Jardín Botánico de
Valencia.
Los invernaderos y el umbráculo de madera.
La construcción de los primeros
invernaderos y umbráculos se realizó bajo la dirección de José
Pizcueta. Estas instalaciones respondían a la necesidad de
salvaguardar los cultivos exóticos del frío en invierno, y de las
altas temperaturas y el sol en verano.
Entre 1845 y 1850, el arquitecto
Timoteo Calvo alzó un invernadero de madera y de vidrio, que ocupaba
el lugar donde hoy se encuentra el invernadero de la balsa, al lado
de la acequia de Na Rovella. La estructura de 180 m2, estaba
orientada al sur, el punto más alto medía 5 mts. y tenia 30 de
longitud. Pasados unos años, detrás del invernadero, en una
superficie de 800 m2, se construyó el umbráculo de cubierta vegetal
y 57 columnas de madera.
Actualmente ese mismo espacio
está ocupado por la Muntanyeta. Y es que tanto el invernadero como
el umbráculo duraron pocos años debido a la descomposición de la
madera sometida a la humedad y el calor.
El invernadero tropical.
Es el invernadero más importante
del Jardín Botánico, tanto por su valor histórico como
arquitectónico. Fue alzado a mediados del siglo XIX por el
arquitecto valenciano Sebastián Monleón, responsable de valiosos
proyectos como la facultad de Medicina o el claustro de La Nau,
antigua sede de la Universidad de Valencia. Situada en el centro del
Jardín y orientada al sur, se trata de la primera edificación
española que cuenta con el hierro y el vidrio como principales
materiales. En este sentido es también uno de los edificios más
importantes de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.
La estufa tiene 24 mts de
longitud y 465 m2 de vidriera, compuesta por 5.342 vidrios que se
extienden por su estructura arqueada. La parte inferior se apoya en
una vertiente de piedra, mientras que la parte superior lo hace sobre
un muro grueso de mampostería, que más tarde se aprovechó para
adosar el antiguo edifico de dirección. Entre 1989 y 1991 se
restauró respetando el diseño original. Además, se mejoraron las
condiciones para el cultivo de las plantas tropicales y de ambientes
húmedos con la instalación de sistemas de humectación, calefacción
y riego.
El umbráculo.
A finales del siglo XIX, en
sustitución del primer umbráculo de madera, el nuevo director
Eduardo Boscá planteó la edificación del que hoy conocemos como el
Umbráculo. El arquitecto madrileño Arturo Mélida y Alinari fue el
encargado del proyecto. Entre sus trabajos más destacados
encontramos la restauración del claustro de San Juan de los Reyes de
Toledo y el palacio de Liniers de Burgos.
La instalación ocupaba 560 m2,
con una cubierta semicilíndrica de metal apoyada en gruesas
pilastras de ladrillo cara vista. Tenía 12 mts de altitud en el
centro y los arcos de luz de 24 mts no tenían ningún apoyo. Para
hacer sombra, sobre la estructura se disponía de un sistema de velas
de regulación manual.
En 1987 el umbráculo se
encontraba muy deteriorado. Las pilastras de ladrillo estaban
agrietadas, se instalaron árboles y arbustos, y la cubierta de ramas
de brezo, que sustituyó las velas, se echó a perder en un incendio.
En la restauración se respetó el diseño original, si bien se
introdujeron algunos cambios, entre otros: no se utilizaron
materiales vegetales y los adornos se hicieron con hierro colado, en
lugar de zinc repujado. También se recuperó la balsa central
utilizada para el riego y eliminada en la reforma de 1966.
Otros invernaderos y el
muro.
La Caseta del Romero, el
invernadero de la balsa y los invernaderos menores fueron construidos
a finales del siglo XIX y se restauraron un siglo más tarde.
Respecto a la primera, en el pasado era la estufa de los helechos,
pero posteriormente se habilitó para el cultivo de las plantas
crasas con la instalación de sistemas de calefacción y de
humectación. Se accede a través de una casita donde antiguamente se
encontraba la caldera de calefacción. Detrás de ella se ubica el
invernadero de la balsa, que sustituye al de madera proyectado por
Timoteo Calvo. Ocupa una superficie de 150 m2, se eleva hasta 6 mts y
está dedicado a las plantas tropicales, por lo que durante la
restauración se instalaron sistemas de riego, sombreado y
calefacción.
Cuando José Arévalo Baca era
director del Jardín se construyeron los cuatro invernaderos de
hierro y de vidrio que se encuentran delante del tropical. Todos
responden a un diseño similar al grande, y tienen 3,5 mts de altura
y 40 m2 de superficie. Antiguamente se utilizaban para producir
plantas que después se trasladaban a las diferentes colecciones del
Jardín. Con la restauración se habilitaron como espacios de
exposición abiertos al público, de modo que hoy en día están
dedicados a los helechos, las orquídeas, las bromeliáceas y las
plantas carnívoras.
En cuanto a la estufa fría, fue otra
construcción recuperada. Después de utilizarse como acuario, en la
actualidad es una sala multiusos.
Por último, el muro que rodea el
Jardín es la tapia que cercaba el huerto de Tramoyeres. Fue
rehabilitado y adaptado para su nuevo uso con una pilastra que por su
parte interior sirve de apoyo para las plantas enredaderas.
El edificio de
investigación.
Los arquitectos Carlos Bento y
Luis Gay se hicieron cargo de diseñar, en 1987, el edificio de
investigación. Una construcción necesaria para dar respuesta a las
necesidades de investigación, divulgación y educación, a la vez
que potenciar la proyección social y cultural del Jardín Botánico.
El edificio da a la calle Quart,
en el extremo sur del Jardín, y ocupa unos 1.200 m2. Preside la
entrada al Jardín un almez de más 70 de años que se alza en el
patio circular de la planta central. En las plantas superiores se
encuentran las estancias dedicadas a la investigación y el estudio:
los laboratorios, el herbario, la biblioteca, el banco de
germoplasma; así como el departamento de administración y el
gabinete de cultura y comunicación.
Tanto las fachadas exteriores
como las del patio central son de piedra calcárea de Ulldecona, de
hormigón visto y panel de aluminio lacado, elementos constructivos
que acoplan la puerta del Jardín en el entorno urbano clásico que
lo circunscribe.
Fuente:
Universidad de Valencia, Jardín Botánico de Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario