miércoles, 31 de octubre de 2018

Cubiertas verdes.

El huerto urbano.


  Para cultivar un huerto en plena ciudad solamente hace falta buscar un lugar soleado en nuestra terraza o en nuestro patio, donde podamos instalar unas macetas o unos recipientes específicos para huerto urbano donde poder sembrar o plantar las hortalizas, es sencillo y no requiere una gran inversión y es que tener un huerto urbano significa conectar con el medio natural, aunque vivamos rodeados de edificios y de hormigón, de hecho, es así como habita la mayoría de la población en los países desarrollados y no por ello hemos de renunciar a tener nuestra pequeña cosecha, por otra parte, tampoco se trata de una idea novedosa, ya que el en el 605 a.C., por orden del rey Nabucodonosor II de la dinastía caldea del Imperio neobabilónico, ya se crearon y diseñaron los jardines colgantes de Babilonia. Hoy el huerto urbano nos acerca al entorno natural en plena ciudad, es una ventana abierta a la naturaleza y a sus ritmos y nos invita a formar parte de ella, en lugar de vivir ajenos a ella.

  No sabemos con certeza que les impulsó a crear estas terrazas ajardinadas, pero hoy en día si que podemos asegurar lo que impulsa a nuestra sociedad a tener estas terrazas ajardinadas y sobre todo que beneficios nos aportan. El cuidado de un huerto urbano te aportará muchos más beneficios de los que te imaginas, además de ser un gran entretenimiento, tu propio huerto urbano te ayudará a mejorar tu alimentación e inculcar a los tuyos valores de responsabilidad y de trabajo colectivo. Un huerto urbano le dará un toque natural a tu hogar y será un pequeño pulmón verde en medio de un entorno urbano, caracterizado por el cemento, el asfalto, los vehículos y la masificación. La producción en el huerto ecológico responde al principio de respeto a los ciclos naturales, a los seres vivos y también a la salud y el bienestar, y para llegar a estos fines, solo tenemos que aportar un poco de esfuerzo, que a su vez, nos reportará una serie de beneficios como:

  Nos ayudará a hacer frente al estrés, las preocupaciones, el trajín diario y las prisas constantes de la vida en la ciudad mediante una actividad relajante y creativa.
Como ya hemos comentado, tener un huerto urbano también mejorará nuestra alimentación y la de nuestra familia, pudiendo consumir productos sanos, sabrosos, nutritivos y controlados totalmente por nosotros, de hecho, una vez pruebes la calidad de tu cosecha no querrás nada más y te convertirás en un consumidor más responsable y exigente.
El factor educativo de los huertos urbanos también es muy importante, podrás aprender y si tienes hijos, te servirá para enseñarles el ciclo de la vida de los vegetales, la relación entre los seres vivos y los cuidados que requiere cada tipo de cultivo, es decir, sabiduría y vivencias compartidas con tus seres queridos.
El cultivo de tu propio huerto urbano reforzará en ti valores muy positivos que puedes aplicar en otros ámbitos de la vida como, el respeto, el cuidado por la naturaleza, el gusto por el trabajo bien hecho, productivo y en equipo, la constancia y la paciencia.

  Para conseguir una ciudad mas sostenible y habitable, el huerto urbano debe seguir los principios de la agricultura ecológica, por lo que hay que ser respetuoso con la vida y el entorno que nos rodea. (ver el artículo “técnicas de cultivo”). Las plantas, como cualquier ser vivo, tienen unas necesidades básicas para adaptarse al medio que las rodea y así, poder sobrevivir, para lo que tenemos que observar y cuidar el entorno en el que las vamos a cultivar, por lo tanto, a la hora de implantar nuestro huerto urbano, al igual que en un huerto tradicional al uso, tenemos que tener en cuenta los llamados factores condicionantes, que nos limitarán en el diseño y en las especies a incorporar, (ver el artículo “los factores codicionantes”), estos factores son entre otros; factores climáticos, factores fisiográficos, factores edáficos, factores hídricos, solo menciono estos porque son limitantes en cuanto al material vegetal que va integrarse en nuestra terraza, como ya se vió en su día:

