jueves, 18 de enero de 2018

La protección de los cultivos.

La protección de los cultivos.


  En la actualidad, las técnicas de cultivo natural, como en casi todo, tienen sus detractores y sus partidarios, pero curiosamente ambos coinciden en una cosa, que es la de no exterminar a los parásitos de una forma irracional y desmedida, sino que es preferible actuar sólo cuando los daños son verdaderamente importantes, esto tiene su fundamento en la necesidad de no romper el equilibrio natural de las plantas, que a su vez, dependen de otros factores como pueden ser el clima, las técnicas de cultivo o la estructura del suelo entre otros.

  Desde que el hombre se convirtió en jardinero o en agricultor, éste se vio en la necesidad de combatir las plagas que atacaban a sus jardines y cultivos, disminuyendo su cosecha y, por tanto, su fuente de ingresos y alimentación, primero manualmente se empezaron a eliminar los insectos de las plantas, realizando así el primer control de plagas de la historia, los métodos de control de plagas y enfermedades han ido evolucionado a lo largo del tiempo, pasando por el empleo de minerales, el descubrimiento de los productos de síntesis, la lucha sistemática, o las estaciones de avisos entre otras.

  Para entender de una forma global los métodos de control de plagas que están disponibles en la actualidad, y atendiendo a la forma de actuar, los dividiremos en dos tipos, los métodos directos y los indirectos.

Los métodos directos son aquellos que ejercen una actuación directa sobre el organismo causante de la plaga o enfermedad, aquí disponemos de los métodos físicos, los mecánicos, los químicos, y los nuevos conceptos de lucha biológica y lucha integrada.

Los métodos indirectos son aquellos que no actúan directamente sobre la plaga o enfermedad, sino que centran su atención en impedir el ataque o en preparar a la planta para resistirlo, dentro de este grupo encontraríamos las acciones institucionales, los métodos genéticos y las prácticas agronómicas o culturales.

  Algunas de estas técnicas, como la asepsia del suelo mediante la solarización, ya fué tratada en julio del pasado año en esta sección, otras entradas, que desarrollan las labores culturales preventivas o las técnicas referentes a la la rotación de cultivos, se publicarán en breve. 

La lucha biológica, en el medio natural, determinadas especies se alimentan o parasitan a otras para sobrevivir, es decir, aprovechado este mecanismo natural de la naturaleza, podemos apostar por la lucha biológica, de forma que empleando a estos organismos vivos o sus productos, se pueda controlar, reducir o incluso impedir las pérdidas o los daños ocasionados por otros organismos nocivos para las plantas.

En muchos casos, los organismos de la propia zona de cultivo son capaces de controlar por sí mismos a la plaga, por lo que simplemente respetándolos conseguiríamos reducir los daños, por lo tanto, el empleo de la fauna auxiliar autóctona sería la lucha biológica más sencilla; No obstante, en otras ocasiones la fauna autóctona se ve sobrepasada por la plaga (debido a desequilibrios producidos por tratamientos anteriores) o aparece una nueva plaga que no tiene enemigos naturales en nuestra zona, en estos casos y como último recurso, podemos recurrir a realizar sueltas o utilizar productos biológicos formulados.

La lucha integrada, dentro del sistema de producción integrada, encontramos el concepto de lucha integrada, control integrado o protección integrada, la lucha integrada es un sistema de gestión que, teniendo en cuenta el medio ambiente y sus condicionantes, así como las especies dañinas y las útiles, utiliza todas las técnicas disponibles (biológicas, prácticas culturales, control químico), de un modo racional, pero al coste más efectivo y respetuoso con el medio ambiente, por lo que suele ser socialmente más aceptable, este sistema permite ofrecer al consumidor un producto de buena calidad comercial (calibre, color), y de buena calidad sanitaria, dando una gran importancia al medio ambiente.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

miércoles, 10 de enero de 2018

Morfología de las plantas, (I).

Morfología de las plantas, raíces, tallos y hojas.

 Una planta es un ser vivo perteneciente al reino vegetal, como todo ser vivo, su finalidad es crecer y multiplicarse para poder perpetuar su especie, los vegetales carecen de movilidad, por lo que su subsistencia depende de la adquisición de elementos minerales disueltos en agua del suelo donde se asienta, así como de oxígeno, (O2) y bióxido de carbono, (CO2) que mediante la fotosíntesis y la respiración transforma mediante un complejo proceso en nutrientes asimilables.
Por lo tanto, su ciclo vital se resume a nivel fisiológico en, germinación, crecimiento, floración, fructificación y multiplicación, y para conseguir todos estos objetivos, todas las plantas a nivel morfológico están formadas por raíces, tallo o tronco, hojas, flores, frutos y semillas.

