domingo, 3 de diciembre de 2017

Jardín de las Hespérides

Jardín de las Hespérides.


  Tras publicar una serie de entradas dedicadas a los jardines históricos de Valencia, voy a publicar una serie dedicada a unos jardines, que tienen en común el haber sido inaugurados hace poco tiempo y en los que se han cuidado los detalles y la temática y que se les puede definir de jardines singulares.

  Es un Jardín de construcción reciente, ya que fue creado en el año 2000, Este jardín tiene una concepción del paisajismo radicalmente moderno y rompedor en lo que se refiere al diseño de jardines, sus diseñadores fueron María Teresa Santamaría, Antonio Gallud, Miguel del Rey y Carlos Campos, fue premiado en el año 2000 por el Colegio oficial de arquitectos, este bonito jardín de 4.700 metros cuadrados está ubicado entre el Jardín Botánico, con el que comparte muro, y el solar de Jesuitas. Los accesos están situados en la calle Beato Aspar Bono y uno de sus grandes atractivos es que cuenta con una colección de variedad de cítricos compuesta por 50 variedades diferentes, donde se pueden contemplar limoneros, mandarinos, naranjos dulces, naranjos amargos, pomelos, cidros… Cuenta con dos accesos en los extremos de la calle, hoy mimetizada en el jardín, en la puerta de entrada encontramos la siguiente estrofa, "A través de las olas del mar profundo llegaron a la hermosa isla de los dioses, allí donde las Hespérides tienen su casa de oro", mientras que en la puerta de salida nos encontramos con esta otra estrofa, "Las manzanas de oro las guardaba un dragón inmortal que tenía cien cabezas y emitía muchas y diversas voces, con el vigilaban también las Hesperides".

  La orografía del jardín, es básicamente plana con unas plataformas escalonadas donde están las grandes macetas con las plantas de cítricos, también en la explanada hay una serie de setos que juegan con el espacio diáfano y rompen su monotonía. Entre los setos se da cabida al agua tan esencial en cualquier jardín Mediterráneo, en uno de sus lados hay una pequeña fuente en la que la diosa griega Afrodita, protectora de los jardines, aparece, se refleja en un pérgola y recoge a los visitantes entre una vegetación de buganvillas y acantos.  El otro elemento fundamental del parque, y que juega un papel importante, es el agua que mana en diferentes lugares y puntos estratégicos, surgiendo y brotando para dar volumen, frescor y vida al espacio, también encontramos dos pequeñas albercas acompañadas por tres esculturas de la mitología griega. La idea que orienta todo el proyecto, es el mito de las Hespérides, fue tomada de la mitología Griega clásica y adaptada a nuestros días, ciertamente la mitología es el elemento clave de este Jardín de las Hespérides y queda reflejado en las esculturas que lo adornan.

  En la mitología griega, las Hespérides eran las mélides (ninfas de árboles frutales), eran y son el símbolo de la fecundidad, y estaban al cuidado de un maravilloso jardín en un lejano rincón del occidente, que la tradición mayoritaria situaba cerca de la cordillera del Atlas en el Norte de África al borde del Océano que circundaba el mundo, el mito nos cuenta que la diosa Gea (La Tierra) con motivo de las bodas entre Hera y Zeus, le regaló como presente nupcial unas manzanas de oro, la diosa griega Hera las plantó en su jardín, llamado el huerto de Hera, en el oeste, donde un único árbol o bien toda una arboleda daban manzanas doradas que proporcionaban la inmortalidad, los manzanos fueron plantados de las ramas con la fruta que Gea había dado a Hera como regalo de su boda con Zeus, y confió la tarea de cuidar de la arboleda a las Hespérides, que eran las tres ninfas del atardecer, Egle, Eritia y Hespertusa (Resplandeciente, Roja y Aretusa de Poniente), pero ocasionalmente recolectaban la fruta para sí mismas, como Hera no confiaba en ellas, también dejó en el jardín un dragón de cien cabezas llamado Labdón como custodio añadido. El mito de las Hespérides nos cuenta el último de los trabajos de Hércules, este debía robar las manzanas de oro, el trabajo le fue encomendado a Hércules, para convertirle en héroe. Tras vencer al dragón Labdón, que fue transportado al cielo convertido en la constelación de la serpiente, hércules se apoderó de las manzanas de oro y las Hespérides se despertaron y desesperadas se transformaron en árboles, un sauce, un álamo y un olmo.

  En el jardín este pasaje mitológico queda reflejado en sus esculturas con la diferencia de que las valiosas manzanas de oro en este caso son sustituidas por las famosas naranjas valencianas, en definitiva el jardín de las Hespérides es un Jardín singular, de los llamados de colección, precioso e intimista, que envuelve al visitante en su belleza y que es capaz de trasladarle a un mundo mágico.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

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