Jardín
de las Hespérides.
Tras
publicar una serie de entradas dedicadas a los jardines históricos
de Valencia, voy
a publicar
una serie dedicada a unos jardines, que tienen en común el haber
sido inaugurados hace poco tiempo y en
los que se
han cuidado los detalles y la temática y que se les puede definir de
jardines
singulares.
Es
un Jardín de construcción reciente, ya
que fue
creado en el año 2000, Este
jardín tiene una concepción del paisajismo radicalmente moderno y
rompedor en lo que se refiere al diseño de jardines, sus
diseñadores fueron María Teresa Santamaría, Antonio Gallud, Miguel
del Rey y Carlos Campos, fue
premiado en el año 2000 por el Colegio oficial de arquitectos, este
bonito
jardín
de 4.700 metros cuadrados está ubicado entre el Jardín Botánico,
con el que comparte muro, y el solar de Jesuitas. Los
accesos están
situados
en la calle Beato Aspar Bono y uno de sus grandes atractivos es que
cuenta con una colección
de variedad de cítricos compuesta
por 50 variedades diferentes, donde
se pueden contemplar limoneros, mandarinos, naranjos dulces,
naranjos amargos, pomelos, cidros…
Cuenta
con dos accesos en los extremos de la calle, hoy mimetizada en el
jardín, en
la
puerta
de entrada encontramos la siguiente estrofa, "A
través de las olas del mar profundo llegaron a la hermosa isla de
los dioses, allí donde las Hespérides tienen su casa de oro",
mientras que en la
puerta
de salida nos
encontramos
con
esta
otra estrofa, "Las
manzanas de oro las guardaba un dragón inmortal que tenía
cien cabezas y emitía muchas y diversas voces, con el vigilaban
también las Hesperides".
La
orografía del jardín,
es básicamente plana con unas plataformas escalonadas donde están
las
grandes macetas con las
plantas
de cítricos, también
en la explanada hay una serie de setos que juegan con el espacio
diáfano y rompen su monotonía. Entre los setos se da cabida al agua
tan esencial en cualquier jardín Mediterráneo,
en
uno de sus lados hay una pequeña fuente en la que la diosa griega
Afrodita, protectora de los jardines, aparece, se refleja en un
pérgola y recoge a los visitantes entre una vegetación de
buganvillas y acantos. El
otro
elemento fundamental del parque, y que juega un papel importante, es
el
agua
que mana en diferentes lugares y puntos estratégicos, surgiendo y
brotando para dar volumen, frescor y vida al espacio, también
encontramos dos pequeñas albercas acompañadas
por
tres esculturas
de la mitología griega. La
idea que orienta todo el proyecto, es
el mito de las
Hespérides, fue tomada de la mitología Griega
clásica y adaptada a nuestros días, ciertamente
la
mitología
es el elemento clave de este Jardín de las Hespérides y queda
reflejado en las
esculturas que lo adornan.
En la mitología griega, las
Hespérides eran las mélides (ninfas de árboles frutales), eran y son
el símbolo de la fecundidad, y estaban al cuidado de
un maravilloso jardín en un
lejano rincón del occidente, que la tradición mayoritaria situaba
cerca de la cordillera del Atlas en el Norte de África al borde del
Océano que circundaba el mundo, el
mito nos cuenta que la diosa Gea (La Tierra) con motivo de las bodas
entre Hera y Zeus, le regaló como presente nupcial unas manzanas de
oro, la
diosa griega Hera las
plantó en su jardín, llamado
el huerto de Hera, en el oeste, donde un único árbol o bien toda
una arboleda daban manzanas doradas que proporcionaban la
inmortalidad, los
manzanos fueron plantados de las ramas con la
fruta
que Gea había dado a Hera como regalo de su boda con Zeus, y confió
la tarea de cuidar de la arboleda
a
las Hespérides, que
eran las tres
ninfas del atardecer, Egle, Eritia y Hespertusa (Resplandeciente,
Roja y Aretusa de Poniente), pero ocasionalmente recolectaban la
fruta para sí mismas, como
Hera
no
confiaba en ellas, también dejó en el jardín un dragón de cien
cabezas llamado Labdón como custodio añadido. El mito de las
Hespérides
nos cuenta el último de
los
trabajos de Hércules, este debía robar las manzanas de oro, el
trabajo
le fue encomendado a Hércules, para convertirle en héroe. Tras
vencer al dragón Labdón, que fue transportado al cielo convertido
en la constelación de la serpiente, hércules
se
apoderó de las manzanas de oro y las
Hespérides se
despertaron
y desesperadas
se transformaron
en árboles, un
sauce,
un
álamo
y un
olmo.
En
el jardín este pasaje mitológico queda reflejado en sus esculturas
con la diferencia de que las valiosas manzanas de oro en este caso
son sustituidas
por las
famosas naranjas valencianas, en
definitiva el jardín
de las Hespérides es un Jardín
singular, de los llamados de colección,
precioso e
intimista,
que envuelve al visitante en su belleza y que
es
capaz de trasladarle a
un
mundo mágico.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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