 A nivel morfológico, la planta es capaz de adaptar y modificar sus órganos al medio en que vive y de esta manera poder conseguir su pleno desarrollo, brevemente la descripción de sus órganos es:
 
  La raíz, es la forma de sujetarse al suelo, pero no siempre es así, en algunas especies las raíces pueden desarrollarse en el agua, (acuáticas) o en el aire, (aéreas); las raíces pueden ser primarias, secundarias o adventicias, forman el sistema radicular, que es una estructura subterránea formada por una raíz principal y numerosas raíces secundarias, en algunas especies de plantas, las raíces han desarrollado formas especiales de mayor volumen, como tubérculos, bulbos, rizomas y cormos, (tuberosas) que sirven como reservas de nutrientes al almacenar la savia elaborada que le sobra a la planta. La función del sistema radicular es la de absorber las sales minerales disueltas en el agua a través de sus pelos absorbentes y esta savia bruta transportarla desde las raíces hacia el tallo.




  El tallo, generalmente es aéreo pero puede ser acuático o subterráneo, atendiendo a su consistencia, puede ser herbáceo, semi herbáceo o leñoso, por lo general constituye el armazón aéreo de la planta y generalmente está formado por un tallo principal o tronco y las ramas o tallos secundarios, así como por yemas, nudos, hojas y frutos, podemos distinguir tres partes diferenciadas, los nudos, los entrenudos y el ápice vegetativo; En el interior del tallo, se encuentran, la médula, el cambium vascular y los vasos conductores, el xilema y el floema. Su función es sostener a la planta y salvaguardar a los otros elementos vitales de ésta fuera del alcance de los depredadores, así como llevar la savia bruta hasta las hojas (xilema) y la savia elaborada hasta los frutos o en su caso, a los órganos de reserva (floema), esta savia es la que utiliza la planta para alimentarse o para almacenarla en los órganos de reserva, y así poder utilizarla posteriormente en las semillas o en los frutos.


 
  La hoja, su origen está en las yemas o tejidos meristemáticos de los nudos del tallo (axila), se puede definir como un órgano de nutrición especializado, en la hoja podemos distinguir, la epidermis o cutícula (transpiración), es una capa de protección incolora que cubre la hoja por ambas caras, el haz, el envés, el limbo, los nervios, el peciolo con su estipula, la vaina con su lígula y los estomas, que son células formadas por pequeños poros que se abren al recibir luz, expulsando agua en forma de vapor, y se cierran en la oscuridad, los estomas están rodeados por células de protección que se encargan de regular el tamaño de apertura del poro, equilibrando la pérdida de agua de la planta; Su función es vital para la supervivencia de la planta, ya que son los órganos encargados de la respiración, la fotosíntesis y la transpiración.
 
La respiración, las plantas al igual que el resto de seres vivos, necesitan respirar y lo hacen captando oxígeno, (O2) a través del aire y expulsando dióxido de carbono, (CO2), las hojas de las plantas respiran de día y de noche.

La fotosíntesis, las hojas funcionan como fábricas de alimento de las plantas al transformar la savia bruta en savia elaborada gracias a la fotosíntesis, esto tiene lugar en las hojas de la planta durante el día, absorbiendo dióxido de carbono, (CO2) que junto a la luz y al agua, (H2O) se transforma en hidratos de carbono, (CH2O) y en oxígeno (O2), los hidratos de carbono sirven de alimento para la planta y el oxígeno es liberado a la atmósfera.

La transpiración o evapotranspiración, es el proceso por el cual la planta expulsa en forma de vapor, el agua que no utiliza durante la fotosíntesis, la transpiración se produce a través de los estomas de las hojas y provoca un enfriamiento de la planta, que en invierno puede provocar heladas por evaporación.

  Pero en realidad, el proceso de transpiración es aún más complejo e importante para la planta, ya que el propio proceso de transpiración genera una presión muy fuerte que permite que el agua ascienda y descienda de las raíces a las hojas y de las hojas a las raíces, además de facilitar la absorción del agua del suelo por parte de las raíces.

