jueves, 31 de mayo de 2018

El abono verde

El abono verde.

  Esta técnica, aunque parezca mentira, es una técnica muy antigua en la agricultura Mediterránea, estando documentado que lupinos y habas eran ya usados por los Griegos como abono verde 300 años aC, y consiste en plantar determinadas especies con el objetivo de mejorar la calidad del suelo, aportando nitrógeno, aireando el terreno, estimulando la microbiología, controlando las malas hierbas, protegiendo el suelo del calor y la lluvia evitando la erosión y aportando materia orgánica, para cumplir este cometido, tenemos que usar especies con un sistema radicular profundo y de crecimiento rápido, con un sistema foliar de hojas anchas y tiernas, ricas en agua, de fácil descomposición y que se adapten a terrenos pobres, que son los que pretendemos mejorar.

 
  La siembra de este tipo de plantas la podemos hacer en terrenos sin cultivar, generalmente en otoño, con el fin de que en la primavera podamos plantar las especies que tengamos programadas en el bancal, de esta manera pueden cohesixtir con las hortalizas en verano y en otoño o en primavera con los frutales, por lo tanto, otra característica a tener en cuenta, será que no sean especies que puedan asfixiar a los cultivos, solo a las malas hierbas.

  De esta manera, de forma natural, tendremos una serie de ventajas en el suelo, como la mejora de su estructura, ya que las raíces modificarán la estructura del suelo, recuperando elementos minerales y reincorporándolos al ciclo natural de éste, la mejora en la cobertura, ya que contaremos con una protección contra la erosión y las pérdidas térmicas, evitando escorrentías y costrones en el suelo, y por último y no menos importante, la mejora del hábitat natural, ya que facilitaremos un espacio propicio para la fauna útil, que nos vendrá bien en la lucha contra los parásitos de los cultivos.

  Como tenemos dos grandes grupos de cultivos, unos son de primavera-verano y otros son de otoño-invierno, para el primer grupo generalmente sembraremos leguminosas, y para el segundo grupo generalmente sembraremos crucíferas, de todas formas, la mejor época para la siembra del abono verde o cultivo de cobertura, será cuando coincida con la floración, en el caso particular de las leguminosas como por ejemplo las habas, el momento óptimo es cuando se forman las vainas, en cuanto a las especies que podemos usar, para la retención de humedad, generalmente serán crucíferas como por ejemplo, la colza, la remolacha forrajera o la mostaza amarilla, este tipo de plantas generan un sistema radicular poco profundo y tienen un crecimiento rápido.

Para fijar nitrógeno en la tierra, son las leguminosas como por ejemplo el altramuz, el trébol o la alfalfa, este tipo de plantas tienen un sistema radicular mas desarrollado y generalmente tienen nodos en sus raíces que son los que fijan el nitrógeno en el suelo.

  Para aportar carbono, la gramíneas como la avena, el ray-gras, la cebada o el centeno que tiene propiedades alelopáticas es decir que inhiben el desarrollo de las simientes de muchas plantas adventicias mediante toxinas segregadas por la misma planta.

  Siempre es conveniente antes de sembrarlas, mejorar el terreno con abonos naturales como estiércol o compost, de esta forma aportaremos fósforo y potasio, la siembra se tiene que hacer a unos diez centímetros de profundidad y unas cuatro o seis semanas antes de la siembra de las hortalizas.

  Por último, la forma de incorporarlo al bancal será cortarlo e incorporarlo al suelo antes de que forme las semillas ya que es el momento en que la planta está en su máximo contenido de nutrientes y nos conviene aprovecharlo, de esta forma, en el momento adecuado se procederá a triturar la masa vegetal con una desbrozadora de mano y siempre que se pueda, se dejaran unos días los restos en la superficie para lograr un inicio de la descomposición, también se puede incorporar directamente la materia orgánica a un máximo de cinco o seis centímetros de profundidad, a los pocos días ya se puede preparar el bancal para las nuevas siembras o plantaciones.



Ramón Gijón, delineante proyectista

viernes, 25 de mayo de 2018

Fisiología de las plantas, (III)

La fisiología de las plantas, la reproducción.

  La reproducción, es un proceso biológico por el se perpetua una especie, es un proceso común a todos los seres vivos, pero en el reino vegetal existen dos tipos de reproducción, la asexual o vegetativa, (la reproducción vegetativa_09/2017), y la sexual o generativa que es la que voy a desarrollar, las plantas disponen de unos medios para ello, que en una secuencia cronológica serían, la floración, la polinización, la fecundación, la fructificación y por último la diseminación de las semillas.

  La floración, cuando la planta ha alcanzado nivel de madurez adecuado, hay células meristemáticas que se transformarán en hojas modificadas en forma de flor, por lo tanto, es el proceso por el cual las plantas florecen y mantienen abiertas sus flores, siempre con un único fin, para que se lleve a cabo la polinización, proceso necesario para producir semillas y, por lo tanto, continuar con la especie, podemos recordar la formación de las flores en ().


  La polinización, es el proceso en el que tiene lugar una transferencia del polen desde los estambres al pistilo, el polen se transfiere principalmente a través del viento, de los insectos, pero también se puede transferir a través del agua o de animales vertebrados, la polinización puede ocurrir tanto dentro de la misma flor, como entre varias flores, sean o no de la misma planta, dependiendo del tipo de planta, (monoica, dioica o hermafrodita), si esto conduce a una fertilización dependerá de la compatibilidad del polen y de las propiedades específicas de las especies de plantas.

  La fecundación, como ya sabemos, se produce cuando las cargas genéticas masculinas y femeninas se unen en el óvulo para posteriormente desarrollarse el ovario, dando lugar al fruto y el óvulo dando lugar a la semilla, en la mayoría de los casos la fecundación la produce el polen de la propia flor, o en su caso de la misma planta, (planta autogama), en caso contrario serían plantas autoestériles.

  La fructificación, Una vez el óvulo ha sido fecundado, la flor ya no tiene ninguna utilidad, es mas, es un gasto energético inútil para la planta, por lo que la planta la marchitará y caerá, desde ese momento el ovario se desarrollará y comenzará a ganar en tamaño, en el interior, los óvulos fecundados serán las futuras semillas, paralelamente las semillas van almacenando gran cantidad de sustancias de reserva, ya que que las necesitará el futuro embrión para poder ser viable en el momento de la germinación, también prepara la testa de la semilla para cuando no tenga la protección del fruto.

  La diseminación de la semilla, esta es la última etapa, o la primera, según se mire, es el fin último de la planta, poder diseminar las semillas para colonizar el suelo y mantener su espacio vital, de esta manera se mantendrá su especie, para conseguir este objetivo, de nuevo la naturaleza nos vuelve a sorprender y se vale de muchos mecanismos de transporte, como pueden ser:

Los animales, (Zoocoria), es la dispersión de los frutos a través de los animales, la dispersión se puede realizar por la ingestión del fruto, las semillas pasan por el tubo digestivo sin degradarse y quedan preparadas para la germinación, en otros casos, los frutos se adhieren al pelo o plumas por ganchos que presentan, siendo transportadas sobre el cuerpo a gran distancia.

La propia planta, (Autocoria) o auto dispersión, se produce cuando el interior del fruto, al madurar, ejerce presión sobre la envuelta, de tal forma que llega a estallar, dispersando las semillas a cierta distancia.

A través del agua, (Hidrocoria) es la dispersión de los frutos a través del agua, para ello es necesario que los frutos y semillas puedan flotar, un ejemplo sería el fruto del cocotero.

El viento, (Anemocoria) es la dispersión de los frutos a través del viento, para lo que se valen de increíbles diseños con los que pueden planear y ser arrastradas a grandes distancias, para ello las semillas y los frutos deben ser ligeros y presentar estructuras que faciliten el vuelo. Un ejemplo lo tenemos en el fruto del diente de león.

  La germinación, para que una semilla pueda prosperar, necesitará de cuatro elementos imprescindibles, luz, agua, oxígeno y una temperatura adecuada, pero aquí no termina la capacidad de las plantas para adaptarse al medio y la naturaleza se vale de unos mecanismos adicionales para asegurarse que las semillas vayan a poder germinar, por lo que voy a describir algunos de estos mecanismos.

El que la mayoría de las semillas germinen en la primavera no es una casualidad, ya que si no tiene una temperatura adecuada ésta no prosperará, esta es la razón de que no prosperan en invierno, (bajas temperaturas) ni en verano, (falta de humedad); Para conseguir esto y no fracasar en el intento la semilla se vale del fotoperiodo, de esta manera, cuando tiene las condiciones de temperatura y de humedad adecuadas y además coinciden con el alargamiento progresivo de la luz solar, la semilla sabrá que es primavera.

  Las semillas también se valen de letargos externos, o de letargos internos, como cubiertas duras o de inhibidores en las cubiertas, en el caso de las cubiertas duras, se irán deteriorando con el paso del tiempo hasta hacerse permeables al agua, y esto ocurrirá entre la fructificación y la siguiente primavera, que es cuando brotará; En el caso de los inhibidores, la semilla está recubierta de una substancia que suele ser de tipo hormonal o hidrófoga, que desaparecerá con lavado o con fricción mecánica, entonces brotará.

  En los letargos internos, la semilla para madurar necesita un periodo de calor seguido de un periodo frio, de esta manera, la semilla que se dispersa en verano, pasa por un periodo cálido y después por un periodo frio, por lo que germinará en la primavera siguiente.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

lunes, 21 de mayo de 2018

Parque de Marxalenes.

Parque de Marxalenes.


  El parque de Marxalenes está situado en el barrio conocido como Marxalenes, y fue realizado en su primera fase entre 1998 y 2.001, año de su inauguración, el nombre de Marxalenes parece derivar del árabe y tiene su antecedente en la palabra marjal, esto nos da a entender claramente el origen del barrio, la inspiración del parque es el agua, la imagen del agua, está presente en la laguna, en el ullal, en las acequias, en las albercas y en las esculturas-fuente, siendo fundamental para narrar esta historia, de esta manera vemos alrededor del ullal y de la laguna, los paisajes típicos de ribera que se entrelazan con otros, representativos de la montaña Valenciana, todos estos paisajes van acompañados de una gran variedad de arbustos, y la imagen del suelo fértil queda plasmada en los jardines útiles, que cuentan con una amplia alberca y están atravesados por acequias. El parque es un diseño de la arquitecto Amparo Medina Piles y del Taller de Jardinería Babilonia S.L.

 Se trata de un parque cuya gestión está encomendada a la Fundación Pública Municipal de Parques y Jardines Singulares, cuenta con una extensión de 80.000 m2 y en él se ha intentado una integración entre el agua y la botánica propios de todo parque o jardín, con la inclusión de alquerías, fabricas y edificios que se encontraban dispersos y abandonados en la zona para crear todo un conjunto, de esta manera, varios edificios se han dedicado a diversos usos medio ambientales o lúdicos y el resto están todavía en fase de rehabilitación.

El parque se articula alrededor de dos caminos que se cruzan perpendicularmente, los conocidos como Paseo del Ferrocarril y Camino de la "Muntanyana". El parque se divide en cuatro zonas o ambientes, en uno de ellos se ha recreado un ambiente de bosque mediterráneo, en otro un espacio de huerta, un tercero se corresponde con un área o zona deportiva y el cuarto y último se corresponde a una serie de edificios singulares rodeados por zonas de jardín, también se han instalado diversos elementos para juegos infantiles, así como otros proyectados específicamente para las personas mayores para que puedan realizar movimientos de rehabilitación al aire libre.
 

 La arboleda o bosque del parque esta organizada en paseos dedicados a cada uno de los árboles que integran el jardín, la intersección de los caminos dan forma a pequeñas plazuelas que tienen instaladas, las llamadas esculturas-fuentes (los autores las llaman construcciones liquidas), se trata de 19 piezas de piedra o de mármol que hacen el papel de escultura por un lado y de fuente por otro, son obras de Thomas Thieme, Antonio Becker y Caterina Zimmermann; estas plazoletas invitan al descanso, cobijados a la sombra de los árboles, entre las especies botánicas que podemos admirar tenemos, palmeras, algarrobos, olivos, robles, fresnos, olmos, carrascas, chopos, pinos y sauces entre otros, también podemos ver arboles frutales, por lo tanto, todos los árboles plantados son autóctonos de la zona, menos el ginkgo biloba que es de origen Chino.


  En la zona dedicada a huerta se han plantado diversas especies de plantas aromáticas y medicinales propias del Mediterráneo, cabe destacar en este sector un polideportivo.

La zona mencionada zona boscosa gira alrededor de una gran laguna, el agua que forma la laguna y los estanques del parque brota desde el mismo interior de la tierra, es decir, un "ullal" o acuífero natural. Frente a la alquería de Félix, se ha creado un pequeño estanque circular que quiere recordar la Albufera de Valencia, sobre el mismo se ha construido un pequeño puente de madera y sobre el agua se han insertado unas libélulas gigantes de hierro que forman un elemento decorativo más a añadir al parque.

A lo largo del parque existen otros elementos decorativos y escultóricos que se distribuyen por el mismo, así encontramos el llamado tronco veleta, obra de Jaume Monfort y Tomás Sivera, se trata de un alto tronco de madera rematada por una carcasa de metal con una hoja de ginkgo realizada del mismo material que hace la forma de veleta, en cuanto a los elementos arquitectónicos, como he mencionado antes, hay muchos, entre los edificios que podemos encontrar en el parque, se pueden destacar:


La alquería de Félix o del Tío Miguel, data del siglo XIV (restaurada, hoy es aula de la Naturaleza y museo etnográfico de la vivienda rural Valenciana); La alquería de Barrinto, data del Siglo XIV (restaurada, hoy dedicada a biblioteca pública "Joanot Martorell" y centro de recepción de visitantes); La alquería del Foraster, (restaurada, hoy es el centro de Mantenimiento del parque); La alquería de la Luna, (fué construida en 1914, hoy es el centro de actividades para personas mayores), en ella destaca en lo alto de su fachada principal un panel cerámico representando a San Vicente Ferrer; La alquería de Voro, fué construida en 1919, (será dedicada a centro de actividades para la juventud); Fabrica de aceite, (será dedicada a museo del aceite), junto a la Alquería de Barrinto; También podemos ver, la Antigua estación de ferrocarril de Marxalenes construida en 1888 y las Antiguas cocheras de los ferrocarriles de vía estrecha, (hoy cafetería y museo del ferrocarril).




Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: www.jdiezarnal.com y Ayto.de Valencia.

jueves, 17 de mayo de 2018

El plantado de bulbos.

Mantenimiento del jardín, la plantación, (II).

5.- El plantado de bulbos.

  Para plantar bulbos y rizomatosas directamente en el exterior, como siempre habrá que prever el espacio entre los bulbos y la profundidad, por lo general se calculará la amplitud del hoyo manteniendo un espaciado entre cada bulbo de dos o tres veces su anchura, en cuanto a la profundidad del hoyo, en la mayoría de los casos se plantan a una profundidad de dos o tres veces su altura, aunque hay casos especiales a tener en cuenta, como por ejemplo con los tulipanes o las nerinas; En el caso de los tulipanes, tenemos que profundizar un poco más, y los plantaremos a una profundidad de tres o cuatro veces su altura; En el caso de las nerinas, tenemos que plantarlas de forma que la punta del bulbo esté al ras o en la superficie del suelo.

  También hay que tener en cuenta que en zonas de climas fríos, como regla general los bulbos se plantarán a más profundidad para protegerlos del frío y las heladas; Los bulbos que son más sensibles al frío, o a la humedad o a la falta de drenaje del suelo, se pueden plantar en maceta o semillero protegido, a la misma profundidad que si se plantan al exterior,y después que hayan brotado, podrán trasplantarse al exterior; Cuando se trate de un suelo arenoso o un suelo ligero, también se plantarán a más profundidad para protegerlos del frío, del calor o de la deshidratación.

  La forma de proceder, no tiene ninguna ciencia, es decir, cavaremos un agujero de las dimensiones y profundidad adecuadas, en función del tipo de suelo y de las bulbosas a plantar, se eliminaran las hierbas adventicias desde la raíz, se incorporará compost o mantillo al fondo del hoyo y previamente se pinchará con una horca para dejarlo suelto y aireado; Situaremos los bulbos teniendo siempre la precaución de que su yema de crecimiento esté hacia arriba, acto seguido rellenaremos el hoyo, respetando como siempre, la estructura original de la tierra a la hora de incorporarla nuevamente al hoyo y manteniendo la posición y colocación de los bulbos de forma correcta, por último, se compactará la tierra ligeramente con los dedos para eliminar el aire que pueda haber quedado, pero con mucho cuidado de no dañar las yemas de los bulbos.

  Como medida de protección, podemos añadir algo como acolchado contra el frío y también podemos colocar una malla ligera que impida que los pájaros u otros animales puedan dañar o desenterrar los bulbos, esta malla deberá retirarse en el momento que aparezcan los primeros brotes.


  El procedimiento descrito para los bulbos, también es válido para los cormos, como Crocus, Gladiolo, o Sternbergia entre otros; Para los tuberos, como Begonia, Caladium, o Sinningia; Para los tubérculos, como Agapanto, Alocasia, o Dalia entre otros; o para los rizomas, como Cala, Caña de las Indias, o Lirio (no todos) entre otros.




Ramón Gijón, delineante proyectista.

martes, 8 de mayo de 2018

Los jardines en el Islam.

Los jardínes en el antiguo Islám.

  El Jardín islámico es un tipo de jardín que se ha desarrollado en el Cercano y Medio Oriente y en los territorios ocupados por los árabes en la cuenca Mediterránea, siendo parte intrínseca de la cultura Islámica, el jardín ha estado bien representado en la pintura y en las miniaturas.


  El jardín Islámico llama a todos los sentidos, el moteado de la cerámica, el perfume de las flores, el murmullo del viento y el agua, los cantos de los pájaros, ofrecen al espectador una visión del jardín celestial del que hablaba Mahoma, tanto para los musulmanes como para cristianos y judíos, el jardín del Edén y el paraíso representan el destino de la humanidad, sin embargo, en el caso de los primeros, el arte de la jardinería cobra una dimensión totalmente diferente.

  Para la tradición musulmana el paraíso y el recuerdo del primigenio oasis del desierto ocupa un lugar privilegiado en su imaginario colectivo, hay que recordar que en las zonas donde surge el Islam, son cálidas, áridas y en ocasiones semidesérticas, el paraíso es visto como un lugar rico en vegetación, donde predominan los árboles frutales, llenos de ricos alimentos, y la vegetación fresca, verde y frondosa, regada por acuíferos, ríos y lagos, precisamente, algo de lo que aquellas zonas del planeta suelen carecer, por lo tanto, para la tradición musulmana, el arte de la jardinería era una forma de representar el Edén, y por eso los mandatarios, reyes y hombres poderosos no dudaron en esmerarse por conseguir su pequeño paraíso en sus palacios y villas.

  Como la mayoría de los países islámicos están situados en cálidas y secas regiones con cultura de oasis, uno de los problemas principales de la jardinería era siempre el del riego. Tanto el mundo Islámico occidental como el oriental habían heredado de Persia el sistema de los “qanawat”, consistente en canales de riego subterráneos protegidos de la evaporación solar que conducían el agua desde las regiones más altas y montañosas donde abundaba el agua hasta las regiones más lejanas y cercanas al desierto donde se almacenaba en grandes cisternas.

  En la tipología característica de los jardines Islámicos, los jardines del Islam han tenido que adaptarse a las difíciles condiciones climáticas para crear espacios naturales embellecidos con las plantas del sur, siendo los espacios abiertos poco comunes, al igual que los caminos descubiertos muy expuestos, la escasez de agua y la permanente insolación llevó a un tipo particular de desarrollo de los jardines inspirado en los oasis, es decir, el jardín a diferentes niveles, de esta manera, vemos:
 
Un nivel de la sombra, que es una plantación de árboles que ofrece protección contra el sol, a menudo son palmeras, cipreses y cedros, que combinan un porte elevado y una sombra permanente.
Un nivel de las plantas con flores, este nivel intermedio está dedicado a los arbustos de flor, daturas, cuyas pesadas flores de cálices colgantes aparecen en los grabados, adelfas, hibiscos, jazmines, rosas, madreselva, limoneros o naranjos, los arbustos son elegidos por su exuberante floración y por su fragancia, que atrae a los pájaros y las mariposas.
Un nivel del agua, es un nivel más abajo y está ocupado por las fuentes y los canales que distribuyen el agua, ahorrándola y reciclándola, los setos de boj se utilizan por su sencillez y durabilidad excepcionales, los pavimentos están diseñados para aprovechar los rayos de luz que atraviesan el follaje, y se hace hincapié en la variedad de materiales y texturas, cerámica vidriada y mármol se combinan con el ladrillo y la piedra.

