lunes, 23 de abril de 2018

Fisiología de las plantas, (II).

La fisiología de las plantas, el crecimiento.



  El crecimiento, se puede describir que el crecimiento de una planta es el aumento de su tamaño y el desarrollo desde la semilla hasta la formación de la planta adulta, pero el paso de semilla a planta, es mucho mas complejo y no puede ser explicado como un simple cambio de tamaño, también hay otras transformaciones en la planta, ya que las estructuras tanto externas como internas se van modificando y aparecen o desaparecen órganos, es decir se produce un desarrollo. Por lo tanto, el crecimiento ocurre cuando se forman nuevas células y tejidos mediante división celular, la división celular ocurre en las células meristemáticas y consiste en dos fases, la mitosis en la que se replican los cromosomas y se disponen en dos núcleos hijos, que son cualitativa y cuantitativamente idénticos y la citocinesis, en la que se divide la pared celular, el citoplasma y los organelos.



  En los vegetales este desarrollo se plasma en dos tipos de crecimiento, el primario, en cuanto a longitud de sus órganos y el secundario, en cuanto a grosor, el crecimiento de las plantas está determinado por la actividad de células meristemáticas que se encuentran en los ápices de tallos y raíces, son los meristemas apicales y en los meristemas laterales formados por el cambium vascular y el cambium del corcho o felógeno.



  El sedentarismo de las plantas, provoca su adaptación ambiental, que puede ser, como he ido exponiendo de tipo morfológica o fisiológica, al contrario que los animales cuyo patrón corporal se establece durante el periodo embrionario, las plantas construyen sus formas a lo largo de su vida, mediante programas de desarrollo vegetativo, por lo tanto, los tejidos meristemáticos disponen de una capacidad de adaptación, que depende de las condiciones ambientales, para ello disponen de un reservorio de células no diferenciadas, con características embrionarias, lo que le da una gran plasticidad al desarrollo de las plantas, otra característica de las células vegetales es la totipotencia, que es la capacidad que tiene una sola célula de regenerar un organismo completo.



  El crecimiento primario, es el que se produce en los ápices meristemáticos de la raíz, de las yemas de las axilas de las hojas o en los ápices terminales, al principio se multiplican de una forma rápida, uniforme y desordenada, pero inmediatamente y por medio de estímulos ambientales pasan a una fase de especialización y se ubicarán en los tejidos que les corresponde en la planta en función de esos estímulos recibidos.



  El crecimiento secundario, se manifiesta en el engrosamiento de determinados órganos de la planta como la raíz, el tallo o las ramas, también los provocan las células meristemáticas, pero en este caso, están localizadas en el interior de dichos órganos, en el denominado cambium vascular, generando haces vasculares al interior, (xilema) y al exterior, (floema), creándose capas sucesivas, las capas mas viejas se endurecen, (lignifican), determinando así el grosor.



  Como las células meristemáticas se caracterizan por tener esta capacidad de diferenciación o especialización, que originan los tejidos con funciones específicas, órganos y estructuras especializadas en función de los estímulos ambientales, podemos engañarlas, es el caso de cuando esquejamos una planta, ya que al cortar el tallo y dejar al descubierto esa porción de tejido meristemático de tallo y lo introducimos en el suelo, el nuevo ambiente forzará a estas células a convertirse en raíces, enraizando así una nueva planta.




  Como curiosidad, cabe mencionar que en general las plantas carecen de movimientos, sin embargo algunas plantas son capaces de orientarse en una u otra dirección, ya sea para mejorar las condiciones lumínicas, tanto por exceso como defecto, o buscando condiciones ambientales mas favorables cambiando la orientación de las hojas durante el día, para recibir mayor o menor insolación, este movimiento es controlado por el fototoprismo, o buscando un terreno firme en el que asentarse, como las radículas de las semillas o las raíces adventicias que surgen en los tallos, este movimiento es controlado por el geotropismo.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

martes, 17 de abril de 2018

Parque de la Rambleta.

Parque de la Rambleta.

 
 Este parque está concebido entorno a la rambla que durante décadas fue uno de los principales drenajes de L’Horta Sud y recrea con gran acierto esa singularidad geográfica de la plana litoral valenciana, el Parque de la Rambleta fué inaugurado en junio de 2002 y se actuó en una superficie de 54.227 mts2. Está ubicado entre el cementerio general y el barrio de San Marcelino, el Parque de la Rambleta en la actualidad, cuenta con una extensión de más de 14 hectáreas, tiene un peso específico que supera el ámbito del barrio y hoy en día se constituye en un equipamiento a escala urbana que comprende servicios deportivos, de ocio y tiempo libre y culturales.

 En el aspecto botánico, es un parque que recrea fielmente el antiguo hábitat natural de la rambla y el bosque de ribera tan característico en nuestro entorno, además de contar con un jardín caducifolio que hace de pantalla y lo separa del Cementerio, hay un paisaje de agua, vegetación y jardín mediterráneo, un palmeral y un jardín, se trata de un gran espacio pensado para disfrutar con los cinco sentidos, un oasis de naturaleza dentro de un entorno urbano, por otra parte, el gran desarrollo alcanzado por la vegetación de los diferentes hábitats recreados, nos permite intentar incorporar otros nuevos vinculados al medio acuático, con la complicidad y colaboración de la Asociación de Vecinos.


 Los antecedentes históricos del parque de La Rambleta, giran en torno al paisaje de ribera, de hecho, la actuación recuperó el parque fluvial de la antigua rambla que regaba las huertas, generando un espacio público de gran interés paisajístico que recrea con gran éxito la vegetación de un bosque de ribera, potenciando y poniendo en valor una singularidad geográfica característica de la plana litoral de Valencia, de la que aún conserva no sólo su toponimia, sino también su cauce y sus terrazas fluviales vinculadas al mismo, todo esto hace que sea un lugar muy agradable donde tomar un respiro, olvidando por completo que nos encontramos en una ciudad, se puede decir que su denominación, es un eslabón que nos une al pasado del territorio que nos sustenta, es decir, la vega Valenciana.


 En cuanto al diseño, en este parque está muy presente el agua, y se pueden distinguir diferentes hábitats, en el jardín de la rambleta, se recrea un entorno natural, esto está representado en la red de acequias, en la rambla recuperada y el bosque de ribera que fue tan abundante en nuestro paisaje, con bosques que escoltaban las corrientes de agua y se utilizaban para actos colectivos y festivos como, romerías, fiestas, bailes, encuentos amorosos, juegos infantiles y pasatiempos de mayores, aquí vemos una fronda tupida formada por chopos, olmos, sauces, carrascas y pinos recrea el paisaje original, las aguas se dotan de un circuito cerrado de aguas limpias para que su sonido y presencia sean constantes, alegren el pasear de los visitantes y refresquen el ambiente, en la parte recayente al cementerio, cuenta con una barrera de arbolado de hoja perenne que forma una pantalla de protección visual.

  En el jardín Mediterráneo, situado en el corazón del parque, es el lugar de la luz y de los sentidos, es un entorno heredero de la tradición musulmana y enriquecedo con los aportes botánicos de los descubrimientos de los siglos pasados y de épocas recientes, ofrece una selección de plantas cuyas fragancias, colores y utilidad propiciaron su cultivo e hicieron que fueran adoptadas por la jardinería Valenciana.

 En el jardín Pantalla, situado en los márgenes del Parque con el cementerio y el crematorio, se representa un bosque mixto de gran variedad de árboles perennifolios, elegidos por su fragancia, (eucaliptos), rapidez de crecimiento, (ficus y robles tropicales), o su belleza, (magnolios, palmeras y coníferas), la función de esta arboleda perenne es servir de telón de fondo.

  En el palmeral, en esta zona del Parque, se plasma la imagen simbólica del oasis, es un ambiente de reposo y bienestar, es una invitación al descanso, funciona como una isla de quietud en medio del bullicio y freno a la prisa infundada, como antesala preparatoria al ambiente de gozo y contemplación que nos espera en este jardín de paisajes y paraísos
recobrados.

