lunes, 11 de diciembre de 2017

Las enmiendas.

Las enmiendas.

 
 Una enmienda, la podemos definir, como un proceso en el cual, corregimos unas características determinadas del terreno, esta corrección estará encaminada a modificar las propiedades físicas del mismo y hacerlas más productivas, esto se materializa mediante la adición de sustancias de carácter mineral u orgánico, que incorporadas al suelo modificarán favorablemente, (o por lo menos esa es nuestra intención) sus características físicas o físico-químicas, sin tener en cuenta su valor como fertilizante, de esta manera, podemos incorporar sustancias o mezcla de sustancias como; arena, cal, yeso, estiércol o turba, azufre, dolomita, etc, que mezcladas con el terreno, modificarán alguna condición, como puede ser la acidez, nivelarán los nutrientes, mejorarán el pH o estimularán la presencia de microorganismos.

  Desde un punto de vista legal, la enmienda es diferente a un fertilizante y no está controlada por las leyes que rigen la aplicación de éstos. A modo de ejemplo, La acidez del suelo se corrige mediante la aplicación de cal finamente molida, hay otros materiales que se usan para los mismos fines como son la ceniza de leña, los huesos molidos o la fosforita, cal viva, cal apagada, etc., a los suelos alcalinos se les aplica azufre o yeso para bajar el pH, es decir son labores culturales con una metodología ecológica.

  El terreno o suelo, es la parte superficial de la corteza terrestre en la que se desarrollan las raíces de las plantas, éste le sirve a las plantas de sostén, permite el crecimiento de las raíces y al propio tiempo les proporciona el agua, el aire y los elementos nutritivos que necesitan, pero a la hora de implantar nuevos ejemplares vegetales en el jardín, necesitamos conocer las características, los elementos de que se compone o su tipología estructural.

  Características del suelo, los factores edáficos, las características principales del suelo son; la temperatura, la aireación, la humedad, la estructura, la profundidad y la fertilidad, éstas influyen directamente sobre la calidad de los cultivos y dependen esencialmente de las características generales físicas, químicas y biológicas de los suelos. La ciencia moderna considera el suelo como un medio vivo y complejo en constante actividad, que nace y se desarrolla. Y este medio se caracteriza por unos elementos minerales, unos seres vivos, una atmósfera y una economía de agua particulares.

  Elementos del suelo, en el suelo los elementos que lo conforman son:

1.- Partículas minerales, de composición y tamaños variados, forman la mayor parte del suelo (45-50 por 100 en volumen) y son modificados con el tiempo por diversos factores.
2.- Materia orgánica, formada por los residuos vegetales y animales, más o menos descompuestos por los microorganismos, generalmente es una parte pequeña del suelo (0,55-5 por 100).
3.- Aire, de composición parecida a la atmósfera, aunque con mucho mayor contenido de anhídrido carbónico y menos oxigeno.
4.- Agua, entre ésta y el aire ocupan, aproximadamente, la mitad del volumen del suelo, cuando no existe exceso de agua, ésta ocupa los poros o espacios más pequeños entre las partículas del suelo.
5.- Microorganismos y otros seres vivos, podemos citar a Bacterias, levaduras, algas, hongos y otros minúsculos seres vivos pueblan el suelo, también existen otros seres más conocidos, como gusanos lombrices, insectos, etc.
6.- Elementos nutritivos, aunque éstos realmente, pueden considerarse incluidos entre las partículas minerales y la materia orgánica, pero se pueden destacar aquí por su importancia para la vida de las plantas.

  Tipos de suelo, en cuanto a las tipologías del suelo que podemos encontrar, tenemos:

1.- Suelos arcillosos, son suelos difíciles de cultivar ya que drenan muy mal y dejan pasar poco aire, la humedad les hace perder homogeneidad y la sequedad les produce dureza, suelen tardar en calentarse en primavera, son suelos densos y ricos en nutrientes. Para la comprobación hay que observar que una muestra en nuestra mano, resulta ser muy resbaladiza y brillante cuando se le aprieta con los dedos.
2.- Suelos arenosos, los suelos ricos en arena suelen drenar correctamente y ofrecen mucho aire a las raíces de las plantas, son fáciles de cultivar y rápidos de calentar en primavera, pero se suelen secar demasiado pronto y los nutrientes se escapan con suma rapidez, por el efecto de lavado del agua. Para la comprobación si un suelo es rico en arena, hay que observar que cuando se apriete con los dedos, se sientan sus partículas ásperas y éstas se deslicen entre los dedos.
3.- Suelos Cenagosos, son suelos con exceso de cieno, ya que tienen partículas cuyo tamaño es intermedio entre la arena y la arcilla, son suelos pegajosos y pesados, suelen ser difíciles de cultivar. Para mejorar su calidad hay que aplicar grandes cantidades de material productor de humus.
4.Margosos, este tipo es el ideal para cualquier jardinero, ya que es el resultado de una mezcla de arcilla, cieno, arena, materia orgánica y nutrientes, por lo tanto, retiene la humedad y los nutrientes, y drena muy bien.

  Llegados a este punto, después de examinar las propiedades del suelo y de comprobar sus carencias, procederemos a efectuar las enmiendas, de esta forma podremos corregir las deficiencias del suelo. Para ello, se añadirán al terreno ciertas sustancias a fin de modificar sus propiedades en cuanto a textura y en cuanto a estructura. Por ejemplo, en el caso de que sea un terreno poco permeable, habrá que añadir arena, si los suelos son pobres y con una estructura deficiente, humus (materia orgánica descompuesta, como el humus de estiércol), También se puede añadir cal, con el fin de neutralizar la acidez del terreno y de elevar su pH.

