Los
jardines en la antigua Mesopotamia.

En
la antigua Persia hubo unos jardines-paraíso, de solaz y recreo, de
superficie cuadrada, y cerrados con muros, empleando unas
sofisticadas redes de riego, la representación de la cruz filar
correspondía a los 4 ríos, Tigris, Eúfrates, Guijón y Pisón, de
carácter sacro dado que eran los responsables de la fertilidad de la
región, los diferentes soberanos del valle del Éufrates
construyeron jardines en los patios de sus palacios en los que
crecían diferentes tipos de árboles, flores, estanques y
habitualmente una especie de kiosco o pabellones de reposo, e incluso
parece existir algún ejemplo anterior de jardines colgantes situados
en las terrazas de los zigurats, pero sin duda el paradigma de
jardines colgantes fueron los de Babilonia y aunque la leyenda
atribuye su construcción a la reina Semíramis, la
realidad según Claudio Josefo es que fueron obra de Nabucodonosor II
o de alguno de los reyes aqueménidas posteriores si seguimos a
Diodoro Sículo.

Según otra leyenda, menos creíble, en cambio, los jardines habrían
sido creados en el siglo IX a.C. Cerca de 810 a. C., reinaba
Sammuramat en Asiria y Babilonia, llamada Semíramis por los griegos,
viuda de Shamshiadad V, y regente de su hijo Adad-nirari III, fue una
reina valiente, se dice que conquistó India y Egipto, pero no
resistió que su hijo conspirara para derrotarla, y se suicidó, en
cualquier caso, los
Jardines
Colgantes de Babilonia fueron considerados una de las Siete
Maravillas del Mundo Antiguo, y como he mencionado antes, fueron
construidos en el siglo VI a.C. durante el reinado de Nabucodonosor
II en la ciudad de Babilonia (la Babel de los textos bíblicos), a
orillas del río Éufrates (Mesopotamia), las aguas para regar las
plantas eran traídas desde las orillas del río Éufrates, que se
encontraba en las faldas de la montaña, en los jardines se plantaban
palmeras y árboles frutales, como el dátil y los cocos.
Se
cree que sus diseños y las construcciones se iniciaron en 605 a.C.,
por orden del rey Nabucodonosor II de la dinastía caldea del Imperio
neobabilónico, como muestra de amor hacia su esposa Amytis, hija de
rey Ciáxares del Imperio medo (Media o "
Umman Manda"),
para recordarle a las montañas de su tierra, de cualquier forma el
arquitecto que los proyectó tuvo, ya entonces, una gran visión
urbanística en su concepción y grandes conocimientos hidráulicos,
pues cualquiera de las situaciones requiere la organización de una
red de aguas subterránea y su posterior elevación e irrigación a
los diferentes niveles para posibilitar el riego de la variada
vegetación que fue situada en cada una las terrazas, la arqueología
ha demostrado que los pozos se hundían hasta el nivel del río y
cadenas de cangilones subían el agua por las columnas mediante
sistemas movidos por animales o esclavos.