  En el factor climático, tendremos en cuenta la temperatura, la humedad, la pluviometría o el riesgo de heladas entre otras.
  En el factor fisiográfico, tendremos en cuenta la altitud, la exposición o la orientación, por lo tanto, si quieres cultivar un huerto en tu terraza, patio o balcón es indispensable que goce de la mayor cantidad de luz posible, lo ideal para tus hortalizas sería una exposición continuada al sol; sin embargo, como eso no siempre es posible en los espacios al aire libre de una vivienda urbana, deberás buscar un lugar que reciba al menos 5-6 horas de sol directo al día; Para la mayoría de las hortalizas, una orientación sur o sur-oeste es ideal, no obstante, algunas verduras de hoja, como la lechuga, espinaca, acelga, berro, escarola, rúcula y numerosas aromáticas se adaptan, e incluso prefieren, la semisombra y se desarrollan perfectamente con 3-4 horas de sol al día.
  En el factor edáfico, tendremos en cuenta las características del suelo, éstas las podemos clasificar en propiedades físicas y en propiedades químicas; las propiedades físicas serían, la textura, la estructura, la densidad y la porosidad; y las propiedades químicas serían, la capacidad de intercambio catiónico, el ph del suelo y la conductividad eléctrica, por lo que tendremos que cuidar el sustrato, ya que va ha tener un uso continuado y exigente, (ver el artículo “las enmiendas”).
  Y por último en el factor hídrico, ya que en un huerto urbano en una terraza exige un riego constante, de manera que necesitarás un punto de agua próximo a tus cultivos, ya sea para llenar una regadera o para conectar una manguera o un sistema de riego automático por goteo.

  Por consiguiente, habrá que realizar labores encaminadas a la mejora y la optimización del medio físico, mediante labores mecánicas como el laboreo, la rotación de cultivos o la incorporación y mejora sustrato, y mediante labores biológicas como la selección de especies compatibles, a ser posible con especies locales, la biodiversidad de especies, control biológico de plagas y el uso de tratamientos naturales como compost, humus de lombriz o estiércol. Por último, la organización de nuestro huerto urbano en terrazas o balcones, sería básicamente mediante mesas de plantación elevadas, jardineras y contenedores para pequeños arboles frutales y en las paredes podemos instalar jardines verticales con aromáticas (ver el artículo, “el jardín vertical”), una de las ventajas de estos elementos es que se pueden mover, por lo que la iluminación y la humedad se pueden tener controladas, incluso si se dispone de sitio podemos tener un semillero o un pequeño invernadero.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

sábado, 27 de octubre de 2018

Grupos de plantas, IV.

Las plantas crasas o suculentas.


  La característica principal que define a las plantas crasas o suculentas, es que están constituidas por tejidos carnosos que tienen una gran capacidad de almacenar agua en su interior, constituyendo una reserva hídrica para que la planta pueda soportar amplios períodos de sequía, este engrosamiento puede ester localizado en el tallo, la raíz o las hojas, son plantas de origen desértico como África o América, pero también se han adaptado a climas fríos con pocas precipitaciones y a las temperaturas templadas y soleadas, se han adaptado muy bien al clima Mediterráneo, siendo muy decorativas en jardines de rocalla, para el resto de climas son plantas muy atractivas para cultivo en invernadero o en interior.

  Tienen una gran aceptación y son usadas en el exterior y en el interior, su variedad es increíble, existen más de 8.000 especies, dentro de las cuales se encuentran diversas familias de plantas como, las Liliáceas (Aloe), las Agaváceas (Agave, Yuca...), las Aizoáceas (Uña de León...), las Crasuláceas (Siemprevivas, Sedum…) y las Cactáceas (Cactus).


  Su piel dura y su floración corta, hacen que la planta conserve más energía, minimizando su metabolismo, pero su espectacularidad y belleza, ha hecho que se cultiven en prácticamente cualquier lugar del mundo como plantas decorativas, aunque en sus lugares de origen además se usaban con fines medicinales o alimentarios. En algunas de ellas, sus llamativas espinas son otra consecuencia de esa necesaria protección frente a los agentes externos, los estomas que poseen, al contrario que el resto de las plantas, se abren durante la noche para evitar la pérdida de humedad.
 

