miércoles, 31 de mayo de 2017

10 plantas resistentes al frío.

 10 plantas resistentes al frío.



 Cuando llega el frío, las plantas de nuestro jardín pueden verse perjudicadas rápidamente por muchos cuidados que las ofrezcamos. Sin embargo, esto no tiene por qué ocurrir si elegimos las especies adecuadas para las temporadas con temperaturas más bajas. Si aún no sabes cuáles son las que debes cultivar en el exterior de tu casa para que esté en perfectas condiciones durante el otoño e invierno, no te preocupes, en este post podrás conocer diez especies que resisten el frío, ¿con cuáles te quedas?

Frío y mucho frío.


1. Col ornamental. Ésta es una de las plantas con hojas más resistentes al frío. No les afecta, pero tienen el inconveniente de que cuando florecen pierden su atractivo, puesto que el color que tiene en la zona central, que es el responsable de su belleza, se va.











 
2. Hiedra. Con ella no tendrás ningún problema, puesto que no requieren ningún cuidado especial, además de ser de hoja perenne.















 
3. Brecina. Su único cuidado para que no se estropee es ubicarla en zonas de sol y en un suelo ácido. Por otro lado, no dejes nunca que la tierra se seque.














 
4. Agracejo. Su único cuidado es podarla y darle forma a sus hojas durante el otoño. De esta forma, estará lista para el invierno.




















5. Pernettia o baya. Así como la brecina requiere sol, ésta le tiene casi alergia, así que evita que esté en contacto con él. Por lo demás, soporta perfectamente las temperaturas más frías que puedas imaginar.











6. Brezo. Esta especie da flores desde la primavera hasta el otoño, por lo que hay que colocarla a la sombra y con humedad.






















7.Rododendro. Además de eser una planta muy bella, es ideal para el invierno, puesto que da flores en esta época. Colócala al sol o a semisombra para mantenerla perfecta.
















8. Campanilla de invierno. También denominada como Galanthus, es una de las más blancas que puedes encontrar. Se reproduce mediante bulbos y da flores durante el invierno.

























9. Narciso. También da flores durante el invierno. Debes tener en cuenta que, cuando éstas se marchiten, deberás cortarlas rápidamente.



























10. Heleboro negro. Ubícala a semisombra, pero que quede resguardada del viento y las heladas para evitar que se estropee. Aún así, también da sus flores durante la época más fría del año.

















Fuente: www.pisos.com

domingo, 28 de mayo de 2017

Propuesta de jardín.

Propuesta de jardín.




 Este es uno de mis últimos trabajos, se trata de un estudio para recuperar un patio entre medianeras, está ubicado en las inmediaciones de la sierra Madroña, en Castilla la Mancha, por lo que el clima es continental, tiene una orientación norte-noreste y cuenta con una pendiente en dirección norte.

 También hay que partir de unos elementos ya implantados y que la propiedad desea conservar y recuperar, estos elementos son una terraza adosada a la casa, que está delimitada por un portal de obra que cuenta con hornacinas y una cuadra en ruinas y en el extremo norte un antiguo huerto de frutales, con estos condicionantes, se ha hecho a la propiedad esta propuesta.


 La terraza adosada a la casa se recupera, renovando el pavimento y añadiendo una pérgola de madera, poniendo en valor el portal de obra, ya que le da un aire romántico y de intimidad, a través de las hornacinas y del arco central nos deja intuir lo que está detrás, por lo que se crea un ambiente y una perspectiva muy agradable.



 Desde esta terraza, abriéndonos paso por un sendero de lajas a través del portal, tendremos una pradera de césped, posiblemente artificial para que el consumo de agua sea mínimo, aquí existen un par de árboles de hoja perenne que proporcionan sombra, y la praderilla quedará delimitada por un pequeño murete de contención de obra para aterrazar en dos niveles, el primer nivel será la praderilla y un segundo nivel será una zona de descanso sombreada y fresca a la que se acederá mediante dos o tres escalones, el pavimento aquí, también sería de lajas y se dispondría de dos o tres arriates frondosos mixtos, uno de los cuales arroparía a un banco de madera para poder disfrutar de la vista.




