta fértil
y desplazó en su momento a
cientos de personas, al tiempo que propició
el
desarrollismo incontrolado
en el sur de la ciudad, que se fué
llenando de autovías,
equipamientos ferroviarios,
canalizaciones e
infraestructuras
complementarias.
“el
plan
sur”
también dejó al viejo
Túria sin
agua, aunque
esta parte de la historia ha tenido un final mas feliz.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
Fuentes,
Vicenç Rosselló i Verger y Universitat de València.
Dedicado a mi padre, que me enseñó muchos de estos jardínes y despertó en mí el cariño por la naturaleza.
Dedicado a mi padre, que me enseñó muchos de estos jardínes y despertó en mí el cariño por la naturaleza.
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