  Los sustratos, son tierras de cultivo ya preparadas que se aportan al terreno, cuando éstos presentan deficiencias en los nutrientes o en su estructura. Puede utilizarse en macetas y en jardineras, son mezclas de tierra muy elaboradas y equilibradas en su composición, proporcionando un medio idóneo para el desarrollo de las plantas.

  Para mejorar la estructura y la fertilidad, los mas indicados son, las turbas y las mezclas de tierra ya preparadas, en cuanto a las turbas, podemos distinguir las turbas negras, están mas descompuestas y se extraen a mayor profundidad, indicadas para semilleros; o las rubias, no están tan descompuestas y se extraen a menor profundidad, indicadas para macetas, ambas son procedentes del norte de Europa, las podemos encontrar en España, pero son de peor calidad.

  En cuanto a la mezcla de tierras, podemos encontrar las mezclas de brezo, de turba, o la mezcla estándar:

La mezcla de brezo, es una tierra ácida y carente de nutrientes, es porosa y ofrece un buen drenaje, contiene tres cuartas partes de tierra ácida, por lo que está indicada para cultivar rododendros, brezos, hortensias, etc.
La mezcla de turba, también deriva a la acidez, es carente en nutrientes, necesita riego mas frecuente, está indicada para semilleros.
La mezcla estándar, es una tierra muy equilibrada en nutrientes, suele tener un tercio de de tierra corriente, un tercio de turba y un tercio de arena, lo que la hace idónea para una amplia gama de plantas.

Existen en el mercado diversos tipos de materia inerte para la mejora del terreno, entre los cuales podríamos destacar, la corteza de pino, la arena, el poliestireno expandido o la perlita.

Una vez mejorada la estructura de la tierra, podemos mejorar su fertilidad mediante la adición de abonos orgánicos, éstos proceden de la descomposición de sustancias animales o vegetales. La materia orgánica es rica en microorganismos, son esenciales para mantener la tierra del jardín en óptimas condiciones, pero la materia orgánica se degrada lentamente y termina por desaparecer, por lo que hay que hacer aportaciones al terreno para compensar estas pérdidas, con esto mejoraremos la fertilidad y el asentamiento de una fauna beneficiosa como lombrices, larvas, escarabajos, etc.


  Los abonos orgánicos son de acción lenta, ya que para que sus elementos sean absorbidos por las plantas , necesitan de una transformación previa, entre ellos podemos destacar:
 
El mantillo, procede de la fermentación del estiércol y de otras materias orgánicas, siempre tiene que estar bien fermentado y siempre se debe usar mezclado, ya que puede producir quemaduras o enfermedades a las plantas.
El compost, procede de la materia orgánica descompuesta como los restos vegetales, es bajo en elementos nutrientes básicos como nitrógeno, fósforo o potasio, pero su principal virtud es que aporta humus, y por tanto mejora la estructura del suelo.
Los materiales propios, procedentes del procesado de desperdicios caseros como peladuras, posos de café, harina de huesos, ceniza de madera, periódicos etc. o los restos del propio jardín, pero con la precaución de desechar las hojas perennes y el material enfermo.
El abono orgánico líquido, es una forma de aplicarlo mas cómoda, añadido al agua se riega con la disolución, esto se puede hacer manualmente o mediante riego por goteo, hay que tener cuidado en las dosificaciones, ya que al ser absorbido por la planta rápidamente puede ser perjudicial.

  Los abonos minerales, son de acción rápida, ya que sus elementos son asimilados por las plantas de manera inmediata, ya que no necesitan una transformación previa, son muy ricos en principios minerales, entre ellos podemos destacar:

El nitrógeno (N.), es un elemento que la planta lo consume en grandes cantidades y es esencial para ella, su aporte favorece un crecimiento rápido en hojas, tallos y brotes. La carencia de nitrógeno se visualiza en falta de vigor, escasez de follaje y en hojas amarillentas, Es muy importante no excederse en su aplicación, ya que producirá un desarrollo exagerado pero con plantas débiles y propensas a plagas y enfermedades.
El fósforo (P.), su aporte favorece la formación de flores y frutos y estimula el crecimiento de las raíces, por lo que es el principal aliado de la planta en la primavera. La carencia de fósforo se visualiza en hojas secas por los bordes y un color castaño, escasa producción de flores y frutos y un pobre desarrollo de las raíces.
El potasio (K.), es un elemento que se encuentra dentro de la solución de las células de la planta y se usa para mantener la presión de turgencia de la célula (lo que significa que evita que la planta se marchite prematuramente). Además, el potasio cumple un rol en la formación correcta de estomas (células usualmente ubicadas en el envés de la hoja, que se abren y se cierran para permitir la salida de vapor de agua y de gases residuales) y actúa como un activador de enzimas, por lo tanto, el potasio afecta a la forma, el tamaño, el color y el sabor de la planta y a otras medidas atribuidas a la calidad del producto. La carencia de potasio normalmente se muestra en síntomas como la clorosis, seguida de necrosis en las puntas de las hojas y a lo largo de sus bordes. Como el potasio es móvil dentro de la planta, los síntomas de deficiencia aparecen en las hojas más viejas.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

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