  Por otra parte, la transpiración puede causar problemas en climas cálidos y secos donde la planta puede llegar a perder demasiada agua a través de los estomas de sus hojas, por ello las plantas resistentes a la sequía han desarrollado hojas especiales que reducen la transpiración, desarrollando hojas pequeñas, hojas enrolladas, hojas con forma de púa o espina, hojas con estomas protegidos del sol al ubicarse en el envés de la hoja etc.

  En cuanto a su forma, pueden ser simples o compuestas y atendiendo a sus bordes, podemos clasificarlas como, enteras, onduladas, aserradas, partidas etc.


Ramón Gijón, delineante proyectista.

lunes, 8 de enero de 2018

Jardín de Polifilo.

Jardín de Polifilo.


  El Jardín de Polífilo se encuentra en Valencia, ubicado en la zona del P.A.U. Ademúz y el Palacio de Congresos, es una jardín cerrado para dotar a estos nuevos espacios de una zona de esparcimiento, con una superficie de casi 40000 mts2, se creó entre 1998, año en el que se plantó el primer árbol, y octubre del año 2000, año en que se inauguró, con un diseño del estudio de paisajismo Citerea SL.


 Es el mayor espacio verde de la zona, se ha concebido como un jardín romántico y evocador con zonas diferenciadas de sugerentes nombres como, la plaza de las Puertas del Destino, El Guardián de los Huertos, La Isla de Citerea, el Estanque de los Naranjos, La Plaza de los Cipreses, o La Montaña Artificial. Unidos por ondulantes caminos que configuran un espacio creado para el descanso y la relajación. La inspiración, su diseño y su nombre provienen del protagonista de Hypnerotomachia Poliphili, el sueño de Polifilo, del Dominico Francesco Colonna, (Venecia,1467), que pasa por ser, una de las obras cumbre del Renacimiento Italiano.

  El libro comienza con Poliphilo, que ha pasado una noche inquieta porque su amada Polia, lo rechazó, Poliphilo es transportado a un bosque salvaje, donde se pierde, encuentra dragones, lobos y doncellas y una gran variedad de arquitectura fantástica, escapa y se duerme una vez más.
Entonces despierta en un segundo sueño, soñado dentro del primero, en el sueño, algunas ninfas lo llevan a conocer a su reina, y allí se le pide que declare su amor por Polia, cosa que hace, luego es dirigido por dos ninfas a tres puertas, él elige la tercera, y allí descubre a su amada, ellos son llevados por algunas ninfas más a un templo para casarse, en el camino se encuentran con cinco procesiones triunfales celebrando la unión de los amantes, mas tarde, son llevados a la isla de Cythera en un barco, con Cupido como contramaestre, allí ven otra procesión triunfal celebrando su unión.
 
  La narración se interrumpe, y una segunda voz toma el relevo, con Polia describiendo su erotomanía (trastorno mental inusual en el que una persona, generalmente de un estatus social inferior, mantiene la creencia ilusoria de que otra persona, de estatus social superior, está enamorada de ella.) hacia Polifilo, desde su propio punto de vista. Poliphilo reanuda su narración después de un quinto del libro, Polia rechaza a Poliphilo, pero Cupido se le aparece en una visión y la obliga a regresar y besar a Poliphilo, que ha caído en un desmayo mortal a sus pies, de vuelta a la vida, Venus bendice su amor, y los amantes se unen por fin, Cuando Poliphilo está a punto de tomar a Polia en sus brazos, Polia desaparece en el aire y Poliphilo se despierta.

 El parque se estructura a través de dos tramas superpuestas, una ortogonal a los ejes viarios y otra de diseño libre que articula diversos espacios de índole más íntima, con recorridos curvilíneos que establecen una relación más directa con la naturaleza, tiene un especial protagonismo el agua, con diversas fuentes y estanques a lo largo de todo el terreno. La vegetación es principalmente mediterránea, con especies como laureles, naranjos, manzanos, cipreses, almeces, falsos plátanos, tipuanas, árboles del amor y jacarandas, así como rosas y jazmines como principales flores, también hay zonas de césped y setos que enmarcan los caminos, así como también dispone de un área de juegos infantiles.



  En el jardín de Polifilo en la trama ortogonal, se ubican tres plazas, una en la entrada principal, otra en la intersección de los ejes menores del parque, la denominada plaza del cubo, y una tercera en el cruce de otros dos paseos, formando un gran estanque en el centro donde se encuentra una isla, la isla de Citerea.
  Las entradas laterales potencian una interacción directa entre el jardín y las viviendas existentes entorno al jardín, el estanque tiene una función eminentemente ornamental y está constituido por una gran lámina de agua abierta al cielo y punteada por naranjos en alcorques sumergidos en el propio líquido, en el centro del estanque se sitúa la isla que se convierte, así, en un agradable lugar de descanso, cubierto por una pérgola de rosales y clemátides a la que se llega por medio de dos pasarelas.