  Desde esta terraza tendremos acceso a la antigua cuadra, que sería recuperada como una cocina auxiliar y también en la parte recayente mas al norte, como una casa de aperos, esta zona está delimitada por una cancela de forja pre-existente que dá acceso al antiguo huerto, que será recompuesto y renovado, enmendando el suelo, aportando nuevos ejemplares y creando unos bancales para hortalizas.



 A la derecha, vista sur de la casa y el jardín desde el anexo recuperado.
























  Abajo, vista norte del jardín, el anexo y el huerto al fondo, desde la planta alta de la casa.



 Desde el anexo y a través de la cancela de forja pasaremos al huerto, aquí el desnivel continúa, por lo que se acondicionará una pequeña explanada para poder acceder a los aperos de labranza y se dispondrá de una rampa para el acopio de materiales.




 Izquierda, vista desde la caseta de aperos del huerto, el acceso al mismo se resuelve mediante una rampa.











 Derecha, vista del anexo desde el huerto, en el anexo se habilitaría un depósito para las aguas pluviales, para el aprovechamiento y optimización del consumo hídrico.

















Ramón Gijón, delineante proyectista.

martes, 23 de mayo de 2017

Jardín Botánico de Valencia, II.- La arquitectura.

Jardín Botánico de Valencia.



II.- La arquitectura.





Los invernaderos y el umbráculo de madera.

   La construcción de los primeros invernaderos y umbráculos se realizó bajo la dirección de José Pizcueta. Estas instalaciones respondían a la necesidad de salvaguardar los cultivos exóticos del frío en invierno, y de las altas temperaturas y el sol en verano.
  Entre 1845 y 1850, el arquitecto Timoteo Calvo alzó un invernadero de madera y de vidrio, que ocupaba el lugar donde hoy se encuentra el invernadero de la balsa, al lado de la acequia de Na Rovella. La estructura de 180 m2, estaba orientada al sur, el punto más alto medía 5 mts. y tenia 30 de longitud. Pasados unos años, detrás del invernadero, en una superficie de 800 m2, se construyó el umbráculo de cubierta vegetal y 57 columnas de madera.
  Actualmente ese mismo espacio está ocupado por la Muntanyeta. Y es que tanto el invernadero como el umbráculo duraron pocos años debido a la descomposición de la madera sometida a la humedad y el calor.

El invernadero tropical.

  Es el invernadero más importante del Jardín Botánico, tanto por su valor histórico como arquitectónico. Fue alzado a mediados del siglo XIX por el arquitecto valenciano Sebastián Monleón, responsable de valiosos proyectos como la facultad de Medicina o el claustro de La Nau, antigua sede de la Universidad de Valencia. Situada en el centro del Jardín y orientada al sur, se trata de la primera edificación española que cuenta con el hierro y el vidrio como principales materiales. En este sentido es también uno de los edificios más importantes de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.

  La estufa tiene 24 mts de longitud y 465 m2 de vidriera, compuesta por 5.342 vidrios que se extienden por su estructura arqueada. La parte inferior se apoya en una vertiente de piedra, mientras que la parte superior lo hace sobre un muro grueso de mampostería, que más tarde se aprovechó para adosar el antiguo edifico de dirección. Entre 1989 y 1991 se restauró respetando el diseño original. Además, se mejoraron las condiciones para el cultivo de las plantas tropicales y de ambientes húmedos con la instalación de sistemas de humectación, calefacción y riego.


El umbráculo.

  A finales del siglo XIX, en sustitución del primer umbráculo de madera, el nuevo director Eduardo Boscá planteó la edificación del que hoy conocemos como el Umbráculo. El arquitecto madrileño Arturo Mélida y Alinari fue el encargado del proyecto. Entre sus trabajos más destacados encontramos la restauración del claustro de San Juan de los Reyes de Toledo y el palacio de Liniers de Burgos.

  La instalación ocupaba 560 m2, con una cubierta semicilíndrica de metal apoyada en gruesas pilastras de ladrillo cara vista. Tenía 12 mts de altitud en el centro y los arcos de luz de 24 mts no tenían ningún apoyo. Para hacer sombra, sobre la estructura se disponía de un sistema de velas de regulación manual.

  En 1987 el umbráculo se encontraba muy deteriorado. Las pilastras de ladrillo estaban agrietadas, se instalaron árboles y arbustos, y la cubierta de ramas de brezo, que sustituyó las velas, se echó a perder en un incendio. En la restauración se respetó el diseño original, si bien se introdujeron algunos cambios, entre otros: no se utilizaron materiales vegetales y los adornos se hicieron con hierro colado, en lugar de zinc repujado. También se recuperó la balsa central utilizada para el riego y eliminada en la reforma de 1966.



Otros invernaderos y el muro.

  La Caseta del Romero, el invernadero de la balsa y los invernaderos menores fueron construidos a finales del siglo XIX y se restauraron un siglo más tarde. Respecto a la primera, en el pasado era la estufa de los helechos, pero posteriormente se habilitó para el cultivo de las plantas crasas con la instalación de sistemas de calefacción y de humectación. Se accede a través de una casita donde antiguamente se encontraba la caldera de calefacción. Detrás de ella se ubica el invernadero de la balsa, que sustituye al de madera proyectado por Timoteo Calvo. Ocupa una superficie de 150 m2, se eleva hasta 6 mts y está dedicado a las plantas tropicales, por lo que durante la restauración se instalaron sistemas de riego, sombreado y calefacción.

  Cuando José Arévalo Baca era director del Jardín se construyeron los cuatro invernaderos de hierro y de vidrio que se encuentran delante del tropical. Todos responden a un diseño similar al grande, y tienen 3,5 mts de altura y 40 m2 de superficie. Antiguamente se utilizaban para producir plantas que después se trasladaban a las diferentes colecciones del Jardín. Con la restauración se habilitaron como espacios de exposición abiertos al público, de modo que hoy en día están dedicados a los helechos, las orquídeas, las bromeliáceas y las plantas carnívoras. 
 En cuanto a la estufa fría, fue otra construcción recuperada. Después de utilizarse como acuario, en la actualidad es una sala multiusos.

Por último, el muro que rodea el Jardín es la tapia que cercaba el huerto de Tramoyeres. Fue rehabilitado y adaptado para su nuevo uso con una pilastra que por su parte interior sirve de apoyo para las plantas enredaderas.


El edificio de investigación.

  Los arquitectos Carlos Bento y Luis Gay se hicieron cargo de diseñar, en 1987, el edificio de investigación. Una construcción necesaria para dar respuesta a las necesidades de investigación, divulgación y educación, a la vez que potenciar la proyección social y cultural del Jardín Botánico.

  El edificio da a la calle Quart, en el extremo sur del Jardín, y ocupa unos 1.200 m2. Preside la entrada al Jardín un almez de más 70 de años que se alza en el patio circular de la planta central. En las plantas superiores se encuentran las estancias dedicadas a la investigación y el estudio: los laboratorios, el herbario, la biblioteca, el banco de germoplasma; así como el departamento de administración y el gabinete de cultura y comunicación.

  Tanto las fachadas exteriores como las del patio central son de piedra calcárea de Ulldecona, de hormigón visto y panel de aluminio lacado, elementos constructivos que acoplan la puerta del Jardín en el entorno urbano clásico que lo circunscribe.


Fuente: Universidad de Valencia, Jardín Botánico de Valencia.

Jardín Botánico de Valencia, I.- Cronología histórica.

Jardín Botánico de Valencia.


I.- Cronología histórica.




El huerto de simples.

  Los primeros huertos de simples surgieron en la Italia renacentista, concebidos como complemento práctico de los estudios de medicina. Los orígenes en Valencia se remontan al 1567, cuando los magistrados de la ciudad nombraron a Joan Plaza catedrático de Hierbas y le encargaron que creara un huerto para explicar las plantas medicinales a sus alumnos. No se sabe cuánto duró este huerto pero, de nuevo, en 1631 profesores de medicina, cirujanos y boticarios pidieron otro para cultivar plantas medicinales y mostrarlas a sus alumnos. Dos años más tarde se arrendaron dos huertos a las afueras de Valencia, al lado del convento de San Julián en la calle Sagunto, para cultivar las hierbas medicinales a cargo del catedrático de Hierbas Melchor de Villena.

  El año 1684, otro catedrático de Hierbas, Gaudenci Senach, recibió el encargo real de formar otro campo. Esta vez se adquirió una casa en la parroquia de San Lorenzo para dar clases, y se arrendó el huerto de al lado. Aún así, a inicios del siglo. XVII volvía a faltar un huerto como recurso, a pesar de que en las Constituciones de la Universidad de 1733 se insistía en su necesidad.


El proyecto fallido de la Alameda.

  Durante el siglo XVIII se produjo un cambio de orientación en la botánica, a partir de las expediciones durante el reinado de Carlos III a tierras desconocidas, el descubrimiento de nuevas plantas y el interés creciente por el desarrollo de las ciencias naturales y la agricultura. De esta manera, el concepto de jardín botánico, también cambió, y se concibió como un espacio donde estudiar y conservar toda clase de plantas, no solo las medicinales. La Universidad buscó el lugar que ocuparía el nuevo jardín en Valencia. El rector Demetrio Lorés hizo la propuesta de instalarlo en la Alameda en 1757, pero su propuesta no fué aceptada hasta tres décadas después.

  En 1787, con el plan de estudios elaborado por el rector Vicente Blasco se modernizaron los estudios universitarios y se remarcó la importancia de disponer de un jardín botánico para los estudios de botánica. La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia, dio su apoyo a su creación, y a finales del siglo, la ciudad de Valencia cedió los terrenos de la Alameda. Finalmente, el proyecto nunca fué llevado a término, a causa de las desavenencias surgidas en relación con la gestión del jardín entre la Real Sociedad Económica de Amigos del País y la universidad, esto sumado a la mala calidad de los terrenos y a las protestas ciudadanas que querían continuar utilizando el espacio del paseo de la Alameda para uso público.


El emplazamiento definitivo, el huerto de Tramoyeres.

  A inicios de 1802 el rector Vicente Blasco le encargó a Francisco Gil el diseño del Jardín Botánico en el Huerto de Tramoyeres. Antonio José Cavanilles asesoró al rector y participó activamente en el proyecto. Durante dos años se trasladaron plantas de la Alameda y del jardín del arzobispado de Puzol, se habilitaron instalaciones y se adquirieron libros y materiales para las clases.

  En 1805 fue nombrado director del nuevo jardín botánico Vicente Alfonso Lorente, que creó la Escuela Botánica ordenada según el método sexual de Linné. Inauguró el Jardín en 1806 y, seguidamente, empezaron las clases. Pero el desarrollo del Jardín Botánico se vio forzado a frenarse con la entrada de las tropas napoleónicas en la ciudad el año 1811. Lorente fue encarcelado y condenado a muerte, de la cual se salvó gracias a la intervención de León Dufour, un médico y naturalista que acompañaba a las tropas. Cuando se retiraron, José Paulí se hizo cargo de la dirección, pero hasta que José Pizcueta Donday fue director no se inició verdaderamente un proceso de recuperación. El Jardín alcanzó el máximo esplendor de su historia: se incrementó la colección de plantas, se construyeron instalaciones para su cultivo, y la Escuela Botánica se modernizó con la aplicación del sistema de ordenación del método natural d’Endlicher.

  Los siguientes directores del Jardín durante el siglo. XIX fueron Rafael Cisternas (1867-1876), José Arévalo Baca (1876-1888) y Eduardo Boscá (1888-1913). Bajo la dirección del segundo se amplió el Jardín para el desarrollo de la agricultura y se construyó el invernáculo de la balsa. Con Boscá se realizó la última gran construcción del Jardín: el umbráculo. A finales de siglo las clases de botánica se dejaron de dar en el Botánico para hacerlo en el edificio de La Nau, la antigua sede de la Universidad de Valencia.


El siglo XX, decadencia y resurgimiento.

  El Jardín padece los acontecimientos históricos de la primera mitad del siglo. XX: las guerras coloniales, la Guerra Civil, la posguerra y la riada del 1957. En este periodo de declive fue director Francisco Beltrán, que se encargó del mantenimiento de las colecciones y del intercambio de semillas, así como de la confección de un fichero de plantas cultivadas, aunque todo se perdió con la inundación provocada por la riada. Los dos años siguientes se trabajó para recuperar el Jardín retirando el barro y limpiándolo. En 1962 murió Beltrán y tomó el relevo de la dirección Ignacio Docavo.

  Las primeras acciones realizadas por Docavo se centraron en la recuperación de los edificios para volver a habilitar la biblioteca, el herbario y el semillero. En el exterior sólo quedaban plantados grandes árboles, y el umbráculo y los invernaderos se encontraban muy deteriorados. El jardinero y paisajista catalán Juan Pañella fue el encargado de remodelarlos con el fin de instalar un jardín de sombra y uno tropical. Más tarde, Pañella también se hizo cargo de la creación de un jardín de plantas suculentas.

  También bajo la dirección de Docavo se reinició la actividad docente; en primer lugar, con las clases prácticas de botánica de la Facultad de Ciencias y, a continuación, se añadieron las de Biológicas y Farmacia.


La restauración, un centro de ciencia cultura y naturaleza.

  En 1985, el Jardín Botánico es considerado en los Estatutos de la Universidad como un “centro universitario de investigación, docencia y cultura”, y pasa a depender del rectorado. Dos años después, el rector Ramón Lapiedra nombra director del Jardín al catedrático de la Facultad de Farmacia Manuel Costa y le encarga la elaboración del proyecto de su restauración integral.

  La restauración se llevó a cabo en dos fases, la primera (1989-1991) tenía como objeto la recuperación del espacio ajardinado, incluía la restauración de los edificios y la ampliación de las colecciones de plantas. Se instalaron nuevas colecciones en los invernaderos (orquídeas, bromeliáceas, plantas suculentas, tropicales, carnívoras) y se abrieron al público. También se volvió a plantar la Escuela Botánica, de acuerdo con los conceptos modernos de sistemática. El 12 de junio de 1991, las puertas del Botánico se abrieron al público. El Jardín emprendió una nueva etapa de divulgación científica, actividades educativas, investigación en biología de la conservación y actividades culturales.

  La segunda fase de la restauración comprendía la construcción del edificio de investigación, que fue inaugurado el 18 de mayo del 2000. Es nombrado director del Botánico Antoni Aguilella, comienza una nueva etapa donde la ciencia, la cultura y la naturaleza son los tres pilares del nuevo jardín del siglo XXI.

  Hoy cuenta con una importante colección botánica, con unas tres mil especies de árboles y plantas provenientes de los cinco continentes, destacando la colección de palmeras y árboles tropicales o la de cactus y otras plantas del desierto.



Fuente: Universidad de Valencia, Jardín Botánico de Valencia.

jueves, 11 de mayo de 2017

Recuerdos del paraíso.

Recuerdos del paraíso.

  Cuando ves a los mas pequeños de la casa, corretear y jugar entre los arbustos y los macizos de flores o investigar asombrados el comportamiento de los insectos, los pajarillos o esa rana del estanque, inevitablemente vienen a tu mente los recuerdos de la infancia, imborrables a pesar de los años transcurridos, que no son pocos.








 

  El jardín es otro, el lugar es otro, las personas son otras, pero las vivencias y las emociones son las mismas y de alguna manera, estas vivencias traspasan el tiempo y el espacio y te vés reflejado en unos recuerdos imposibles de olvidar, son los sonidos, las fragancias, el frescor de la sombra, la seguridad que daba estar con tus allegados, siempre pendientes de tí, todos estos recuerdos, vagos y concretos a la vez, son la imagen o la representación del paraíso, de nuestro paraíso particular.




 


 Siempre los jardines, a lo largo del tiempo se han descrito de muchas maneras, en pintura, en fotografía, en literatura, en película etc. Pero siempre hay definiciones que se repiten, como íntimo, oculto, privado, paraíso…













 De alguna manera, todas estas disciplinas, nos narran con su lenguaje unos espacios y unos recuerdos muy queridos, muy recordados, muy oníricos, que nos evaden de lo cotidiano y lo superfluo y nos llevan de vuelta a la niñez y a nuestros recuerdos mas preciados.



martes, 2 de mayo de 2017

El jardín y el huerto en Mayo.

Mantenimiento de jardín y el huerto, Mayo.