El
efecto conseguido era como una cuidada escenificación mediante la
cual el palacio emergía entre la vegetación situada en el conjunto
de terrazas que descendían formando una especie de plaza bastante
amplia, de esta forma las palmeras, álamos y pinos se constituían
en murallas verdes que vistas desde el río se recortaban sobre las
murallas, dicho de otra manera, fueron los precursores del jardín
vertical actual, Claudio Josefo en su obra “
Antigüedades
judías” nos habla de ellos:
“En este palacio
hizo alzar grandes terrazas de piedra, les dio el aspecto de montañas
y las cultivó y, plantando en ellas árboles de toda especie,
dispuso lo que se llama el parque colgante porque su esposa, criada
en el país medo, echaba de menos los lugares montañosos“.
Los jardines estaban
junto al palacio del Rey, contiguo al río, para que los viajeros los
pudieran contemplar, ya que el acceso al pueblo estaba prohibido, en
la más alta de las terrazas se situaba un depósito de agua desde el
cual corrían varios arroyos, los Jardines Colgantes de Babilonia,
realmente no "colgaban" en el sentido literal de estar
suspendidos por cables o cuerdas, el nombre proviene de una
traducción incorrecta de la palabra griega “kremastos” o
del término en latín “pensilis”, que no significa
precisamente "colgar" pero si "sobresalir", como
en el caso de una terraza o de un balcón, el geógrafo griego
Estrabón, quién describió los jardines en el siglo I a.C.,
escribió:
“Éste
consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan
sobre pilares cúbicos. Estas son ahuecadas y rellenas con tierra
para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los
pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo
cocido y asfalto.”
Las excavaciones
arqueológicas más recientes en la antigua ciudad de Babilonia, en
el actual territorio de Irak destaparon el asentamiento del palacio,
y entre otros hallazgos incluyen la construcción abovedada con
paredes gruesas y una irrigación cerca del palacio meridional.
Un grupo de arqueólogos
examinó el área meridional del palacio y recreó la construcción
abovedada como los Jardines Colgantes, sin embargo, el historiador
griego Estrabón había indicado que los jardines estaban situados en
el río Éufrates, mientras que la construcción abovedada está
alejada varios cientos de metros, los arqueólogos reconstruyeron el
lugar del palacio y localizaron los jardines en el área que se
extendía desde río al palacio.
En
la orilla del río, las paredes recientemente descubiertas de 25
metros de espesor pudieron estar escalonadas en forma de terrazas,
tal como las describen las referencias griegas, sin embargo, hay
pocas pruebas para cualquiera de estas teorías, pues no se menciona
nada en los numerosos documentos babilónicos de la época.

Pero no acaba aquí el interés por los jardines en Mesopotamia ya
que sabemos que los reyes asirios Asurnasirpal (883-859 a. C.),
Sargón II (721-705 a. C.) y Senaquerib (704-681 a. C.) tenían para
su recreo una especie de parques de caza en los que además de la
fauna autóctona mantenían una serie de animales exóticos traídos
desde lejanos países como leones, avestruces o monos cuya finalidad
era impresionar a los visitantes, en ellos organizaban también redes
de irrigación para el mantenimiento de una fauna foránea entre los
que encontramos, cipreses, cedros, almendros, palmeras, ébanos,
robles y álamos, también contenían una zona de huertas con
membrillos, perales, higueras, palmeras, manzanos y granados.

Este tipo de parque o jardín se mantuvo a lo largo del tiempo y una
prueba de ellos es el relieve conocido como Estela de Asurbanipal
(685-627 a. C.) en la que vemos al rey bebiendo relajadamente bajo
los árboles y escuchando música, mientras de uno de los árboles
cuelga la cabeza de Tiunman, uno de sus grandes enemigos añadiendo a
su reposo la satisfacción de la victoria, los jardines de este tipo
serán frecuentes en los años sucesivos, siendo famosos los del
imperio persa, descritos por Jenofonte en la Ciropedia
relatando las cacerías del Gran Rey, siendo un ejemplo de ellos lo
que el rey Astiages le dice a Ciro su hijo respecto a su jardín:
“Además, los animales que están en este momento en mi parque
te los doy, y reuniré otros de todas las especies; cuando hayas
aprendido a montar a caballo, los perseguirás y los abatirás con
flechas o jabalinas, como los hombres mayores” .
Con
la previsible decadencia de Babilonia y el fin del Imperio
neobabilónico, los jardines fueron abandonados progresivamente, ya
que cuando Alejandro Magno llegó a la ciudad en el siglo IV a.C.,
los jardines ya estaban parcialmente en ruinas y totalmente
abandonados, finalmente los jardines fueron destruidos por el rey
Evemero en el año 126 a.C.
Ramón
Gijón delineante proyectista.
Fuente:
Portal de arquitectura y construcciones.
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