 Sobre esta trama ortogonal de paseos se incorpora otra trama más suave que aporta al parque todo aquello que la escala de la primera no pormenoriza. Esta se caracteriza por unos paseos curvos que se cruzan con los anteriormente mencionados. Espacios más privados e íntimos, llenos de recorridos curvilíneos que conducen a la sorpresa, y que establecen una relación directa entre nosotros y la naturaleza. De esta manera, suaves pendientes abren distintas perspectivas al paseante. Están cubiertas de tapizantes, masas arbustivas y árboles en agrupación, también en alineación e incluso con ejemplares aislados que pretenden detener la mirada, las perspectivas se enmarcan con ondulantes líneas de setos que actúan como pantallas para resaltar la visual que se abre desde el camino, a la selección, distribución y equilibrio de las especies, cuidadosamente realizadas, se añade el detallado diseño de los espacios.

 Cabe mencionar una zona que se ha mantenido como recuerdo histórico de la huerta de naranjos existente antes de su urbanización, y que se ha denominado el Guardián de los Huertos, está ubicada en una depresión del parque, los naranjos se mantienen con la simplicidad de la retícula original, otro elemento singular del parque es la montaña artificial, situada en una de sus esquinas, accedemos a ella por un camino que asciende hasta su cumbre desde donde se domina todo el jardín y en especial la isla de Citerea con sus juegos de agua, en esta montaña se encuentra el primer árbol plantado en el jardín (una encina), el 26 de noviembre de 1998, y que nos recuerda, de alguna manera, la pequeña montaña existente en el Jardín de Monforte, hay otros espacios que se articulan alrededor de éstos, como la plaza de los cipreses, la plaza de los Sentidos, llamada así por el diseño de su fuente que se encuentra situada en la primera intersección de los caminos transversales, así mismo, cabe destacar, que presenta una enorme diversidad de árboles, como son los laureles, naranjos, manzanos, cipreses, almeces, falsos plátanos, tipuanas, árboles del amor y jacarandas, así como rosas y jazmines como principales flores, también hay amplias zonas de césped y setos que enmarcan los caminos.

 En resumen, estamos ante un jardín muy singular, de los llamados de colección, es un jardín de corte romántico, y como en el jardín de Las Hespérides, nos encontramos con una trama o hilo conductor de carácter mitológico y algo esotérico, es un gran jardín, que vale la pena visitar y que nos hará olvidar por un tiempo, que estamos en la ciudad.


Fuente: valencia.es, jardinesvalencia.es

viernes, 5 de enero de 2018

La planificación.

Mantenimiento del jardín, la planificación.

  La idea preconcebida, en general, es que el mantenimiento de un jardín va ha requerir mucho trabajo, ahora bien, está demostrado que el cuidado del jardín o del huerto si es el caso, proporciona beneficios terapéuticos, ya que nos evadimos del ajetreo diario y nos proporciona satisfacción personal, es una forma sana de desconectar, también es un valor añadido la relajación y el contacto con la naturaleza.

 Evidentemente, si la superficie del jardín es considerable o se dispone de poco tiempo, siempre se puede recurrir a contratar profesionales para los trabajos más pesados como los movimientos de tierra, las excavaciones, el arado del huerto, o las podas, otra labor que atrapa mucho tiempo es el riego, pero en la actualidad, existen los medios técnicos necesarios para que el riego esté semi automatizado o totalmente automatizado, ya que en el mercado están disponibles programadores, sensores, aplicaciones informáticas etc, que nos regarán el jardín sin ninguna dificultad.

  Las demás tareas de nuestro jardín pueden llevarnos más o menos tiempo, en función del tipo de jardín y del tiempo y la dedicación que le queramos dedicar, siempre podemos contratar el mantenimiento a una empresa especializada, pero como he mencionado anteriormente, se trata de una actividad lúdica, que nos pone en contacto con la naturaleza y que nos permite desarrollar nuestra creatividad junto a la familia y nuestros hijos también lo disfrutarán y lo recordarán.

