El
jardín seco.
La
Xerojardineria, (ver
el art. el xerojardín) tiene como principio fundamental
el empleo de las plantas que mejor se adapten a las condiciones
ambientales del jardín, de esta forma tan sencilla, se consigue
reducir de manera significativa (hasta un 50%) el consumo de agua en
los parques y jardines, hay que tener en cuenta que las plantas de
climas secos se han especializado en el transcurso de su evolución,
desarrollando diferentes estrategias de adaptación a la sequía, de
forma que reducen la transpiración, emiten un doble sistema de
raíces, disminuyendo la superficie de exposición, desarrollan
follajes grises y pelos, producen aceites esenciales, o acumulan agua
entre otras, estas adaptaciones o mecanismos naturales son los sirven
de base para dar identidad, carácter y belleza al jardín
Mediterráneo, (ver
el art. el jardín mediterráneo) jugando con los colores,
las formas, las texturas y los olores de estas plantas, se consigue
un jardín espectacular, con una gran diversidad, con unas
necesidades hídricas y un mantenimiento muy bajos.
Por
lo tanto en el diseño, para ser coherentes con los principios de
este concepto, una vez elegidas las especies que vamos a plantar,
además hay que organizar el jardín en zonas según el consumo del
agua, de esta manera se pueden crear tres zonas en el jardín, una
zona seca con plantas autóctonas con necesidades de riego muy
escasas, una zona de riego moderado donde las especies son más
exigentes con el agua pero también tapizan el terreno, y una zona
húmeda, a ser posible la más pequeña de todas.
De
forma mas general, se debe tener en cuenta también, Protegerse del
sol con árboles de sombra y pérgolas con trepadoras, Reducir la
superficie de césped al mínimo, ya que se lleva el 70% del agua de
riego de un jardín; Disponer en los bordes de la pradera de césped
las plantas que necesiten más agua; Protegerse del viento, para
retener más la humedad con setos, vallas con trepadoras, brezos o
parapetos orgánicos; Plantar los elementos vegetales a más
distancia para reducir la competencia por el agua; Disponer de un
sistema de riego eficiente, evitando las fugas y el exceso de riego;
Corrigiendo la estructura del suelo en caso de que sea muy pobre,
(ver
el art. las
enmiendas); Creando un buen drenaje para evitar
encharcamientos si fuera necesario; O proteger el suelo incorporando
cubiertas protectoras de materiales orgánicos como corteza de pino,
restos de podas triturados entre otras o también inorgánicos como
rocas o gravillas, de esta forma, se regula la temperatura, se evita
la erosión y se facilita la penetración del agua a las raíces.
En
resumen, hay que hacer un mantenimiento del jardín orientado a
depender menos del agua, aportando abonos orgánicos equilibrados,
realizando cuando sea necesario, podas superficiales y de
mantenimiento, así como fomentar la biodiversidad para favorecer un
mejor control de las plagas y enfermedades de forma natural.
Ramón Gijón, delineante
proyectista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario