miércoles, 26 de junio de 2019

Ecosistema y el ciclo de la materia.

Ecosistema y el ciclo de la materia.

  Según lo han revelado diversos estudios sobre el origen del Universo, puede decirse que todos los organismos vivos sólo pueden surgir a partir de células del mismo tipo y, por lo tanto, nunca de materia inorgánica. Esto nos lleva al convencimiento que los elementos abióticos por sí solos no pueden producir vida, pero que pueden favorecer su desarrollo ya que para que los organismos vivos, (elementos bióticos), sobrevivan necesitan de elementos esenciales para su crecimiento, como suelo, oxígeno y agua. Para comprender mejor lo que es un ecosistema o hábitat, que estructura tiene, los elementos que lo componen y las relaciones existentes entre ellos, trataré de describir estos componentes con mas detalle.

  Abiótico es el componente del medio ambiente carente de vida, en el componente abiótico coexisten elementos y factores como temperatura, aire, agua, suelo, humedad, salinidad entre otros, todos ellos configuran el denominado biotopo, es decir, un espacio con las condiciones favorables para la vida, también se puede decir que el biotopo es el lugar físico que permite el desarrollo de la biocenosis, agrupación de diversas especies que comparten la vida en un mismo espacio y el conjunto de todo ello da lugar al ecosistema. Las ciencias que estudian el componente abiótico son, la geología, la edafología, la climatología, o la meteorología.

  Biótico es el componente del medio ambiente que hace referencia a aquello que resulta característico de los organismos vivos o lo relacionado con ellos, en el componente biótico coexisten elementos y factores como la fauna y la flora, en él se incluye a todos los seres que poseen vida, ya sean bacterias, algas, líquenes, hongos, plantas y animales, así como los productos que generan estos organismos. Por lo tanto el componente abiótico (biotopo), y el componente biótico (biocenosis), forman en conjunto un ecosistema. Las ciencias que estudian el componente biótico son, la biología, la ecología, la antropología o la biotecnología.

  Según Ramón Margalef (1919-2004), ecosistema es un “sistema formado por individuos de muchas especies, en el seno de un ambiente de características definibles e implicados en un proceso dinámico de interacción, ajuste y regulación, expresable bien como intercambio de materia y energía, bien como una secuencia de nacimientos y muertes. Uno de sus resultados es la evolución a nivel de especies y la sucesión a nivel del sistema entero.”

  Por lo tanto, en un sistema tenemos un conjunto de elementos y unas interrelaciones que se producen entre ellos, en estos sistemas se intercambia materia y energía con el entorno (sistema abierto), es el caso de los sistemas biológicos o los sistemas naturales. En otros sistemas se intercambia energía con el entorno pero no la materia, ya que esta se recicla (sistema cerrado), es el caso de nuestro planeta, ya que la materia que se intercambia con el exterior es despreciable.


  Atendiendo al primer principio de la termodinámica, en el que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma, en consecuencia, tenemos que la energía que entra en un sistema es igual a la energía que almacena mas la energía sobrante. Si atendemos al segundo principio de la termodinámica, en el que todo sistema tiende al desorden, ya que la tendencia del universo es hacia el desorden (entropía), mientras que los seres vivos tienden al orden, dicho de otro modo, la vida mantiene una baja entropía a costa de aumentarla en su entorno.

  Después de esta serie de conceptos podemos entender el flujo de materia y energía que se produce en un ecosistema, la materia fluye de forma cíclica, mientras que la energía fluye de forma lineal, ya que pasa de un nivel trófico a otro, pero parte de ella se pierde en forma de calor principalmente.


  Esta circulación de materia y energía se puede describir de una forma simple en cinco etapas que se suceden de forma cíclica:

 En la primera, se incorpora energía y materia inorgánica al ecosistema.
 En la segunda, se forma materia orgánica mediante los organismos productores como bacterias, algas o vegetales.
 En la tercera, esta materia orgánica es consumida por los organismos consumidores como herbívoros y carnívoros.
 En la cuarta, la materia orgánica se transforma de nuevo en materia inorgánica mediante los organismos descomponedores como bacterias, hongos, nemátodos, anélidos o artrópodos.
 En la quinta, los organismos transformadores como bacterias y hongos, actuarán sobre la materia inorgánica y la harán aprovechable de nuevo para los organismos productores.


  Se puede decir que los seres vivos necesitan la materia y la energía para poder realizar sus funciones vitales, esta energía proviene del sol, es consumida en los diferentes procesos y no será utilizada de nuevo, es decir, fluye de una forma lineal. En el caso de la materia, los organismos productores, los consumidores y los descomponedores presentes en un ecosistema, hace que su flujo sea cíclico, ya que los elementos químicos de los seres vivos retornan al mundo inorgánico y son reutilizados de nuevo. Hay que tener en cuenta que el 99% de la materia viva en nuestro planeta está formada por carbono, agua, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, reciclándose continuamente a través de los niveles tróficos, dando lugar a los denominados ciclos biogeoquímicos, los ciclos mas relevantes los describiré con mas detalle en otros artículos.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

sábado, 15 de junio de 2019

Las semillas ecológicas.

La semilla ecológica.

  Morfológicamente hablando, la semilla es el final de un ciclo para la planta, ya que es el envoltorio del que se sirve ésta para poder perpetuarse, cuando hicieron su aparición las plantas en tierra firme éstas evolucionaron hacia el desarrollo de semillas, de forma que en la planta madre se desarrolla una semilla, que generalmente se encuentra contenida en una envoltura dura, entonces es liberada para que con las condiciones adecuadas pueda producir una nueva planta.

 Desde los orígenes de la agricultura, el agricultor siempre ha tenido una especial relación con la semillas, ya que éstas constituyen la continuidad de la próxima cosecha y además por si mismas constituyen un alimento que se puede conservar y consumir, así como transportar y sembrar en otro lugar, propiciando una enorme diversidad en las especies de interés agro alimentario.


  Con el tiempo, todo este proceso se ha ido desnaturalizando con la sustitución de las semillas de variedades tradicionales por semillas de selección híbrida, producidas por un número reducido de empresas, cuyo único objetivo es la estandarización de productos y alimentos, valiéndose de un modelo de producción intensiva, derrochadora de energía y gran consumidora de recursos naturales, que produce cosechas excedentarias y que pagan a unos precios miserables a los agricultores, y además con el agravante de hacer dependientes a éstos, ya que tienen que comprar anualmente las semillas a las multinacionales, que en la mayoría de los casos, las han obtenido, a partir de las colecciones de semillas tradicionales.

  Por otra parte, el consumidor han perdido las referencias del sabor de los alimentos, ya que desconoce el aroma y la calidad de las variedades tradicionales, ya que las nuevas variedades de cultivo, han sido seleccionadas para ser mas productivas, mas duraderas, y dependientes de los fertilizantes, por lo tanto solo responden a intereses de distribución comercial, y no a parámetros de calidad y salud alimentaria, que debería ser el objetivo principal de la cadena alimentaria.


  Pero no todo está perdido, en la actualidad en los consumidores está creciendo el interés por una alimentación de calidad y respetuosa con el medio ambiente, por lo tanto y en sintonía con esta tendencia, la agricultura natural, biológica o ecológica está creciendo en implantación y es más frecuente en los mercados, comienza a ser conocida y competitiva económicamente hablando por los consumidores. Hoy la agricultura ecológica está recuperando las variedades tradicionales, aportando a los consumidores una referencia cultural y una calidad diferenciada, y a los agricultores recuperar cultivos más rústicos y controlar todo el proceso del cultivo, desde la semilla hasta el fruto, por lo tanto, es el mejor medio de mantener vivas las variedades locales, y esta biodiversidad agraria permite que continúe en manos de los agricultores y de las comunidades locales. Disponiendo en la actualidad de iniciativas para preservar este tesoro agrario, entre las que podemos citar la Red de Semillas, que reúne a diversas entidades relacionadas con la agricultura ecológica y por otro lado están las colecciones oficiales reunidas en los bancos de germoplasma, que son de acceso público y de las que los agricultores pueden solicitar una muestra para iniciar sus propios cultivares.

  La diversidad biológica, es uno de los pilares fundamentales del desarrollo sostenible, y la agricultura ecológica ayuda al mantenimiento de esta diversidad biológica y cultural, esto es así, porque el fundamento de la agricultura ecológica está basado en las prácticas respetuosas con la naturaleza, ya que ha de ser sostenible; lo que quiere decir que además de considerar el conocimiento científico en los procesos ecológicos, conviene y se debe retomar el conocimiento local que ha mostrado ser útil durante generaciones.


  Las semillas en el cultivo ecológico son fundamentalmente variedades locales, aunque ciertamente lo normal es que la mayoría de las variedades procedan de lugares alejados, pero casi todos los sistemas de cultivo suelen contar con alguna variedad autóctona, cabe reseñar que la disponibilidad actual de semillas a nivel local tiene poco que ver con la que existía hace varios siglos, de hecho, de no haber sido por este proceso masivo de transferencia geográfica de germoplasma, las especies de las que dispondríamos para el cultivo en la cuenca Mediterránea serían mas bien escasas y estaría concentrada en olivos, trigos, garbanzos y poco más.


  Ahora bien, la mayoría de estas especies cultivadas, procedentes de otros lugares del mundo, llevan ya mucho tiempo utilizandose por los agricultores en el área Mediterránea, lo que ha hecho que se hayan desarrollado y evolucionado en variedades locales, tradicionales o localmente adaptadas. Las variedades locales poseen dos características que las hacen especialmente interesantes para su manejo en sistemas agrícolas ecológicos y sostenibles; Una es, que son poblaciones heterogéneas, es decir, formadas por especímenes más o menos diferentes entre sí (diversidad biológica); Y dos, se han desarrollado a partir de la selección natural hecha por los agricultores locales.


Ramón Gijón, delineante proyectista.

martes, 4 de junio de 2019

Las plantas acuáticas.

Las plantas acuáticas.

  Las plantas acuáticas también llamadas plantas hidrofíticas o hidrofilaceas, son plantas que presentan tejidos que les permiten absorber el oxígeno, el dióxido de carbono y las sales minerales directamente del agua, por lo tanto, requieren de una gran cantidad de agua en sus raíces para vivir, las más conocidas son los nenúfares, pero podemos disponer de muchas más. Si se dispone de sitio y las condiciones adecuadas, las podemos emplear para la creación de un estanque artificial en nuestro jardín, eso sí, tenemos que cultivar en el estanque un número reducido de plantas y siempre proporcional al tamaño del estanque.

  En cuanto al aspecto compositivo, nos podemos decantar por imitar un aspecto natural, o por una estética moderna o un mini estanque, en cualquier caso, para un estanque pequeño, se puede conseguir un buen resultado decorativo con una sola variedad de planta, y si disponemos de mas espacio, podemos combinar plantas de porte horizontal con plantas de porte vertical, y también de porte rastrero, de esta forma añadiremos en la composición interés y dinamismo.

  En las plantas acuáticas, y atendiendo a su adaptación a este medio, podemos distinguir cuatro tipos, plantas totalmente sumergidas, plantas emergentes, plantas flotantes y plantas de ribera, también añadiría un quinto grupo adicional de plantas recomendables para ubicar próximas al estanque, creando composiciones muy naturales al estilo del paisajismo Inglés.

Plantas totalmente sumergidas, también llamadas oxigenadoras, viven completamente sumergidas oxigenando el agua y evitando la proliferación de algas u otros seres inferiores, son empleadas también para acuarios. Son ejemplos de este tipo, la cola de zorro, el ranúnculo acuático o la estrella de agua entre otras.


Plantas emergentes, estas tienen sus raíces y parte de su follaje bajo el agua pero mantienen hojas y flores en el exterior decorando el estanque, sus raíces están arraigadas en el suelo. Son ejemplos de este tipo, la espadaña, la centella de agua o el cálamo aromático entre otras.


Plantas flotantes, en este grupo, sus raíces y tallos se encuentran en el interior del agua sin necesidad de enraizar en tierra, por lo general, poseen hojas grandes flotando en el exterior del agua y dan flores vistosas y coloridas muy decorativas, con sus grandes hojas frenan la entrada de luz, evitando la proliferación de algas. Por otra parte, las hojas sirven de alimento y resguardo para animales acuáticos como anfibios o insectos, las plantas flotantes aportan calma y serenidad al estanque y es un recurso muy utilizado. Son ejemplos de este tipo, el nenúfar, la lenteja de agua o la oreja de elefante entre otras.


Plantas de ribera, también llamadas palustres, viven alrededor de áreas acuáticas, sobre suelos ricos en materia orgánica y siempre húmedos aunque bien drenados, ya que si sus raíces están en contacto permanente con el agua se pudren. Son ejemplos de este tipo, el papiro, la cala o el lirio de agua entre otras.


Plantas cercanas al estanque, en este grupo tenemos plantas que les gusta estar en suelos húmedos, por lo que vivirán estupendamente en las zonas más cercanas a los estanques, ya que habitualmente la tierra está más humedecida que la tierra normal del jardín, se usan mucho en jardinería. Son ejemplos de este tipo, los bambúes, los helechos o las prímulas entre otras.



Ramón Gijón, delineante proyectista.