 Existen múltiples técnicas de jardinería que nos permiten cuidar y mantener nuestro jardín para mantenerlo bonito y en conexión con la naturaleza, ya que siempre hay que apostar por unas técnicas que sean respetuosas con la naturaleza y usar métodos sencillos y ecológicos que puedan tener una aplicación práctica en nuestro jardín, (en la sección de eco-técnicas hay varias entradas publicadas sobre este tema).

  Por lo tanto, después de haber acometido la ejecución de la infraestructura y la albañilería, (en la sección de diseño hay varias entradas publicadas sobre este tema), en una secuencia lógica de tareas en lo referente a la incorporación de las plantas, lo primero que acometeríamos, sería una planificación previa, la preparación del terreno, la adquisición de ejemplares, y después efectuar la plantación.

  1.- La planificación, es la operación previa y casi con seguridad la mas importante, es el primer paso en la ejecución de un jardín, es donde se decide que plantas vamos a incorporar, ya sea en un jardín nuevo o en un jardín ya establecido, por lo tanto, es aconsejable planificar bien cuándo, dónde y qué vamos a plantar o que elemento no vegetales vamos a incorporar.

 Para tener una visión de conjunto, elaboraremos un plano en el que se detallen todas las plantas así como su ubicación, siendo previsores y dejando el espacio necesario entre plantas para que se puedan desarrollar hasta su edad adulta, para esto contamos hoy en día con magníficas aplicaciones informáticas, en macizos y borduras, se colocarán en primer lugar las plantas protagonistas, son las que más deben destacar en la composición, después las plantas de porte medio y por último las de relleno y de decoración complementaria, es decir, las plantas de pequeña dimensión, como las plantas de temporada o las vivaces.

  Elegir el mejor momento para realizar la plantación en el exterior favorece que la planta se establezca con éxito, el momento más propicio dependerá de la zona climática y de la propia planta, en el caso del hemisferio norte, tenemos que distiguir las diferentes zonas climáticas que nos podemos encontrar, a saber, clima atlántico u oceánico, clima mediterráneo, árido o subtropical árido y clima continental o montañoso.

 Para el clima atlántico u oceánico, el principio de otoño o el principio de primavera, es el mejor momento, en el caso de árboles o arbustos de hoja caduca a raíz desnuda, sería más adecuado esperar la caída de las hojas, coincidiendo con el reposo vegetativo, desde finales del otoño a principios de la primavera, evitando así los días de fríos fuertes y las heladas.

  Para el clima mediterráneo, clima árido y clima subtropical árido, el mejor momento para realizar la plantación sería final del verano o principios de otoño, de esta manera durante el otoño y el invierno, las estaciones de más lluvias, las plantas desarrollarían sus raíces en profundidad preparándose para soportar las duras condiciones de calor y sequía del verano. En el caso de xerojardines o jardines secos, también es este el mejor momento para su implantación, eso sí, teniendo en cuenta que durante el primer año y siempre de forma moderada, tendremos que regar nosotros, ya que su sistema radicular no está suficientemente desarrollado.

  Para el clima continental y clima montañoso, el mejor momento será el principio de la primavera, una vez el período de heladas haya pasado, así las plantas podrán desarrollarse y fortalecerse aprovechando el calor y el sol hasta finales de la estación otoñal, cuando los árboles y arbustos perderán sus hojas para soportar mejor el frío y las heladas, las plantas herbáceas bulbosas perderán su parte aérea durante los meses fríos y las plantas de temporada desapareceán, (en la sección de plantas hay varias entradas publicadas sobre este tema), en los arriates donde esten arbustos y bulbosas habrá que proteger las raíces acolchando con paja o corteza de pino. En la siguiente entrada veremos como afrontar la siguiente fase, la preparación del suelo.



Ramón Gijón, delineante proyectista.


Los jardines en el antiguo Egipto.

Los jardines en el antiguo Egipto.

 Estos jardines, originalmente comenzaron como sencillos huertos de árboles frutales y de hortalizas, regados con el agua del río Nilo. Poco a poco, a medida que su civilización prosperaba, evolucionaron hacia jardines ornamentales, con flores, estanques, senderos y árboles frutales y de sombra.
 El diseño de un jardin Egipcio era muy característico, se disponía en torno a un estanque cubierto de lotos y de papiros, plantas heráldicas del Alto Egipto y del Bajo Egipto. Los templos, palacios y residencias privadas tenían sus propios jardines, en ocasiones, se depositaban en las tumbas maquetas de los mismos para que sus moradores pudieran disfrutarlos en el más allá, fueron los precursores de conceptos e ideas muy modernas, ya que hace 5000 años, ya utilizaron técnicas como el jardin-huerto, el jardin botánico, la polinización manual o el cuidado de las hierbas aromáticas y medicinales.
  La antigua denominación de Egipto, era Kemet” o tierra negra, esto tiene su origen en los fértiles limos negros depositados anualmente por las inundaciones del río Nilo. Esta tierra fértil, cuna de una gran civilización, recibía el agua mediante una ingeniosa y extensa red de diques, canales y acequias constantemente cuidados y renovados, el cultivo estaba y está hoy en día, dedicado principalmente al cereal, debido a ello, los árboles y las flores eran escasos, motivo por el cual el jardín era contemplado como un vergel donde la flora y los vegetales se cuidaban con la mayor de las atenciones.
 Ciertamente, en el antiguo Egipto, su subsistencia como en otros aspectos de su vida, dependía del Nilo y de su red de canales de los cuales se extraía el agua, inicialmente, ésta se sacaba del río mediante cubos de cuero y era llevada en hombros hasta los huertos o los jardines. Más tarde, aproximadamente a partir del siglo IV a.C., el agua se elevaba desde pozos mediante montacargas con contrapesos llamados shadouf en árabe.
  Como he mencionado antes, estos primeros huertos consistían en parterres de siembra divididos en rectángulos mediante muros de tierra, de manera que el agua permanecía estancada y ésta empapaba el suelo. Estos jardines pertenecían tanto a templos como a residencias, siempre estaban situados cerca del río o de los canales y su uso principal era el cultivo de hortalizas, mas tarde fueron evolucionando y perfeccionándose, y a principios del Imperio Nuevo comenzaron a formar parte de residencias más lujosas, y según los vestigios arqueológicos, éstos solían estar rodeados con un muro perimetral.
 Principalmente, en los jardines de los templos se cultivaban determinadas plantas usadas en sus ceremonias, en estos jardines, su tipología era característicamente simétrica y rígida, dan una idea de la civilización Egipcia. Eran tan singulares que no admitían influencias exteriores, ni siquiera de la cercana Mesopotamia y sus paradeisos”, por ello esta tipología de jardín se considera en las antípodas de los jardines asiáticos.
  Los jardines en los palacios, Los primeros jardines en los palacios aparecieron en Egipto con anterioridad al Imperio Medio, eran de grandes dimensiones y su tipología estaba configurada siguiendo sus característicos patrones geométricos. Sus estanques eran enormes y numerosos. En el II milenio a.C., el lago del jardín del faraón Seneferu era tan grande que en él cabían barcos desplazados por veinte remeros.
 Fueron los faraones, muy probablemente, los primeros en ordenar la construcción de los jardines, bajo sus mandatos se diseñaron enormes paseos adornados con plantas, hierbas y árboles frutales traídos de todas las regiones limítrofes. Ellos mismos aportaban las plantas exóticas que crecían en sus campos y que posteriormente, cultivaban en los jardines de sus templos y palacios, ya que era otra forma de ostentación del poder.
  Las plantas raras estaban de moda, tanto es así que se organizaban expediciones dedicadas, exclusivamente, a la búsqueda de las especies más exóticas y lejanas. Durante el reinado de la reina Hatshepsut de la XVIII dinastía, y de Ramsés III (1198-1166 a.C.) se utilizaron tarros para transportar hasta Egipto las nuevas especies de árboles y flores descubiertas tras las conquistas de Libia, Siria y Cyrenia, Está documentado que la reina Hatshepsut hizo traer treinta y un árboles de incienso para adornar sus jardines y terrazas, y Tutmosis III hizo pintar, en los muros del templo de las Fiestas de Karnak, las numerosas plantas que había hecho traer de Asia, esto da una idea de la importancia que tenían los jardines para la corte.
