Las
plantas trepadoras y enredaderas.
Antes
que nada,
hay
que aclarar que cuando
se
habla
de plantas
trepadoras,
no debemos confundirlas con las plantas enredaderas,
muchas
personas creen que se habla de lo mismo, pero lo
único que tienen en común, es
que ambos tipos crecen de manera desmesurada alargando sus tallos de
una manera exagerada,
pero en
el caso de las enredaderas,
para que crezcan y
puedan extenderse,
necesitan un soporte artificial, como una ventana, unas varillas o
una celosía para
poder sujetarse y además, hay que guiarlas
en el camino, cuando
se trata de
balcones, estas
plantas adoptan la forma de cascadas, es decir son plantas colgantes,
porque éstas se dejan vencer por la gravedad.
Sin
embargo, en el caso de
las plantas
trepadoras,
al
igual que ocurre con las enredaderas,
también
crecen
de manera desmesurada, y además trepan
para decorar vallas, arcos, pérgolas
o
paredes,
pero
a diferencia de las enredaderas, éstas
no necesitan ningún soporte artificial, ya
que por sí solas y de manera natural,
son
capaces de trepar por cualquier sitio, ya que disponen
de ventosas, zarcillos
y
otros mecanismos con
los que
van agarrándose a todo lo que ven, desde otras plantas, rejillas,
troncos
de árboles, etc.
para
alcanzar alturas y espacios, sin necesitar
de colocar ningún soporte artificial, es
decir son autoportantes.
Otra
característica común es comienzan
sus vidas en el suelo
y luego, a medida que van creciendo, van subiendo y alcanzan grandes
alturas, en el caso de las enredaderas con algo de ayuda. Las
trepadoras
pueden ser arbustivas o herbáceas dependiendo de si tienen tallos
leñosos o herbáceos y
se pueden utilizar para la formación de un seto de poco grosor, para
recubrir una pérgola generando intimidad, sombra y abrigo, o para
disimular estructuras poco estéticas.
Las
plantas trepadoras,
se
dividen en cuatro grupos, de
esta manera y atendiendo a su estrategia
de fijación, tenemos
trepadoras con raíces aéreas, con zarcillos, sarmentosas
y con espinas.
Las
trepadoras con raíces aéreas, se caracterizan por que se
adhieren a las
superficies
verticales
a través de raíces aéreas, siendo
capaces de
ascender hasta muchos metros de altura, las
mas características de este tipo son las hiedras, la
hortensia trepadora o las clemátides.
Las
trepadoras con zarcillos, tienen la capacidad de que algunas
hojas se transforman
en
filamentos que sirven de ventosa a la planta, por
lo que pueden trepar, como ejemplos de este tipo, podemos citar a la
pasiflora, los
guisantes o
la parra
virgen.
Las
trepadoras sarmentosas o con tallos volubles, en este caso, sus
tallos o peciolos son finos, largos y flexibles pudiendo enrollarlos
y entrelazarlos para adaptarlos a mallas metálicas, rejas, pérgolas
o
espalderas,
estas
trepadoras no trepan por sí solas, es necesario guiarlas, como
ejemplo
de
este tipo, podemos citar el
velo de novia,
la
wisteria
o
la
madre selva.
Las
trepadoras con espinas, en este caso, se valen de
estructuras rígidas y agudas con las que se enganchan a soportes
verticales, como
ejemplo
de
este tipo, podemos citar a la bugamvilla, el rosal trepador o la
zarza.
Para
terminar, en el caso de las enredaderas, como he comentado al
principio, son
aquellas cuyos tallos no son erguidos,
por lo que la planta no puede sostenerse por sí misma y
tiende a crecer al ras del suelo
o desarrolla diferentes formas, como raicillas, que le permiten
trepar por un elemento
vertical, como la corteza de los árboles, en busca de luz, pero
sin duda, en balcones o plantadas
en cestos colgantes
o a los pies de otra planta de mayor tamaño son
espectaculares, voy
a citar tres ejemplos de plantas enredaderas o colgantes, que
particularmente me gusta poner como, la
trasdencantia, la aptenia o el mesen rosado.
Como
se puede ver, disponemos de una gran la variedad donde elegir
atendiendo a su porte, a su follaje o a su floración, una vez
instaladas y con unos pocos cuidados son un verdadero espectáculo,
solo queda sentarse en la terraza, tomar
algo
y a disfrutar.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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