miércoles, 27 de noviembre de 2019

Antecedentes de un parque urbano, (III)

Parque del Túria, la solución sur.

  Después de las catástrofes de 1949 y 1957, y tras vivir uno de los episodios más trágicos de su historia el 14 de octubre de 1957, cuando se produjo la gran riada de Valencia, en la que se inundó la ciudad y causó la muerte de alrededor de un centenar de personas, el gobierno de España y el Ayuntamiento de Valencia decidieron que el Turia no podía seguir pasando por el centro de Valencia por el peligro que suponían futuras y previsibles nuevas inundaciones, por lo que en 1958 se abordó definitivamente el desvío del río Turia fuera de la Ciudad, desviación que ya se venía contemplando como la mejor de las posibles soluciones para hacer desaparecer de una vez y para siempre de Valencia aquella terrible y endémica lacra de sus riadas.


  El desastre regional había sido de tal magnitud, que el Gobierno no tuvo más remedio que adoptar decisiones importantes, y unos meses después se aprobó la denominada “Solución Sur”, que consistía en desviar el río, construyendo un nuevo cauce de 12 Kilómetros de longitud y 175 metros de ancho, capaz de desaguar 5.000 metros cúbicos por segundo en una nueva desembocadura del Turia, que iba a situarse tres Kilómetros al sur de la existente. La riada de 1957 había llegado a alcanzar, según los cálculos, un caudal máximo de 3.800 metros cúbicos por segundo, por lo que teóricamente, con el desvío del nuevo cauce, las inundaciones en la ciudad ya no iban a ser posibles.

  Las obras comenzaron en 1964 y finalizaron en 1973, aunque no se completó totalmente el programa inicial, ya que al principio, la Solución Sur era un proyecto hidráulico, que se fue reconvirtiendo en un ambicioso plan urbanístico, que pasó a denominarse “Plan Sur” de Valencia, fue aprobado por ley en 1961 y comprendía, además de las actuaciones hidráulicas, otras actuaciones en infraestructuras, como en carreteras, en ferrocarriles y de urbanismo, de esta manera el antiguo cauce urbano del río, quedó liberado de las aguas del Turia, y esto fue determinante y tuvo una gran repercusión en el futuro y en la modernización de la actual Valencia.

  El llamado “Plan Sur” (en contraposición a otras alternativas que se estudiaron) y que pasaban por convertir el cauce que atraviesa la ciudad en unas autopistas urbanas, este despropósito fué muy contestado y el viejo cauce fue más tarde reclamado por los ciudadanos como espacio verde para la ciudad, fueron tiempos en los que se manifestaba la gente al grito de “el Túria es nostre i el volem verd”, finalmente las autoridades cedieron y con el paso de los años y con la intervención de los mejores equipos de urbanistas y diseñadores del momento, el antiguo cauce se convirtió en un jardín público, mientras que las vías rápidas de circulación se construyeron a los lados del jardín, salpicadas de túneles para minimizar su impacto, una solución muy Parisina, fué una decisión totalmente contraria de lo que el sentido urbanístico racional aconsejaba, que era que los jardines y paseos hubieran estado junto a las viviendas y el tráfico circulase por el centro semienterrado en el viejo cauce, pero el tiempo ha demostrado que fué un gran acierto.

 

  De esta manera, Ricardo Bofill (padre) diseñó el tramo del jardín en la zona noble de la ciudad, con naranjos y palmeras, la zona próxima al Palau de la Música, El equipo "Vetges Tú - Mediterránea" diseñó el tramo desde la Casa del Agua hasta Nuevo Centro, incluyendo las instalaciones deportivas y algunas fuentes, La Consellería de Agricultura diseñó el tramo del "Bosque Urbano" comprendido entre Nuevo Centro y la zona deportiva de Serranos, colocando miles de pinos, Posteriormente, se realizó el jardín de Gulliver, ya entrados en el 2000, después de la inauguración de la estación de metro de Alameda y el nuevo puente de la Exposición (popularmente “de La Peineta” o “de Calatrava”, por su peculiar forma y su autor, respectivamente) se acondicionó el tramo próximo a esta estación colocando un arenero con juegos, una zona arbolada útil para ferias y exposiciones y una explanada para el disparo de fuegos artificiales y la instalación de ferias, circos y eventos al aire libre, a continuación, se construyó el puente de las Flores, en 2007 se reacondicionó el tramo del jardín entre el Parque de Cabecera y la Casa del Agua de tal manera que este parque es el inicio del propio Jardín.