  Los jardines ornamentales, a principios del Imperio Nuevo, los jardines particulares u ornamentales se convirtieron en una característica común también en las residencias lujosas. Los paisajistas de entonces se inspiraban en los oasis y en el río con sus lotos y sus islas flotantes de papiros, por lo tanto, los primeros jardines particulares son, sin duda alguna, las imitaciones de los oasis. Según las pinturas de las tumbas de la Dinastía XVIII en Tebas (1552-1296 a.C.), los diseños de los jardines de aquella época seguían un mismo patrón, es decir, se construía una terraza con un estanque central, normalmente cuadrado o rectangular, lleno de peces de colores, con plantas acuáticas y flores de loto en el agua y rodeando las orillas, su lecho terminaba en pendiente y una escalera lateral permitía que los jardineros pudieran recoger agua para el riego, alrededor del estanque se disponían filas sucesivas de árboles.
 Los estanques y las albercas eran una característica común de los jardines residenciales de la clase dirigente y adinerada del Antiguo Egipto, como se muestra en multitud de pinturas de tumbas, en ocasiones el estanque tenía forma de T, con un ramal conectado al río o a un canal, como en el jardín del Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari, el agua normalmente era elevada desde el río manualmente o bien utilizando un cigoñal o shadouf, en su interior se criaban peces destinados al consumo o a la decoración del mismo, también eran el hogar de diversas especies de aves acuáticas durante sus migraciones, recordemos que eran una imitación de los oasis.
 Poco a poco, estas plantaciones evolucionaron y se alinearon para que se facilitase el riego de las aguas proporcionadas por los canales, las plantas se cortaban y se plantaban cada vez más hábilmente, con el fin de que dieran sombra y fuera más productiva y fácil la recogida de sus frutos, gracias a las pinturas murales, se sabe qué tipo de plantas se cultivaban en
estos jardines, principalmente eran sicomoros, duraznos, palmeras datileras, higueras, granados y tarayes, alternados con parterres de lotos y papiros, éstos se decoraban con numerosas estatuas y columnas, casi siempre, el estanque estaba rodeado por un muro perimetral o por una sucesión de columnas formando pérgolas por donde trepaba la vid, estas
columnas eran decoradas con vistosas pinturas de figuras humanas o de fauna y flora, tales como amapolas y rosas, el loto blanco y el loto azul se cultivaban con fines decorativos y para su uso en las ceremonias religiosas, se sabe que el papiro se plantaba en Deir el-Bahari, más tarde, durante la ocupación persa, se introdujo el loto rosa en Egipto.
  Sombra, color y aroma, La sombra era un importante atractivo del jardín, proporcionada por los árboles y por las parras de uva suspendidas entre columnas, Shaw y Nicholson describen en relación a estos vergeles que, "la sensación general sería la de una sombra fresca, con la fragancia intensa de las flores y los árboles. Los jardines son por ello un escenario habitual en las fábulas románticas egipcias."
  Los jardines en los templos, Los templos tenían habitualmente jardines muy extensos, el templo de Amón en Karnak tuvo veintiséis huertos, junto con un primitivo jardín botánico, el cual albergaba, según una inscripción, "todo tipo de hermosas flores y plantas exóticas encontradas en las divinas tierras que Su Majestad ha conquistado." Los salmos escritos en las paredes de algunas
tumbas muestran que las ceremonias religiosas se centraban en los ciclos de la naturaleza y en los cambios de las estaciones, estos jardines ubicados en los templos, usualmente tenían filas de higueras y de sicomoros (el árbol consagrado a la diosa Hathor), tarayes, sauces o palmeras, las hileras de árboles a menudo se extendían varios kilómetros conectando diversos templos entre sí, asimismo, los propios santuarios también poseían en su recinto explanadas cultivadas con árboles, con la particularidad, de que cuando se plantaban lejos del río, debían cavarse pozos de hasta diez metros de profundidad para alcanzar el agua de riego.
 Durante el reinado de Amenofis III, algunos templos se consagraron a la diosa Hathor, una diosa con forma de árbol, cuyo tronco era el cuerpo y las ramas, los brazos. Se creía que esta diosa llevaba agua a los muertos, saciando su sed, a menudo los jardines de los templos eran el hogar de los animales sagrados de los dioses, como el ibis y el babuino, las flores formaban parte de las ceremonias religiosas durante el culto al dios Amón, también es importante reseñar, que en estos huertos también se cultivaban hierbas medicinales y especias como el comino, la mejorana, el anís y el cilantro.
  Los jardines funerarios, Los jardines funerarios eran maquetas en miniatura de los jardines domésticos que se depositaban en las tumbas. Normalmente consistían en una pequeña casa cuadrada o pabellón con columnas de madera, rodeados por un muro. En su interior había un estanque bordeado por una fila
