4.- El plantado de las plantas.
Cuando se procede al plantado de ejemplares nuevos, y siempre como
pasos previos, debemos preparar los ejemplares para la plantación,
primero regando la planta con generosidad una hora antes mas o menos
o también, introduciendo el cepellón, el contenedor o la raíz
desnuda en un cubo de agua, segundo, cuando sacamos la planta de su
contenedor, revisaremos sus raíces, extendiendo las raíces que se
encuentren retorcidas o enmarañadas y recortando o eliminando las
que estén dañadas.
Ya en la zona de ubicación, haremos un pequeño replanteo “in situ” y siempre teniendo presente las dimensiones que tendrá la planta en su estado adulto, y esto vale tanto para la parte aérea como para la parte subterránea, aunque se trate de una plantación densa, tenemos que imitar a la naturaleza y dejar espacio suficiente entre los ejemplares.
Una vez realizado esto, procederemos a retirar la tierra del hoyo y eliminar las hierbas adventicias de la capa superior del suelo, respetando las distintas capas del suelo, separándolas para mantener su posición inicial al rellenar de nuevo el hoyo; Se debe tener en cuenta que el tamaño nos vendrá dado por la altura del cepellón o la maceta, ya que tendrá que ser la misma, y en cuanto a su anchura, tendrá que ser el doble como mínimo; En el caso de de tener un ejemplar de raíz desnuda, el hoyo deberá ser lo suficientemente amplio como para acoger las raíces de la planta y su profundidad, hasta la marca original de tierra del tronco.
La
planta tiene que estar bien nivelada, recta y centrada respecto a la
vertical del suelo, en el caso de maceta o contenedor, la pondremos
boca abajo para extraerla junto al cepellón, que al ser plantado
debe quedar a la misma profundidad que en la maceta, en el caso de
las plantas con cepellón, retiraremos previamente el envoltorio de
las raíces con cuidado para no dañar el cepellón y en el caso de
un ejemplar de raíz desnuda, la enterraremos hasta la marca de
tierra y sus raíces deben quedar bien extendidas.
Cuando se trata de árboles o de arbustos grandes, es habitual que muchos necesiten de una protección contra el viento durante sus primeros años de desarrollo, para lo que utilizaremos una estaca de unas dimensiones y una resistencia acorde al árbol o arbusto plantado, a la que habrá que añadir una cincha para sujetar el tronco del árbol o arbusto a la estaca o estacas, la cincha deberá ser de un material que no dañe el tronco de la planta y deberá soltarse o aflojarse de forma gradual a medida que el tronco ensancha.
En
el caso de árboles jóvenes que necesiten protección contra
animales en los primeros años, se anclará una red en la estaca y se
extenderá rodeando el tronco del ateniendo varias opciones o
técnicas de colocación, es decir, podemos optar por:
a.-Colocar
una estaca por el lado hacia el que sopla el viento en posición
paralela al tronco, esto
sería una estaca
paralela.
b.-Colocar
una doble
estaca para sujetar el árbol por dos lados, sería
una doble
estaca.
c.-Colocar
una estaca formando ángulo de 45º con el tronco, sería
una estaca
en ángulo.
También es frecuente, sobre todo en el caso de árboles jóvenes,
que necesiten protección contra animales como los conejos en los
primeros años, en cuyo caso, se incorporará en el hoyo una estaca
que al finalizar la plantación, permita anclar una red alrededor del
tronco del árbol, la misma estaca utilizada para dar sujeción al
árbol frente al viento puede servir para anclar una red de
protección para los animales.
Cuando se trata de plantas trepadoras, éstas necesitan un soporte
temporal para ser guiadas hasta la pared, valla o soporte definitivo,
a tal efecto, como soporte temporal se pueden utilizar cañas de
bambú clavadas en la tierra a modo de abanico y apoyadas contra la
pared o valla; Aquí la sujeción se realiza separando los tallos
principales y atando cada uno a una caña haciendo un nudo amplio y
suelto justo por encima del nudo de la caña para evitar que la
cuerda se deslice hacia abajo.
En el caso de las herbáceas
o plantas hortícolas, la
solución es muy similar, algunas plantas herbáceas se
desarrollan en altura pero no generan tallos resistentes resultando
muy frágiles ante el viento, por lo que puede ser recomendable
clavar en el suelo cañas de bambú u otros tallos leñosos finos que
puedan servir de soporte a sus frágiles tallos, estos soportes se
pueden colocar en paralelo al tallo de la planta o en otros casos,
como por ejemplo, las matas de judías o las tomateras, se puede
crear una estructura sólida compuesta por dos cañas clavadas en la
tierra y cruzadas entre sí en forma de “X” y unidas en el medio
con una tercera caña, en este caso horizontal; el sistema de
sujeción es idéntico al de las trepadoras.
Tras colocar la planta y los elementos de protección que pueda necesitar, se procede al rellenado del hoyo manteniendo la planta recta y respetando la estructura original de la tierra al incorporarla nuevamente al hoyo, es muy conveniente dejar una depresión alrededor de la planta donde se acumule agua durante el riego o cuando llueva, esta zona de deprimida debe ser amplia si se trata de plantas xerófilas, ya que desarrollan un amplio sistema radicular, sin olvidar compactar la tierra, con el objeto de eliminar el aire que pueda haber quedado y asegurar el contacto con el cepellón implantado.
Por
último y no menos importante, si se quiere mantener mejor la humedad
de las raíces hay que regar las nuevas plantas de forma generosa y
también es conveniente acolchar el suelo con paja, corteza o
materiales similares.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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