 En cuanto a los equipamientos, tenemos que en contacto con la trama urbana del barrio de Sant Marcel.li, se sitúan las zonas de juegos infantiles, petanca, deportes, patinaje, escalada o musculación, que junto al centro socio-cultural la Rambleta, que aglutina diversos servicios en sus instalaciones como un teatro-auditorio con capacidad para 700 espectadores, un café-teatro, salas de música, de ensayo, una biblioteca municipal y salas polivalentes, las piscinas cubiertas, un colegio existente y el campo de fútbol, ubicados en el perímetro del parque, configurar un configuran un conjunto dotacional que puede satisfacer múltiples demandas, por otra parte, existen en el interior del parque edificaciones que cuentan con protección urbanística que se acondicionarán para usos culturales como, el Molí del Tell, como centro de recepción y restauración; La Alquería Almela, como centro de interpretación y estudio del Paisaje; y la Alquería Vallbona, como centro de gestión y mantenimiento del Parque, donde se construirá la biblioteca de barrio, esto hace que los equipamientos, algunos de ellos ya existentes y otros previstos, complementan y enriquecen la oferta de este parque, configurandolo como un completo conjunto dotacional.

 Cabe destacar, que recientemente se han adjudicado unas obras que amplian el parque, en la actuación se crearán huertos hurbanos, estarán junto al Molí del Tell, el conjunto constará de varias zonas, la zona principal, será destinada a bancales y mesas de cultivo, la explanada de acceso, será compartida con el Molí del Tell, habrá una zona de servicio junto al molino donde se situará un lavadero para el riego por inundación, y un área para el intercambio de productos agrícolas y la socialización de los usuarios de los huertos, concretamente los huertos se situarán en la parte más oeste del Parque y del Molí del Tell y compartirán el acceso por la explanada situada en la parte norte del antiguo molino, la estructura de la ampliación será reticular, es decir, que estará formada por un conjunto de barras interconectadas y entrecruzadas unidas mediante nudos formando triángulos.



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: www.valencia.es





viernes, 13 de abril de 2018

El plantado de las plantas.

4.- El plantado de las plantas.


  Cuando se procede al plantado de ejemplares nuevos, y siempre como pasos previos, debemos preparar los ejemplares para la plantación, primero regando la planta con generosidad una hora antes mas o menos o también, introduciendo el cepellón, el contenedor o la raíz desnuda en un cubo de agua, segundo, cuando sacamos la planta de su contenedor, revisaremos sus raíces, extendiendo las raíces que se encuentren retorcidas o enmarañadas y recortando o eliminando las que estén dañadas.

  
Ya en la zona de ubicación, haremos un pequeño replanteo “in situ” y siempre teniendo presente las dimensiones que tendrá la planta en su estado adulto, y esto vale tanto para la parte aérea como para la parte subterránea, aunque se trate de una plantación densa, tenemos que imitar a la naturaleza y dejar espacio suficiente entre los ejemplares.

  Una vez realizado esto, procederemos a retirar la tierra del hoyo y eliminar las hierbas adventicias de la capa superior del suelo, respetando las distintas capas del suelo, separándolas para mantener su posición inicial al rellenar de nuevo el hoyo; Se debe tener en cuenta que el tamaño nos vendrá dado por la altura del cepellón o la maceta, ya que tendrá que ser la misma, y en cuanto a su anchura, tendrá que ser el doble como mínimo; En el caso de de tener un ejemplar de raíz desnuda, el hoyo deberá ser lo suficientemente amplio como para acoger las raíces de la planta y su profundidad, hasta la marca original de tierra del tronco.


  La planta tiene que estar bien nivelada, recta y centrada respecto a la vertical del suelo, en el caso de maceta o contenedor, la pondremos boca abajo para extraerla junto al cepellón, que al ser plantado debe quedar a la misma profundidad que en la maceta, en el caso de las plantas con cepellón, retiraremos previamente el envoltorio de las raíces con cuidado para no dañar el cepellón y en el caso de un ejemplar de raíz desnuda, la enterraremos hasta la marca de tierra y sus raíces deben quedar bien extendidas.

 Cuando se trata de árboles o de arbustos grandes, es habitual que muchos necesiten de una protección contra el viento durante sus primeros años de desarrollo, para lo que utilizaremos una estaca de unas dimensiones y una resistencia acorde al árbol o arbusto plantado, a la que habrá que añadir una cincha para sujetar el tronco del árbol o arbusto a la estaca o estacas, la cincha deberá ser de un material que no dañe el tronco de la planta y deberá soltarse o aflojarse de forma gradual a medida que el tronco ensancha.



  En el caso de árboles jóvenes que necesiten protección contra animales en los primeros años, se anclará una red en la estaca y se extenderá rodeando el tronco del ateniendo varias opciones o técnicas de colocación, es decir, podemos optar por:

a.-Colocar una estaca por el lado hacia el que sopla el viento en posición paralela al tronco, esto sería una estaca paralela.

b.-Colocar una doble estaca para sujetar el árbol por dos lados, sería una doble estaca.

c.-Colocar una estaca formando ángulo de 45º con el tronco, sería una estaca en ángulo.



 También es frecuente, sobre todo en el caso de árboles jóvenes, que necesiten protección contra animales como los conejos en los primeros años, en cuyo caso, se incorporará en el hoyo una estaca que al finalizar la plantación, permita anclar una red alrededor del tronco del árbol, la misma estaca utilizada para dar sujeción al árbol frente al viento puede servir para anclar una red de protección para los animales.

 Cuando se trata de plantas trepadoras, éstas necesitan un soporte temporal para ser guiadas hasta la pared, valla o soporte definitivo, a tal efecto, como soporte temporal se pueden utilizar cañas de bambú clavadas en la tierra a modo de abanico y apoyadas contra la pared o valla; Aquí la sujeción se realiza separando los tallos principales y atando cada uno a una caña haciendo un nudo amplio y suelto justo por encima del nudo de la caña para evitar que la cuerda se deslice hacia abajo.
 
  En el caso de las herbáceas o plantas hortícolas, la solución es muy similar, algunas plantas herbáceas se desarrollan en altura pero no generan tallos resistentes resultando muy frágiles ante el viento, por lo que puede ser recomendable clavar en el suelo cañas de bambú u otros tallos leñosos finos que puedan servir de soporte a sus frágiles tallos, estos soportes se pueden colocar en paralelo al tallo de la planta o en otros casos, como por ejemplo, las matas de judías o las tomateras, se puede crear una estructura sólida compuesta por dos cañas clavadas en la tierra y cruzadas entre sí en forma de “X” y unidas en el medio con una tercera caña, en este caso horizontal; el sistema de sujeción es idéntico al de las trepadoras.



  Tras colocar la planta y los elementos de protección que pueda necesitar, se procede al rellenado del hoyo manteniendo la planta recta y respetando la estructura original de la tierra al incorporarla nuevamente al hoyo, es muy conveniente dejar una depresión alrededor de la planta donde se acumule agua durante el riego o cuando llueva, esta zona de deprimida debe ser amplia si se trata de plantas xerófilas, ya que desarrollan un amplio sistema radicular, sin olvidar compactar la tierra, con el objeto de eliminar el aire que pueda haber quedado y asegurar el contacto con el cepellón implantado.

  Por último y no menos importante, si se quiere mantener mejor la humedad de las raíces hay que regar las nuevas plantas de forma generosa y también es conveniente acolchar el suelo con paja, corteza o materiales similares.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

jueves, 5 de abril de 2018

Los jardines en la antigua Roma.

Los jardines en la antigua Roma.


 La cultura Romana llevó la jardinería a un nivel de sofisticación y perfeccionamiento que tras la caída del Imperio Romano no se volvería a conocer hasta el Renacimiento, los jardines de la antigua Roma solían tener tres tipologías: Parques públicos y alineaciones de árboles para el pueblo llano, patios en las villas urbanas pertenecientes a las clases medias y grandes jardines en las villas rurales de los ricos, la jardinería romana comienza ya en la época republicana, aunque en esta época austera de la Roma clásica, el jardín consistía básicamente en un huerto que todas las casas patricias tenían en la parte trasera, El llamadohortus” era el sustento básico de las familias Romanas, incluso dentro de la ciudad, fueron los precursores de los jardines-huerto urbanos. (un concepto modernísimo vaya), eran lugares de paz y tranquilidad, un refugio de la vida urbana y un lugar lleno de significados simbólicos y religiosos, como comenté anteriormente, formalmente los jardines existen desde el 2800 a.C. en Egipto, pero fue en Roma donde se desarrolló más el estudio de la horticultura.

  El siguiente paso se da ya en la época imperial, desde que Roma ha conquistado todos los territorios de la antigua Grecia y también el nivel económico del patriciado aumenta rápidamente, por lo que el jardín pasa a ocupar el espacio central de la vivienda patricia y aunque se sigue manteniendo el huerto, poco a poco, va ganando terreno el jardín ornamental y al igual que en las civilizaciones anteriores, como Egipto, Persia o Grecia, también el carácter espiritual y religioso (lararios), los pórticos fueron desarrollados para conectar la casa con el exterior y crear espacios al aire libre, el propósito funcional de los jardines que originaron los Griegos era cultivar fruta y dar placer, un jardín era una parte de la granja, según Catón el Viejo, cada jardín debe estar cerca de la casa y debe tener prados de flores y árboles ornamentales, y Horacio escribió que durante su tiempo, el tener flores se convirtió en una indulgencia nacional. Cuando Alejandro Magno conquistó algunas partes de Asia occidental, trajo consigo nuevas variedades de frutas y plantas, que provocaron un interés renovado de la horticultura entre el pueblo Griego, y esta pasión la adoptaron los Romanos.
 
  En esta recreación datada en 1728 de la villa toscana de Plinio se puede ver el plano del jardín de la villa, el jardín como vemos no es uniforme, tiene una parte simétrica que nos recuerda al posterior estilo de jardín Francés pero tiene también la recreación de la “silva clásica”.

  En las villas rurales de los ricos se solía reservar una parte del jardín a recrear la naturaleza salvaje, lo que posteriormente sería el estilo de jardín Inglés, era el espacio místico que unía a los viejos Romanos, ya muy civilizados, con sus ancestros y sus mitos religiosos, los jardines Romanos son los jardines antiguos mejor documentados, estos datos nos vienen a través de los restos arqueológicos, planos, una abundante literatura Romana que nos permiten conocer con bastante amplitud el arte de la jardinería que aquella vieja civilización nos legó y los frescos y las construcciones de ciudades Romanas como Pompeya y Herculano, así como algunas otras villas en Italia y otras partes del Imperio, que son muestras visibles de la pasión de aquellos hombres por la jardinería. 
 
 
  Técnicamente se pueden definir como, jardines cerrados dentro de la casa, son jardines muy diferenciados del entorno, muy geométricos, predomina la arquitectura sobre la vegetación, están equilibrados, pues son decorativos pero también útiles (son como salas de estar sin techo), el agua se utiliza principalmente para regar, aunque puede haber fuentes y estanques.

  Como he comentado antes, el cultivo, el diseño y la ornamentación de los jardines Romanos llegó a una sofisticación realmente envidiable, lógicamente había jardines de todos los tamaños pues no era lo mismo el jardín de una gran villa que el de una casa urbana más humilde, también existieron los jardines públicos junto a los templos y otras construcciones de uso comunitario, de todos modos, la forma más extendida de jardín romano fue el “xystus” (del griego ξυστός "cubierto") generalmente colocados en peristilo, en gimnasio o en teatros y que consistía en una serie de avenidas “ambulationes”

  Los árboles más usados por los romanos para sus jardines no eran diferentes a los que estamos acostumbrados a ver hoy en día, y se clasificaban en “arbores silvestres”, que crecen espontáneamente en los bosques como el abeto, la haya, el castaño, el pino, la encina, el álamo o el roble y los “arbores urbanae”, los cultivados como el olmo, el manzano, la palma, el olivo, el limonero, el naranjo o el ciprés.

  Aparece por primera vez el “Arts Topiaria”, o arte topiario, que se basa en el recorte de elementos vegetales dándole formas escultóricas, las plantas más frecuentes en los jardines Romanos eran, entre otras: cipreses, pinos, parras, boj, hiedras, laurel, narcisos, acantos y gran cantidad de plantas aromáticas como romero, tomillo, orégano o lavanda entre otras, como se puede ver, todas ellas han sido heredadas por la cultura Mediterránea y son la esencia del jardín Mediterráneo.






Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuentes: guiadejardineria.com, image.slidesharecdn.com