  Si existe un buen clima y cuidamos un poco el sustrato, su crecimiento está garantizado, es fácil verlas crecer, simplemente cortando un esqueje de tallo o de hoja de una planta ya desarrollada, siendo la mejor época para realizar esta actividad en primavera o verano, aunque las crasas o suculentas en general son muy fáciles de cultivar, siempre es bueno comenzar con plantas que conocemos o con las que sean propias del lugar donde vivimos y que sabemos que se adaptan bien a ese clima, pero tenemos ejemplares para interior y en el exterior podemos ampliar nuestra colección si disponemos de un invernadero.
 

  Por lo tanto, siguiendo unos pasos muy sencillos, podemos disfrutar de estas plantas durante muchos años.

La ubicación, a las suculentas les gusta estar en sitios donde reciban mucha luz durante el día, así que para su correcto desarrollo necesitan recibir luz, por lo menos durante la mitad del día, por lo que de este condicionante dependerá su ubicación.
La temperatura, dependerá de las especies, pero en general, si la temperatura baja demasiado muchas suculentas pueden morir ya que no toleran las heladas, en el caso de los Cactus son más resistentes porque en su hábitat natural desértico, por las noches, las temperaturas alcanzan algunos grados bajo cero, del mismo modo, es aconsejable disponer de un sitio en el que no se mojen con la lluvia, una zona cubierta como un techo de plástico o un invernadero, con el fin de proteger aquellas plantas que en invierno requieran un sustrato completamente seco o que no aguantan la asociación de suelo húmedo y frío.
La luz, un gran número de plantas suculentas viven naturalmente en un medio marcado por un exceso de luz, una luz insuficiente implica lentitud de crecimiento, resisten menos a las enfermedades, etc. Aunque siempre será necesario ir acostumbrando a los ejemplares al sol al principio de su período vegetativo habrá que protegerlos del calor directo del sol.
El riego, no se puede seguir una pauta rígida en lo referente al riego, pues siempre dependerá del clima de la región y si del ejemplar está más o menos expuesto a los rayos del sol, por lo que la observación nos dará las pautas a seguir, en general, en la primavera y el verano cuando el sustrato se note seco al tacto, será el momento de regar, en cambio durante el otoño los riegos serán muy limitados, y en invierno muy de tarde en tarde y los cactus no se deben regar, hay que recordar que las macetas de barro se secan con mayor rapidez que las de plástico.
El sustrato, lo primordial para este tipo de plantas es que el substrato sea suelto, muy poroso y con un buen aporte de arena gruesa, para que nunca se quede encharcado y por lo tanto no retenga el agua demasiado tiempo. Los sustratos que podemos encontrar en el mercado están bien determinados para el cultivo de este tipo de plantas.
El abono, no son muy exigentes y no se debe de abonar más que en el período de primavera y verano, y solamente con fertilizantes con valores equilibrados de nitrógeno, fósforo y potasio.
El trasplante, dependiendo del crecimiento y la especie, generalmente, el cambio de planta a una maceta mas grande se realiza cada dos o tres años.
La reproducción, es muy fácil, normalmente se realiza mediante semillas, injertos o esquejes, es preferible hacerla durante la primavera y verano, siendo la temperatura ideal cuando oscile entre los 22 y 24ºC.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

lunes, 15 de octubre de 2018

Jardines escondidos.

El huerto de Juliá.
 
 La Alquería Julià, también denominada huerto de Julià, estaba situada en la huerta de Valencia en el camino hacia Mislata, en sus orígenes la construcción formaba parte de un gran jardín de origen Musulmán, ya que como se puede observar en este grabado procedente del libro “Jardines Valencianos, de Carrascosa Criado, editado en 1932”, estaba compuesto por tres sectores, una primera sección de jardín formal, una segunda sección de huerta, y una tercera sección de bosque.


  En la actualidad se encuentra encastrada en la retícula urbana de la ciudad de Valencia, entre la actual Avenida del Cid y el viejo cauce del río Turia; El edificio, con la expansión urbana, fue absorbido por la ciudad y ahora está situado en el barrio de Nou Moles de Valencia, donde tiene fachada a las calles Castán Tobeñas, Velázquez y Paseo de la Pechina y de aquel gran jardín solo queda un pequeño recinto junto a la construcción. Parece ser que esta joya del barroco Valenciano, se salvará, así como lo que queda del jardín, que será cuidadosamente restaurado y se convertiría en la “Casa de la Música” y sede de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), donde incluirá un auditorio con gran capacidad, biblioteca, videoteca, fonoteca, sala de partituras, diferentes zonas para uso cultural y espacio expositivo.
 