  Para protegerlo de los efectos desecantes del viento, el jardín está rodeado por un muro, así, puede tener la apariencia de un patio plantado en el corazón de un palacio o de un edificio, y cuando se tiene una perspectiva en el paisaje, el jardín acaba en un muro de arcos que controlan el paso del viento, los arcos son parcialmente oscurecidas por “mashrabiyas”, paredes perforadas que aceleran el viento, concentrándolo en un estanque o en un gran plato lleno de agua, lo que contribuye a enfriar la atmósfera. En todos los casos, el jardín se adapta a los desniveles del terreno para producir áreas sombreadas y recintos protegidos, las terrazas se suceden y permiten un recorrido natural de agua. Cada espacio, estanque de agua o parterre siempre está acompañado por un camino de sombra, permite tanto al paseante admirar el jardín como protegerse del sol con sombras naturales o sombras conseguidas mediante galerías, la orientación y el emplazamiento de la circulación de las personas por el jardín son objeto de una atención especial.

  Los jardines Islámicos están constituidos básicamente por una sucesión de patios rectangulares tapiados en cuyo centro encontramos una fuente o glorieta rodeada de plantas, los caminos también son fundamentales, ideales para paseos y para unir los diferentes patios, normalmente, los caminos solían adornarse por arcos ojivales cubiertos en parte de vegetación, lo que estéticamente confiere al espacio sensación de frescura. La idea de este tipo de jardines es cerrada, al igual que los jardines medievales, estos espacios de ocio y de relax constituyen una forma de organizar el mundo. Frente al espacio abierto del desierto, los jardines Islámicos constituyen un espacio de paz, donde el hombre queda protegido.

  Aunque el Coran no da ninguna directriz precisa para la jardinería y su estética, es cierto que el texto sagrado musulmán sí que destaca la importancia de las sombras de los árboles y del agua corriente, pero también de la protección mediante muros circundantes, y del embellecimiento de los edificios ricamente decorados y esparcidos en el verdor, por eso, el denominado jardín Islámico se caracteriza por tres elementos: los árboles, la sombra y sobre todo, el agua.

  Efectivamente, el agua es un elemento indispensable, la escasez de agua en los países del sur la convierten en un activo muy valioso que debe recolectarse, almacenarse y distribuirse de la manera más eficaz y más barata, de esta manera, los “qanawat” y las norias se perfeccionaron y fueron muy difundidas, como muestra de los conocimientos hidráulicos de los árabes es la misma gota de agua que serpentea a través de las impresionantes rampas de agua del Palacio del Generalife de la Alhambra en Granada, que fluye hacia las fuentes, se desliza por los canales y riega las huertas de un nivel más abajo.

  El poder de refrescamiento del agua se utiliza en una sucesión de efectos a distintos niveles que envuelven al caminante, a nivel de los ojos, son los chorros de las fuentes; a nivel de las manos, las rampas de agua; a nivel de los pies, las acequias y estanques que se insertan en el pavimento y que cruzamos casi sin darnos cuenta. Las norias, de tracción animal o humana, traen el agua a los estanques (aljibes), en la Alhambra, un acueducto de 10 kilómetros trae el agua a las cisternas superiores desde un represa en la cercana Sierra Nevada, las acequias que atraviesan el pavimento unen los estanques en un complejo flujo por gravedad, a imagen de los oasis, las acequias riegan las plantas de una manera totalmente controlada, los parterres están divididos por muros de contención, atravesados por pequeños tubos de barro cocido, bloqueados sucesivamente por una simple piedra, permiten el riego a cada nivel del jardín.


  Este papel funcional se combina con los valores simbólicos y religiosos, el Coran, ya que impone ciertas abluciones antes de la oración, la limpieza del cuerpo se expresa por la abundancia y la sofisticación de los baños y sus anexos, por lo tanto, el agua es finalmente un elemento estético importante, cuyos reflejos son repetidos y multiplicados por las cerámica, entre ellas las famosas cerámicas de brillo metálico, transmitidas a los árabes por los Bizantinos, el murmullo de los regatos trae la calma y la serenidad y se combina con el canto de los pájaros atraídos por las flores.

  Respecto al tipo de cultivos de este tipo de jardines, predominan los frutales y las plantas aromáticas, los primeros como fuente de alimentos y las segundas para proporcionar sensualidad al espacio. Incluso podríamos decir que también es una forma de representación de las dos versiones del hombre: la necesidad (mediante los alimentos) y el placer (mediante las plantas aromáticas). Los jardines de la Alhambra y del Generalife, en Granada, son el exponente perfecto de este tipo de jardines.

  Cabe reseñar la simbología y los usos de este tipo de jardines, hay que recordar que el jardín Islámico se inscribió principalmente en la tradición que procedía de la Persia sasánida, los más bellos jardines de los primeros siglos de la Hégira (VII a IX en Occidente) se lograron en el Irán musulmán, de este período son dignos de mención los jardines Omeyas, en los que se incorporaron rasgos de la tradición de los parques reales Helenísticos, a su vez inspirados en los jardines Persas, aunque con una particular disposición de los elementos arquitectónicos (pórticos, paseos, peristilos).

  Los jardines Islámicos tenían diversos usos, el primero como ya he mencionado antes, era la representación del Edén, pero más allá de lo estrictamente religioso y literario, los jardines tenían otros usos, uno era servir como espacio de ocio, en el que galerías de pilares y columnas rodean florecientes y aromáticos arbustos, y árboles y parterres llenos de flores, de hecho, en amplias zonas del mundo Islámico los jardines ofrecen un espacio ideal para fiestas y encuentros, y en el centro tienen una pila cercada por tiestos de flores para disfrute del propietario y de los invitados, estos jardines, la mayoría de las veces llamados “riyad”, estaban siempre dispuestos de forma ortogonal, ya fueran cuadrados o rectangulares, o fueran para príncipes o para ciudadanos en sus viviendas privadas.

  El otro uso era el de servir como espacio de cultivo para flores y plantas con fines medicinales, también es frecuente que los jardines sirvan también de lugar de reposo a los muertos, en estos casos, son pueden ser paisajes casi sin forma, un ejemplo de este tipo de jardines lo encontramos en Rabat (Marruecos), donde existe un amplio cementerio junto al mar, un paisaje verde apenas sin estructurar con lápidas anónimas sin adicionales intentos de embellecimiento, o como los complejos funerarios reales de los Otomanos que los encontramos parques románticos y paisajísticos, en los que la simetría cede a la naturaleza, o de cuidados parques dispuestos de un modo bien resuelto, de jardines divididos en cuatro o de riyads; Por el contrario, nos encontramos con el modelo de los soberanos Indios, que hacían de sus tumbas grandes complejos que incluían ricas instalaciones, cruces de anales, juegos de agua y suntuosos monumentos (como por ejemplo, el Taj-Mahal).



Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: espores.org

martes, 1 de mayo de 2018

El bancal profundo.

El bancal profundo.


  Como hoy en día no se suele disponer de mucho espacio en nuestro huerto o jardín, el sistema del bancal profundo es una buena solución, ya que nos proporciona mucha producción en un reducido espacio, si repasamos un poco la historia, vemos que es una práctica de la agricultura que se usó en la antigüedad en Francia y China, los agricultores Franceses y Chinos del siglo XIX se encontraron con la misma problemática, ya que se veían obligados a cultivar cerca de las ciudades, siendo las parcelas caras y escasas, pero disponían de unos recursos abundantes de estiércol, procedente de las caballerías, que era el transporte utilizado entonces, todo esto en conjunto proporcionó un sistema productivo muy eficiente, hoy forma parte de la historia, pero desde 1960, en la universidad de Santa Cruz en California, (Estados Unidos), disponen de un huerto orgánico y está dando unos resultados excelentes, en la actualidad dispone de un huerto de 2,8 hectáreas en el valle de Round, y en Europa se utiliza generalizadamente como una técnica para mejorar el rendimiento de nuestro huerto ecológico.

  Esta es otra labor cultural que podemos aplicar a nuestro huerto o jardín, en la que solo usamos métodos y productos ecológicos y la intervención es prácticamente manual, no necesitamos disponer de grandes medios, con una pala, un azadón y una carretilla, tenemos suficiente, las medidas recomendables de los bancales son de 1,20 a 1,50 metros de anchura y de unos 6,00 o 10,00 metros de longitud, esto es, unos 10 metros cuadrados de superficie, suficiente para producir una buena cantidad de productos ecológicos.
 
  La forma de proceder es, seleccionar una ubicación, aplicar estiércol, cavar el terreno en zanjas, con una profundidad de 30 o 40 centímetros como máximo, La regla de oro del bancal profundo es que nunca se tiene que pisar encima del terreno; En cuanto a la localización, es indiferente donde se va a trabajar, ya que vamos a modificar las propiedades del suelo añadiendo materia orgánica, es decir, vamos ha efectuar una enmienda en los bancales, cuando ya tenemos nuestro bancal profundo elegido y delimitado (con unas estacas, o por cualquier otro tipo de material como ladrillos, piedras o maderas), debemos añadir al terreno una cobertura de estiércol o compost, simplemente hay que cubrir la tierra, no importa el espesor ya que simplemente con hacer la cobertura es suficiente, una vez acabada esta tarea seguiremos con la excavación.

  Esta es sin duda la tarea más laboriosa, dependiendo de la estructura del suelo, sin embargo, mientras hacemos las zanjas en el bancal, hay que mezclar el estiércol, la profundidad a excavar es la de una pala, es decir, unos 30 o 40 cms., el proceso de excavación va escalonado, primero se cava una zanja a lo largo (ancho 40 cm también) y se guarda la tierra extraída, esa tierra junto con el estiércol se incorporará a la segunda zanja que se cave y así sucesivamente, es decir, cuando hagamos la tercera zanja, se rellenará con la tierra de la segunda, se cavarán tantas zanjas como nos pida la anchura del bancal, de esta manera, tendremos constituido nuestro bancal. Recordemos que una vez se haya añadido la tierra y estiércol de la anterior zanja, ya no puedes pisar de encima, ya que en esto radica el método, que es dejar la tierra mullida y abonada, si se pisa se apelmazará y se perderá todo el trabajo.

  Una vez tenemos nuestro bancal, los podemos hacer de dos maneras, una técnica es mediante un aporcado (bancal libre) o mediante una delimitación, en el primer caso, únicamente se amontona la tierra en el bancal; En el segundo caso, además de amontonar la tierra pondremos una protección a modo de baldas que evitarán que el bancal se deshaga marcando claramente el punto hasta el que podemos pisar y también evitando que las malas hierbas avancen hacia el interior del bancal, esta delimitación puede hacerse con troncos, maderas, cerámicas de construcción, chapas de acero o piedras.

  El éxito del método del bancal profundo, viene dado por crear un sector de tierra con gran contenido en nutrientes (estiércol o compost), un terreno mullido, con humedad y permeable, (un terreno apelmazado impide el desarrollo radicular correcto e inhibe el crecimiento), además se consigue cultivar hortalizas o vegetales con una densidad mucho mayor a la del huerto tradicional, estudios realizados en la universidad de Santa Cruz en California, y en los huertos con certificación ecológica en Francia y otros países Europeos, certifican que con el método del bancal profundo se consiguen rendimientos de 4 veces superiores a un bancal normal y corriente.

  Este método no solo es aplicable a las hortalizas, también sirve para los frutales, se crean unos mini bancales profundos circulares para cada árbol, o para un conjunto agrupado de árboles, es un método muy eficaz para arboles guiados o en espaldera, la técnica a realizar es la misma, (estiércol, cavar zanjas y cubrir), personalmente he puesto en práctica esta técnica en mi pequeño huerto, con unos resultados satisfactorios; Este artículo, está basado en el libro “Guía del horticultor autosuficiente,” tengo el libro desde hace mucho tiempo y recomiendo su lectura encarecidamente.


Ramón Gijón, delineante proyectista.
Fuente: Guía del horticultor autosuficiente, de John Seymour.