  Son 167 hectáreas de un extraordinario espacio urbano abierto que se desarrolla a lo largo de toda la ciudad, como un gran eje verde, entre Mislata y el puerto, con 12 kilómetros de longitud y una anchura media de 160 metros, el Parque del Turia es uno de los parques naturales urbanos más grandes de España, un espacio verde de más de nueve kilómetros transitables que atraviesa la ciudad con zonas lúdicas y deportivas y románticos rincones donde perderse, desde el Parque de Cabecera hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias, los Jardines del Turia son un recorrido ideal para runners, ciclistas, familias y amantes de la naturaleza, está coronado por 18 puentes que son huella de siglos de historia, el antiguo cauce roza a ambas orillas con algunos de los principales museos y monumentos de la ciudad.


  Fué inaugurado en 1986, desde ese momento diversos urbanistas y paisajistas diseñaron los diferentes tramos del cauce, reproduciendo el antiguo paisaje fluvial y creando un recorrido único poblado por palmeras y naranjos, fuentes y pinos, plantas aromáticas y estanques, pistas deportivas y rosales, el inmenso jardín está además limitado por el Parque de Cabecera y el Bioparc al Oeste, y la vanguardista Ciudad de las Artes y las Ciencias y el oceanográfico en el lado opuesto, casi en la desembocadura, podríamos decir que los Jardines del Turia conectan la sabana Africana, recreada fielmente en el Bioparc, con el mundo submarino y los ecosistemas que pueden visitarse en l’Oceanogràfic, otro valor añadido es que a lo largo de su recorrido, conecta con otros parques y jardines como el jardín de las Hespérides, el jardín Botánico, el jardín del Real o el jardín de Monforte entre otros, o el Palau de la música o con el espectacular auditorio de ópera, o el Palau de les Arts, ambos en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.


  En el recorrido hay otras paradas interesantes, como el Parque de Cabecera, donde pueden alquilarse pequeñas barcas con forma de cisne, en el Gulliver, un inmenso parque de toboganes en el que los niños, como si de liliputienses se tratara, trepan y se deslizan por los dedos, el pelo o las piernas de esta gigante figura de 70 metros, no muy lejos de él, se encuentra el Palau de la Música, con una completa programación anual, y amplias explanadas en su exterior para patinar o jugar al fútbol para los pequeños amateurs, y en los estanques que rodean la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en los meses estivales hay bolas para andar sobre el agua y canoas, por otra parte, al ser Valencia una ciudad llana, los Jardines del Turia son un lugar ideal para los amantes del running o para recorrerlos en bici, seagway o tándem, en el mismo cauce pueden alquilarse estos pequeños vehículos, también en el trayecto hay también bares y cafeterías con extensas terrazas para reponer fuerzas, en definitiva es un reclamo turístico para los visitantes y un referente a nivel europeo de parque urbano. 
 

  Para terminar, “el plan sur” cumple 50 años en 2019, y mi reflexión personal es, que desde el punto de vista medio ambiental, la realización del nuevo cauce, es una mega infraestructura que ha erradicado para siempre el peligro de inundaciones, pero ha dejado una gran huella en el territorio. Es una intervención que ha partido pueblos enteros, que ha acabado con cientos de hanegadas de huerta fértil y desplazó en su momento a cientos de personas, al tiempo que propició el desarrollismo incontrolado en el sur de la ciudad, que se fué llenando de autovías, equipamientos ferroviarios, canalizaciones e infraestructuras complementarias. “el plan sur” también dejó al viejo Túria sin agua, aunque esta parte de la historia ha tenido un final mas feliz.



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuentes, Vicenç Rosselló i Verger y Universitat de València.
Dedicado a mi padre, que me enseñó muchos de estos jardínes y despertó en mí el cariño por la naturaleza.

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