Un poco de historia, la Alquería de Julià ha sido testigo de grandes momentos en la historia, en su momento se escuchó la voz del insigne taumaturgo San Vicente Ferrer, predicando junto a una encina del huerto de la Alquería; en la azotea de la torre estuvo el mariscal napoleónico Luis Gabriel de Suchet, quien contempló desde su torreón la toma de Valencia por las tropas francesas y la heroica resistencia que ofreció la ciudad; también vio como en 1837, el pretendiente Don Carlos María Isidro de Borbón contemplaba desde la torre de la Alquería a una ciudad inalcanzable, ya que sus tropas no la llegarían a tomar durante la primera guerra Carlista; posteriormente guardó entre sus paredes el sueño de la futura reina Isabel II, que pernoctó el 17 de octubre de 1840 en la Alquería mientras en el Palacio de Cervelló se producía la renuncia al poder de la Reina María Cristina; y ya en el siglo XX, ha sido objeto de evocación de diversos artistas, como el historiador Marqués de Lozoya, que ambientaría su novela “La alquería de los cipreses” en este paraje.

 
 Sus antiguos propietarios, los Julià fueron miembros de una oligarquía municipal que dejó en este conjunto arquitectónico su huella indeleble para siempre, eran pertenecientes a una importante familia de mercaderes Valencianos que alcanzaron una gran fortuna entre los siglos XVI y XVII y financiaban al gobierno de la ciudad, por ello, la Alquería Julià fue a través de los siglos protagonista de grandes hechos históricos como he reseñado antes y entre sus muros se escuchan todavía el eco de aquellas voces que rigieron los destinos de Valencia. Hay que reseñar, que el edificio fue usado durante años como colegio público (C. P. Santa Barbara), y que las intervenciones realizadas en el interior para habilitar las aulas y el laboratorio, durante esta etapa que funcionó como colegio, afectaron mucho el conjunto aunque su estructura se manteniene bien, tal y como se puede ver en la actualidad.
 

El jardín, según la documentación recabada por Ballester-Olmos, fue un claro referente de la jardinería barroca Valenciana de la que sólo queda un ejemplo en Valencia, y que en la actualidad se encuentra en un estado lamentable, el l´Hort de la alquería Julià, en Nou Moles fué un conjunto agropecuario del siglo XVII edificado en estilos manierista y barroco, el conjunto constaba de un edificio y un jardín inmediato a la vivienda, en el mencionado jardín histórico, contaba con un embarcadero, un laberinto y una glorieta alrededor de la cual se disponían setos cuadrangulares. Tras el jardín existía una terraza, y a continuación un huerto con un camino central bordeado de emparrados y en la zona más alejada de la vivienda un pinar resto de la gran pinada Moyá de Campanar.
En la actualidad solo se conserva la alquería, habiéndose perdido el huerto y el pinar, y del jardín solo queda lo mas inmediato a la alquería, que se restaurará según la trama original del jardín histórico.


La arquitectura, la alquería del hort de Juliá, está considerada por algunas fuentes como la joya tardo-herreriana Valenciana, el edificio se puede considerar como uno de los escasos ejemplares que se conservan de alquería Valenciana del siglo XVII. El edificio consta de planta baja y primer piso y coincidiendo con el eje de la puerta principal, una torre de dos alturas. La puerta principal tiene una sencilla embocadura de piedra y sobre ella está el único balcón del exterior, ya que el resto de los vanos son ventanas, destaca la portada barroca, de frontón partido sobre pilastras estriadas y el barandal del ático con bolas y pináculos segmentados.


  En el balcón, el vano se desarrolla a modo de portada con pilastras estriadas en los lados, sobre las que se sitúan ménsulas que sustentan un entablamento, en cuya parte superior se sitúa en frontón partido que alberga una venera, en la fachada recayente al jardín se abre una portada con columnas jónicas sobre las que se sitúa un entablamento muy resaltado, con un frontón curvo en la parte superior, el edificio está rematado con pirámides y bolas.


  En el interior se dispone un zaguán con arco rebajado en el centro, las habitaciones de la planta baja están cubiertas con vigas de madera, en esta planta se desarrolla un zócalo de azulejos de finales del siglo XVII, en la entrada también se presenta, en azulejería, un Ecce homo según la iconografía tradicional. 
 

  En la planta superior, las distintas dependencias conservan las decoración de los techos a base de molduras geométricas y conchas en las esquinas, cabe destacar una de las estancias cubierta con un esgrafiado con motivos vegetales y fantásticos, siendo uno de los pocos ejemplos que se conservan en interiores de viviendas, buena muestra del florecimiento de esta técnica en la Valencia de finales del siglo XVII.



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: valenciabonita.es y agendacomunistavalencia.blogspot.com



lunes, 8 de octubre de 2018

La propagación por división.

Mantenimiento del jardín, la propagación por división.

  Como ya vimos anteriormente, la reproducción asexual es un proceso muy común en el reino vegetal que puede darse de forma natural o de forma artificial, cuando este tipo de reproducción se realiza mediante división natural, tenemos bulbos, cormos, tuberos, tubérculos, rizomas, o estolones, también pueden haber acodos o injertos de forma espontánea que den como resultado nuevas plantas; y si se realiza mediante división artificial, tenemos injertos, estacas, esquejes, cultivo de tejidos, acodos o espoluración.

  La reproducción por división resulta una técnica de éxito seguro cuando se trata de plantas que se puede dividir con facilidad, de hecho, son muchas las plantas que se propagan así en la naturaleza utilizando diferentes mecanismos, y cuando estas plantas las cultivamos en macetas o contenedores, cada pocos años necesitan ser divididas para mantenerse sanas; ahora bien, según el tipo de planta que tengamos, tendremos que aplicar diferentes procedimientos o técnicas.


Los bulbos, se reproducen de manera natural desarrollando nuevos bulbitos que conviene desenterrar y dividir cada tres o cuatro años para mantener las plantas bulbosas sanas y controladas, sobre todo si están en contenedores o macetas, azucenas, jacintos o narcisos son de este tipo, para ello cavaremos ligeramente con una pala pequeña o con los dedos en busca de bulbillos pequeños que puedan haberse desprendido del bulbo parental y separaremos los nuevos bulbos adheridos al bulbo parental siempre que hayan desarrollado piel entre ellos.

Los cormos, se reproducen cada año tras haber desarrollado sus raíces y su parte aérea, al terminar su período vegetativo en otoño, deberemos desenterrarlos y cortar sus tallos dejando secar los cuellos, después separaremos los nuevos cormos formados alrededor de la base del cormo viejo y los almacenaremos protegidos del invierno para plantarlos de nuevo en primavera, los crocus o los gladiolos son plantas de este tipo.

Los tubérculos, su división debe realizarse antes de replantar en primavera, para ello cavaremos con cuidado para desenterrar el tubérculo de la planta a dividir y después examinaremos cada tubérculo para asegurarnos de que cada división tenga al menos un ojo en buenas condiciones, en ese caso, cortaremos el tubérculo con una navaja bien afilada y lo replantaremos, agapanto, alocasia o dalia son plantas de este tipo.

Los rizomas, su división debe realizarse en primavera o al finalizar la floración siempre que tengan tiempo de arraigar antes de las heladas, por lo que comenzaremos cavando con cuidado para desenterrar el rizoma de la planta a dividir y después examinaremos el rizoma para asegurarnos de que cada división tenga al menos dos yemas de crecimiento con hojas, además de bastantes raíces, en ese caso, cortaremos el rizoma con una navaja bien afilada y lo replantaremos, cala, cana índica o lirio son plantas de este tipo.

Los estolones, son brotes laterales, son porciones de tallo que surgen partiendo del tallo principal, y mas concretamente en la base del mismo, crece horizontalmente con respecto al nivel del suelo y pueden surgir perpendiculares al suelo (epígeo), o desarrollase de forma subterránea, tienen entrenudos largos y cortos alternados que generan raíces adventicias, y justo en la separación de estos segmentos enraizados, es donde se generan las nuevas plántulas, que con el tiempo serán plantas autónomas, este tipo de reproducción es común en algunas plantas herbáceas y en las plantas estoloníferas como las fresas, los tréboles y las cintas, otras especies con estolones subterráneos son la menta, el helecho, o algunas plantas acuáticas como la vallisneria o la sagittaria.


  También podemos encontrarnos con plantas con un sistema radicular fibroso, son fáciles de dividir y cada tres o cuatro años precisan ser divididas para permanecer saludables y controladas, la mejor época de división es principios de primavera, aunque también en regiones con inviernos suaves se pueden dividir en otoño, antes de iniciar la división debemos desenterrar la planta sin dañarla y examinarla bien, seguidamente procedemos a dividirla tratando de no dañar su sistema radicular y utilizando herramientas afiladas para recortar las raíces más entremezcladas y densas, la begonia es un ejemplo de este tipo.

  De igual manera, hay plantas con una corona de raíces carnosas o leñosas, son las plantas más complicadas de dividir y es necesario contar con herramientas afiladas y de buena calidad para cortar en secciones la corona leñosa, antes de realizar los cortes, debemos desenterrar la planta sin dañarla y examinar bien la corona de raíces para asegurarnos de que las divisiones que realicemos tengan un adecuado desarrollo radical como para sobrevivir por sí mismas, la adelfa es un ejemplo de este tipo, aunque también se puede propagar mediante esqueje.

La división mediante chupones, los chupones son rebrotes de la raíz que brotan con gran fuerza y pueden servirnos para reproducir la planta separándolos de la planta madre, antes de realizar ningún corte, exploraremos con cuidado para buscar el estolón sobre el que crece el chupón y comprobar si cuenta con un sistema radicular suficientemente desarrollado como para separarlo de la planta madre, en ese caso, cortaremos el chupón y lo trasplantaremos regándolo abundantemente para favorecer el crecimiento de raíces, muchos frutales son ejemplo de este tipo.

La división mediante renuevos, los renuevos son plantas jóvenes que brotan a partir de la corona o del estolón de la planta madre y a veces pueden confundirse con un chupón, aunque la división se realiza en ambos casos de forma similar, muchas plantas tropicales cultivadas como plantas de interior, se reproducen naturalmente mediante la emisión de renuevos que obtienen agua y nutrientes de la planta madre, siendo conveniente dividirlos una vez han desarrollado su propio sistema radicular, los períodos más adecuados para realizar una división de renuevos son la primavera y el otoño, la aspidstra es un ejemplo de este tipo, la forma de proceder sería, examinar la planta para identificar renuevos lo bastante desarrollados, seguidamente desenterraremos la planta sin dañarla o sacaremos el cepellón del tiesto para poder separar con delicadeza el renuevo y sus raíces, lo antes posible, lo plantaremos en un nuevo tiesto o al exterior, regándolo de forma generosa.



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: jardinerosenaccion.es

martes, 2 de octubre de 2018

El paisajismo Inglés.

El paisajismo Inglés.


  Un poco de historia, Inglaterra es potencia en el siglo XVIII y coloniza el lejano Oriente, India y Pakistán, tras una revolución en el año 1688, se crea un parlamento, éste le quita poder al monarca; Un año después se crea la declaración de los derechos humanos, el parlamento se divide en liberales “whigs”, es la burguesía comercial y financiera, sus hijos hacían el Grand Tour y traían pinturas de paisajes Italianos y Franceses, copiándolos en sus jardines, no estaban de acuerdo con el arte topiario. Mientras en los conservadores “tories”, que es la antigua aristocracia feudal, apoyaban al rey.


  El estilo del paisajismo Inglés, es una amalgama de neoclasicismo con orígen en el renacimiento Italiano y el barroco Francés, y la denominada Chinoiserie, de donde se toman e incorporan elementos orientales de las colonias a sus jardines. El paisajismo Inglés es la última y gran escuela que tiene Europa, con unas características propias bien definidas, en la jardinería Inglesa se descarta por completo y rechaza el concepto del arte topiario, de las formas puras, de la simetría y de las formas netamente geométricas, moldeadas intencionalmente por el hombre, relacionándolas con el absolutismo Francés y en el desacuerdo con su política.

  Por el contrario, se decanta por un estilo natural de formas suaves y naturales, así es como incorporan en sus jardines, las laderas, las colinas, árboles y demás especies con sus formas naturales, sin incidir en ellas. El concepto de la jardinería Inglesa, básicamente es la de un terreno irregular con caminos tortuosos, con vegetación de crecimiento libre y espontánea, sin recortar, cultivando abundantemente diversidad de especies y de colores para su total disfrute de la naturaleza, siendo el estilo que mas influencia tiene hoy en día.


  A medida que se iban incorporando influencias y corrientes a lo largo del tiempo en el paisajismo Inglés, se distinguen diferentes etapas, cabe destacar, el pintoresquismo, el formalismo, y la Gardenesquelca.

El pintoresquismo, picturesque en Inglés, William Kent (1685-1748) fue el padre de esta corriente y del paisajismo inglés; Su inspiración tiene su orígen en Roma donde vivió un tiempo, fué arquitecto, pero la fama le llegó a través del paisajismo. El concebía los paisajes como una pintura clásica, disponía y organizaba cuidadosamente de los efectos artísticos como la luz, el color, las sombras y las formas. Sus jardines se caracterizan por tener unos diseños muy orgánicos, y por la utilización de la arquitectura como ornamentación y monumentos como escenografía. Sus diseños de jardines más importantes son, Rousham Garden en Stowe y Chiswick House. William Kent contribuyo al estilo del jardín natural que evolucionó en el paisajismo inglés actual.


El formalismo, Lancelot Brown (1716-1783) popularmente conocido como “Capability Brown“, fue un arquitecto paisjajista Inglés y está considerado como el último gran jardinero del siglo XVIII. Se aleja de la idea de los jardines y paisajes plasmados en las pinturas. En sus diseños no hay monumentos o estatuas, se especializa en lagos octogonales y serpenteados, siendo su sello indentificativo; busca lo natural y lo puro, en formas naturales sin escenografías. Frente a las mansiones diseña grandes prados, cultiva los árboles en forma de cinturón “belts” y organiza las especies en macizos “clumps”. Solía utilizar puentes y cascadas para conectarlos con los lagos. Capability Brown diseño alrededor de 200 jardines, entre los que se pueden destar, los jardines del Palacio Blenheim, los jardines del Castillo Warwick, Harewood House o Milton Abbey.

  En 1980 fue reconocido como un genio del paisajismo Inglés, su influencia fue tan importante que frecuentemente, William Kent pasa desapercibido; Muchos de los parques y jardines diseñados por Capability aún se pueden visitar en la actualidad, entre ellos están los Jardines del Palacio de Blenheim en Oxfordshire, pero su trabajo más influyente sin duda es el de Stowe Park, donde hoy en día se puede disfrutar de sus paisajes, fue uno de los primeros jardines de paisaje en Inglaterra (1730), el cual influyó de manera decisiva en el futuro de la jardinería Inglesa.



La gardenesquelca, Humphry Repton (1752-1818) es el último gran paisajista inglés, frecuentemente considerado el sucesor de Capability Brown, era un economista, arquitecto y acuarelista, proyectaba y presentaba sus trabajos en un antes y un después sobre acuarelas y los encuadernaba en los llamados “Red Books”, donde presentaba los proyectos a sus clientes. Para Repton la jardinería era una forma de arte; el continúa con la técnica adoptada por Capabiliy Brown, aunque incorpora caminos de grava, reemplaza los ornamentos de arquitectura utilizados anteriormente por Kent, por grutas y falsas ruinas. El escribió varios artículos sobre jardinería y publicó 5 libros sobre la filosofía y la práctica de la jardinería. Su trabajo más influyente fue Sheringham Hall Park en Norfolk.


 Los elementos característicos del paisajismo Inglés son:

Bowling green, son campos de laderas atravesadas por un lago o un estanque irregular.
Belts, cinturón en inglés, forma en la que se organizan los árboles, la idea de rodeado.
Ha-ha, es un cerco rehundido, para evitar que los animales lleguen a la casa.
Clumps, son grupos de árboles, macizos o arriates de plantas.
Ornamental farm, es típico del paisaje pintoresquista, Rousham Garden en Stowe, fue uno de los primeros jardines de paisaje en Inglaterra (1730), el cual influyó de manera decisiva en el futuro de la jardinería inglesa. 
 

 Un buen ejemplo de este estilo en España, lo podemos ver en los Jardines del Buen Retiro, en Madrid, aunque también podría citar el Parque Doña Casilda de Bilbao o el Jardín Botánico La Concepción de Málaga entre otros.



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: plantasyjardin.com