Suben las temperaturas primaverales y ya se pueden quitar las protecciones de las plantas y sacar al exterior Begonias, Fucsias y otras plantas frioleras, el mantenimiento en el jardín es mas laborioso, ya que el trabajo es para verlo hasta el otoño.
En general, retirar las flores marchitas de las plantas, a no ser que deseéis recoger sus semillas. Esto inducirá una floración más larga.
En el caso particular de las rosas, por debajo de la tercera o cuarta hoja para estimular la emisión de nuevas yemas floríferas.
Los bulbos que ya florecieron, hay que quitarles las flores marchitas y cabezuelas y dejar que permanezcan en tierra para que acumulen reservas.
Aprovechar las hojas, flores y desechos orgánicos para hacer compost.
Las plantas de alto tallo, como Delphinium, Malva real, Dalia, Gladiolos y otras, necesitan soportes, y es aconsejable ponérselos cuando todavía son pequeñas.
Las enredaderas suelen crecer más rápido en mayo. Dirige y fija las guías en su crecimiento.
Para los más mañosos, este mes es el más indicado para construir un estanque. Así tendremos tiempo a que se cree el ecosistema acuático adecuado para cuando incorpores plantas y peces.
Las malas hierbas están en su apogeo en este tiempo. Elimínalas a mano, con desbrozadora de hilo o con herbicida.
Pulverizar con agua las Plantas de interior con cierta regularidad.

Tareas de plantación:
Se pueden plantar árboles y arbustos comprados en contenedor o maceta.
Se pueden plantar o reponer plantas que florezcan en verano y otoño.
Y con la plantación de las bulbosas de floración veraniega como Dalias, Gladiolos, Begonias tuberosas, Lirios, Cannas, etc.
Plantar durante este mes Vivaces y Perennes como Delphinium, Phlox, Clavel, Aubrietia, Carraspique (Iberis sempervirens), Alyssum, Prímula y otras, nos aportarán flores en verano.
También se siembran en mayo las plantas anuales que florecen en verano y en otoño, como Clavel de moro, Coronados, Corepsis, Cosmos, Girasol, Ipomea, Verdolaga... Al final del mes Salvia, Zinnia, Lobelia, etc.

Tareas de multiplicación:
En general, reproducir las plantas por semillas, esquejes, acodos e injertos.
Cubrir los semilleros y las plantas más jóvenes para protegerlas del sol fuerte del mediodía.
Injertar los rosales desde mayo hasta julio.
Se pueden hacer esquejes de cactus y crasas.
Dividir las plantas acuáticas que lo necesiten.
En las plantas que tenemos en contenedor, si las raíces están apretadas, es el momento de cambiar de maceta.

Tareas de poda:
Podar los arbustos que hayan pasado su floración, es el caso de la Forsythia, Weigela, Spiraea, etc. ,en general, cortar un tercio de los tallos más viejos que crezcan desde el suelo, así como el resto de las demás ramas.
No hay que podar los arbustos que dan bayas como Cotoneaster o Pyracantha, porque si no, no habrá frutos.
En general, cortar las ramas secas y enfermas y elimina los chupones (son ramas de vigor excesivo) en las rosas y arbustos, así como en los árboles del huerto.

Tareas de riego:
En general, la frecuencia y abundancia de los riegos sigue aumentando.
Hay que regar con más frecuencia las especies recién plantadas porque aún tienen las raíces poco desarrolladas.

Tareas de abonado:
Aún no es tarde para fertilizar árboles y arbustos.
Las Plantas perennes han de ser abonadas con un fertilizante complejo N-P-K (Nitrógeno, Fósforo y Potasio).
Abona las Plantas de interior con un buen fertilizante.

Plagas y enfermedades
Haz tratamientos preventivos contra hongos e insectos, es mucho más fácil combatir una plaga de insectos u hongos en la fase inicial que esperar a que se extienda.
Pulverizar las plantas que en años anteriores tuvieron problemas en este aspecto; ya que es probable que reaparezca.
Pulverizar los Rosales con fungicidas y con insecticidas tan pronto como aparezcan ya que si no, podrían afectar a todo en cuestión de días.

Ver en www.infojardín.com