Jardín
Botánico de Valencia.
El
huerto de simples.
Los
primeros huertos de simples surgieron en la Italia renacentista,
concebidos como complemento práctico de los estudios de medicina.
Los orígenes en Valencia se remontan al 1567, cuando los magistrados
de la ciudad nombraron a Joan Plaza catedrático de Hierbas y le
encargaron que creara un huerto para explicar las plantas medicinales
a sus alumnos. No se sabe cuánto duró este huerto pero, de nuevo,
en 1631 profesores de medicina, cirujanos y boticarios pidieron otro
para cultivar plantas medicinales y mostrarlas a sus alumnos. Dos
años más tarde se arrendaron dos huertos a las afueras de Valencia,
al lado del convento de San Julián en la calle Sagunto, para
cultivar las hierbas medicinales a cargo del catedrático de Hierbas
Melchor de Villena.
El
año 1684, otro catedrático de Hierbas, Gaudenci Senach, recibió el
encargo real de formar otro campo. Esta vez se adquirió una casa en
la parroquia de San Lorenzo para dar clases, y se arrendó el huerto
de al lado. Aún así, a inicios del siglo. XVII volvía a faltar un
huerto como recurso, a pesar de que en las Constituciones de la
Universidad de 1733 se insistía en su necesidad.
El
proyecto fallido de la Alameda.
Durante
el siglo XVIII se produjo un cambio de orientación en la botánica,
a partir de las expediciones durante el reinado de Carlos III a
tierras desconocidas, el descubrimiento de nuevas plantas y el
interés creciente por el desarrollo de las ciencias naturales y la
agricultura. De esta manera, el concepto de jardín botánico,
también cambió, y se concibió como un espacio donde estudiar y
conservar toda clase de plantas, no solo las medicinales. La
Universidad buscó el lugar que ocuparía el nuevo jardín en
Valencia. El rector Demetrio Lorés hizo la propuesta de instalarlo
en la Alameda en 1757, pero su propuesta no fué aceptada hasta tres
décadas después.
En
1787, con el plan de estudios elaborado por el rector Vicente Blasco
se modernizaron los estudios universitarios y se remarcó la
importancia de disponer de un jardín botánico para los estudios de
botánica. La Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Valencia, dio su apoyo a su creación, y a finales del siglo, la
ciudad de Valencia cedió los terrenos de la Alameda. Finalmente, el
proyecto nunca fué llevado a término, a causa de las desavenencias
surgidas en relación con la gestión del jardín entre la Real
Sociedad Económica de Amigos del País y la universidad, esto sumado
a la mala calidad de los terrenos y a las protestas ciudadanas que
querían continuar utilizando el espacio del paseo de la Alameda
para uso público.
El
emplazamiento definitivo, el huerto de Tramoyeres.
A
inicios de 1802 el rector Vicente Blasco le encargó a Francisco Gil
el diseño del Jardín Botánico en el Huerto de Tramoyeres. Antonio
José Cavanilles asesoró al rector y participó activamente en el
proyecto. Durante dos años se trasladaron plantas de la Alameda y
del jardín del arzobispado de Puzol, se habilitaron instalaciones y
se adquirieron libros y materiales para las clases.
En
1805 fue nombrado director del nuevo jardín botánico Vicente
Alfonso Lorente, que creó la Escuela Botánica ordenada según el
método sexual de Linné. Inauguró el Jardín en 1806 y,
seguidamente, empezaron las clases. Pero el desarrollo del Jardín
Botánico se vio forzado a frenarse con la entrada de las tropas
napoleónicas en la ciudad el año 1811. Lorente fue encarcelado y
condenado a muerte, de la cual se salvó gracias a la intervención
de León Dufour, un médico y naturalista que acompañaba a las
tropas. Cuando se retiraron, José Paulí se hizo cargo de la
dirección, pero hasta que José Pizcueta Donday fue director no se
inició verdaderamente un proceso de recuperación. El Jardín
alcanzó el máximo esplendor de su historia: se incrementó la
colección de plantas, se construyeron instalaciones para su cultivo,
y la Escuela Botánica se modernizó con la aplicación del sistema
de ordenación del método natural d’Endlicher.
Los
siguientes directores del Jardín durante el siglo. XIX fueron Rafael
Cisternas (1867-1876), José Arévalo Baca (1876-1888) y Eduardo
Boscá (1888-1913). Bajo la dirección del segundo se amplió el
Jardín para el desarrollo de la agricultura y se construyó el
invernáculo de la balsa. Con Boscá se realizó la última gran
construcción del Jardín: el umbráculo. A finales de siglo las
clases de botánica se dejaron de dar en el Botánico para hacerlo en
el edificio de La Nau, la antigua sede de la Universidad de Valencia.
El
siglo XX, decadencia y resurgimiento.
El
Jardín padece los acontecimientos históricos de la primera mitad
del siglo. XX: las guerras coloniales, la Guerra Civil, la posguerra
y la riada del 1957. En este periodo de declive fue director
Francisco Beltrán, que se encargó del mantenimiento de las
colecciones y del intercambio de semillas, así como de la confección
de un fichero de plantas cultivadas, aunque todo se perdió con la
inundación provocada por la riada. Los dos años siguientes se
trabajó para recuperar el Jardín retirando el barro y limpiándolo.
En 1962 murió Beltrán y tomó el relevo de la dirección Ignacio
Docavo.
Las
primeras acciones realizadas por Docavo se centraron en la
recuperación de los edificios para volver a habilitar la biblioteca,
el herbario y el semillero. En el exterior sólo quedaban plantados
grandes árboles, y el umbráculo y los invernaderos se encontraban
muy deteriorados. El jardinero y paisajista catalán Juan Pañella
fue el encargado de remodelarlos con el fin de instalar un jardín de
sombra y uno tropical. Más tarde, Pañella también se hizo cargo de
la creación de un jardín de plantas suculentas.
También
bajo la dirección de Docavo se reinició la actividad docente; en
primer lugar, con las clases prácticas de botánica de la Facultad
de Ciencias y, a continuación, se añadieron las de Biológicas y
Farmacia.
La
restauración, un centro de ciencia cultura y naturaleza.
En
1985, el Jardín Botánico es considerado en los Estatutos de la
Universidad como un “centro universitario de investigación,
docencia y cultura”, y pasa a depender del rectorado. Dos años
después, el rector Ramón Lapiedra nombra director del Jardín al
catedrático de la Facultad de Farmacia Manuel Costa y le encarga la
elaboración del proyecto de su restauración integral.
La
restauración se llevó a cabo en dos fases, la primera (1989-1991)
tenía como objeto la recuperación del espacio ajardinado, incluía
la restauración de los edificios y la ampliación de las colecciones
de plantas. Se instalaron nuevas colecciones en los invernaderos
(orquídeas, bromeliáceas, plantas suculentas, tropicales,
carnívoras) y se abrieron al público. También se volvió a plantar
la Escuela Botánica, de acuerdo con los conceptos modernos de
sistemática. El 12 de junio de 1991, las puertas del Botánico se
abrieron al público. El Jardín emprendió una nueva etapa de
divulgación científica, actividades educativas, investigación en
biología de la conservación y actividades culturales.
La
segunda fase de la restauración comprendía la construcción del
edificio de investigación, que fue inaugurado el 18 de mayo del
2000. Es nombrado director del Botánico Antoni Aguilella, comienza
una nueva etapa donde la ciencia, la cultura y la naturaleza son los
tres pilares del nuevo jardín del siglo XXI.
Hoy
cuenta con una importante colección botánica, con unas tres mil
especies de árboles y plantas provenientes de los cinco continentes,
destacando la colección de palmeras y árboles tropicales o la de
cactus y otras plantas del desierto.
Fuente:
Universidad de Valencia, Jardín Botánico de Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario