La
fisiología de las plantas, el crecimiento.
El
crecimiento, se puede describir que el crecimiento de una planta
es el aumento de su tamaño y el desarrollo desde la semilla hasta
la formación de la planta adulta, pero el paso de semilla a planta,
es mucho mas complejo y no puede ser explicado como un simple cambio
de tamaño, también hay otras transformaciones en la planta, ya que
las estructuras tanto externas como internas se van modificando y
aparecen o desaparecen órganos, es decir se produce un desarrollo.
Por lo tanto, el
crecimiento ocurre cuando se forman nuevas células y tejidos
mediante división celular, la
división celular ocurre en las
células
meristemáticas y consiste en dos fases, la
mitosis
en la que se replican los cromosomas y se disponen en dos núcleos
hijos, que son cualitativa y cuantitativamente idénticos y la
citocinesis,
en la que se divide la pared celular, el citoplasma y los organelos.
En
los vegetales este desarrollo se plasma en dos tipos de crecimiento,
el
primario,
en cuanto a longitud de sus órganos y el
secundario,
en cuanto a grosor, el
crecimiento de las plantas está determinado por la actividad de
células
meristemáticas que
se encuentran en los ápices de tallos y raíces, son los meristemas
apicales y en los meristemas laterales formados por el cambium
vascular y el cambium del corcho o felógeno.
El
sedentarismo de las plantas, provoca su adaptación ambiental, que
puede ser, como he ido
exponiendo de tipo
morfológica o
fisiológica, al contrario que
los animales cuyo patrón corporal se establece durante el
periodo embrionario,
las plantas construyen sus formas a
lo largo de su vida,
mediante
programas de desarrollo vegetativo, por
lo tanto, los tejidos
meristemáticos disponen
de una capacidad de
adaptación, que
depende de las condiciones ambientales, para
ello disponen de un
reservorio de células no diferenciadas, con características
embrionarias, lo que le da una gran plasticidad al desarrollo de las
plantas, otra
característica de las
células vegetales es
la totipotencia,
que es la capacidad que tiene una sola célula de regenerar un
organismo completo.
El
crecimiento primario,
es el que se produce en los ápices meristemáticos de la raíz, de
las yemas de las axilas de las hojas o en los ápices terminales, al
principio se multiplican de una forma rápida, uniforme y
desordenada, pero inmediatamente
y por medio de estímulos ambientales pasan a una fase de
especialización y se ubicarán en los tejidos que les corresponde en
la planta en función de esos estímulos recibidos.
El
crecimiento secundario,
se manifiesta en el engrosamiento de determinados órganos de la
planta como la raíz, el tallo o las ramas, también los provocan las
células meristemáticas, pero en este caso, están localizadas en el
interior de dichos órganos, en el denominado cambium vascular,
generando haces
vasculares al interior, (xilema) y al exterior, (floema), creándose
capas sucesivas, las capas mas viejas se endurecen, (lignifican),
determinando así el grosor.
Como
las células meristemáticas se caracterizan por tener esta capacidad
de diferenciación o especialización, que originan los tejidos con
funciones específicas, órganos y estructuras especializadas en
función de los estímulos ambientales, podemos engañarlas, es el
caso de cuando esquejamos una planta, ya que al cortar el tallo y
dejar al descubierto esa porción de tejido meristemático de tallo y
lo introducimos en el suelo, el nuevo ambiente forzará a estas
células a convertirse en raíces, enraizando así una nueva planta.
Como
curiosidad, cabe mencionar que en general las plantas carecen de
movimientos, sin embargo algunas plantas son capaces de orientarse en
una u otra dirección, ya sea para mejorar las condiciones lumínicas,
tanto por exceso como defecto, o buscando condiciones ambientales mas
favorables cambiando la orientación de las hojas durante el día,
para recibir mayor o menor insolación, este movimiento es controlado
por el fototoprismo, o buscando un terreno firme en el que asentarse,
como las radículas de las semillas o las raíces adventicias que
surgen en los tallos, este movimiento es controlado por el
geotropismo.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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