de árboles, su aspecto se asemejaba a los quioscos de los propios jardines, donde el dueño jugaba a las damas o se relajaba, como se sabe, los muertos se solían enterrar rodeados de los objetos que habían poseído en vida, ya que consideraban que de esta manera continuaban disfrutando de ellos, en este caso, también de sus jardines en el más allá, en una tumba se encontró una inscripción que decía: "Te paseas relajadamente por la agradable orilla de tu estanque, tu corazón se regocija con tus árboles y se refresca bajo tus sicomoros; está satisfecho con el agua de los pozos que construiste para que durasen eternamente."
  Las especies, sorprendentemente disponían de una cierta variedad, que además han llegado hasta hoy en día, eran jardines-huertos muy cuidados y orientados al descanso, podemos encontrar árboles ornamentales y frutales, vegetales, flores y plantas aromáticas. La jardinería era un oficio muy arduo en el Antiguo Egipto, los jardines necesitaban un riego continuo con agua transportada y elevada manualmente, también precisaban del desbroce de las malas hierbas y de una atención constante, incluyendo la reproducción artificial de la palmera datilera, lo cual requería una gran habilidad, asimismo, se hacían grandes esfuerzos para evitar que los pájaros se comieran los cultivos, en este sentido, se idearon ingeniosas trampas para atrapar a las aves invasoras, África no solo debe su reconocimiento por haber sido el origen de la humanidad, sino que también es uno de los lugares en los que comenzó la jardinería, en Egipto esta disciplina cuenta con más de 5.000 años de antigüedad.
 Los árboles de los jardines egipcios se destinaban a producir frutos y a proporcionar sombra, en los jardines de Ineni, el arquitecto del faraón Tutmosis I (1504-1492 a.C.), se encontraron hasta diecinueve especies diferentes de árboles, como el taray de flores rosáceas, la acacia y el sauce, que eran los más comunes, también estaban el sicomoro (Ficus
sycomorus) y el taray o tamarisco (Tamarix), éstos se plantaban en ocasiones frente a los templos, como en el Templo de Nebhepetra, de la Dinastía XI, se sabe que los Antiguos Egipcios cultivaron el sicomoro desde tiempos predinásticos, y en gran cantidad a partir del inicio del III milenio a. C. Se creía que era el antiguo Árbol de la Vida Egipcio, plantado en el umbral entre la vida y la muerte, Zohary y Hopf describen que "la fruta y la madera, y en ocasiones incluso las ramas, están abundantemente representadas en las tumbas de los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo Egipcios." Los sarcófagos de algunas momias están hechas con la madera de este árbol, los árboles frutales más comunes eran la palmera datilera, la higuera y la palmera dum (Crucifera thebaica), la persea se consideraba sagrada, y se encontraba tanto en los jardines de los templos como en los residenciales, el granado fué introducido durante el Imperio Nuevo, y era muy apreciado por su aroma y color, otros frutos que se plantaban en los jardines eran la azufaifa, la aceituna y el melocotón.
 Los vegetales se cultivaban para el consumo o para las ceremonias, la lechuga romana se consideraba sagrada y se relacionaba con Min, el dios de la fertilidad, puesto que se pensaba que era un potente afrodisíaco, la uva se empleaba para hacer pasas y vino, en las pinturas de algunas tumbas se muestra que a veces se plantaban parras con pérgolas para proporcionar sombra al jardín.
  Las flores se cultivaban para hacer ramos decorativos y para su uso en ceremonias religiosas, las más comunes eran la mandrágora, la margarita, el crisantemo, la anémona, la amapola, el jazmín y la rosa, en los estanques Egipcios y sus lechos eran decorados a menudo con lotos blancos y azules, y con papiros, mientras que las plantas aromáticas y medicinales se utilizaban como ofrenda y como componentes de las pociones médicas u oferentes.




Fuentes: Michel Baridon, Les Jardins, J.C. Hugonot, Le Jardin dans l'Egypte ancienne y otros.

Un año nuevo.

Un año nuevo.

  Antes que nada, feliz 2018, hace unos meses, en marzo del pasado año, comencé mi andadura como bloguero, publicando artículos en esta web, http://espaciosverdes2017.blogspot.com.es/, la intención era compartir con otras personas las experiencias a nivel profesional o lúdico, en el campo del interiorismo, la rehabilitación o recuperación de viviendas rurales, el paisajismo o la jardinería, he leído muchos blogs, en los que sus autores también viven y disfrutan con su trabajo o con su ocio del contacto con la naturaleza.

  En los pocos meses de andadura, la experiencia ha sido muy gratificante, para este año que comienza, tengo nuevos e interesantes temas preparados para compartir con vosotros, a los que quiero dar las gracias por el interés demostrado y sobre todo por compartir el cariño y la pasión por preservar la naturaleza con prácticas ecológicas y respetuosas con el entorno.


Ramón Gijón, delineante proyectista.