El
bancal escalonado.
El
uso de los bancales para uso agrícola es prácticamente universal,
ha estado y está presente en casi todas las culturas, así vemos a
los Griegos, los Romanos y los Árabes en el Mediterráneo, los Incas
de Perú en América, y los Vietnamitas, Laosianos y Nepalíes con
sus conocidas terrazas arroceras, en Asia. El origen de esta técnica
agrícola parece provenir de Mesopotamia y también de Mesoamérica y
los andes centrales, es decir, zonas con un origen agrícola
autónomo, y en ambos casos, con un desarrollo de la agricultura en
terrazas muy rico y complejo, a partir de aquí, la India y China
habrían recibido influencias de las antiguas civilizaciones
Mesopotámicas, creando variaciones en sus terrazas que a su vez,
fueron asimiladas por otros países.
Como
he comentado, son muy comunes en la Europa Mediterránea, extendiendo
su uso hasta Alemania generalmente para el cultivo de la vid, en el
norte de Portugal, en su valle del Duero, presenta muchas zonas con
terrazas, siendo menos utilizadas en el sur, también las podemos ver
en Cerdeña, en las inmediaciones de Bosa, una región densamente
poblada en la que se cultiva el olivo, son también muy comunes en el
Pirineo oriental, en la Provenza, así como en Liguria, Croacia,
Creta o en las islas del Egeo.
En
España parece ser que el
aterrazamiento de las laderas se remonta a la Edad del Bronce, en el
segundo milenio a.C., en los collados y puertos de la Contestania
Ibérica,
las
causas
que motivaron el levantamiento de bancales están
vinculadas a la sedentarización o, al menos a un nomadismo
sistemático, y por lo tanto,
a las acciones
que con ellas se relacionan,
como la construcción o el urbanismo de los primeros poblados,
(yacimientos de poblados en terrazas);
Al
incremento de la productividad del territorio y a
la conservación del suelo de las
laderas. Mas
tarde, en los siglos XVIII y XIX fueron especialmente activos en la
construcción de terrazas agrícolas, las crisis de la industria
textil y de la ganadería trashumante obligaron a la roturación de
tierras para compensar las rentas perdidas por la ganadería y la
industria, a
lo largo del siglo XX se construyen ya pocos bancales, derivando en
un proceso de abandono progresivo, tanto de la producción como de
las tareas de conservación, sobre todo desde
los años sesenta, en que la mayor parte de los bancales han dejado
de cultivarse a la vez que cesaron las tareas de conservación del
suelo, desde entonces muchos de los bancales sufren un proceso de
deterioro muy acusado, con pérdida de suelo e invasión de
matorrales de sucesión que homogeneizan el paisaje, y
disminuyen
su calidad estética y constituyen una fuerte amenaza para originar y
propagar incendios.
En
España, se pueden ver bancales en la isla de Mallorca, casi toda la
Sierra de Tramuntana está llena, a causa de sus desniveles, la
mayoría de ellos, ya se construyeron en la época de la dominación
Musulmana de la isla, por lo que el origen proviene de los Árabes,
siendo abancalamientos asociados a los riegos, esto se puede ver en
Banyalbufar, (Mallorca). También los vemos en las Islas Canarias,
allí el relieve también es muy abrupto y los agricultores de estas
islas han construido un amplio y sofisticado sistema de bancales para
poner en cultivo territorios que de otro modo no hubiera sido posible
trabajar, aquí los bancales están delimitados por paredes de roca
que normalmente son piedras volcánicas del entorno colocadas sin
argamasa, las piedras de mayor peso son colocadas en su base y las
más ligeras en lo alto, además pueden adosarse a la pared del
bancal construcciones secundarias, como son escalinatas casetas y
acequias, en Canarias los bancales reciben el nombre de "cadenas"
y se extienden desde las más altas cotas de las islas, en donde se
emplean para al cultivo cerealístico en secano, hasta las zonas
costeras en donde se utilizan para el cultivo en regadío de
productos tropicales. También en el levante Español, los
bancales constituyen el elemento principal del paisaje en las laderas
cultivadas de clima Mediterráneo,
estando muy presentes en el Pirineo centro oriental, en el Maestrazgo
Aragonés
y en
el Castellonense,
en las áreas montañosas
de Alicante y Valencia, aquí
se utiliza mucho esta técnica, sobre todo
para el cultivo de arbóreas o herbáceas, estos
bancales
se sujetan
con
sillería de piedra seca, constituyendo una de las mejores defensas
contra el arrastre de tierras en las grandes avenidas otoñales y el
mejor modo de dosificar las aguas pluviales, en
la actualidad, una gran superficie de esta gran obra se encuentra en
fase de abandono por la sustitución de la economía primaria agraria
por el sector servicios turístico. En
menor medida, los vemos en
en algunos sectores de las cordilleras Béticas
en el sureste Español,
en
la región de la Alpujarra,
en
Sierra Nevada, donde
la
construcción de terrazas, es un arte, o
en
Camero Viejo.
En
el resto de España, se optó por otro tipo de explotación agrícola,
también universal, es la pequeña parcelación de la tierra
trabajada directamente, sobre
todo en valles y vegas de cualquier región, aprovechando la
abundancia de agua y la calidad óptima de los terrenos lo que
permite el cultivo de todo tipo de legumbres y frutales,
efectivamente, en no pocos casos las laderas fueron cultivadas a
partir de campos adaptados a la forma y desnivel de la vertiente
(campos en pendiente), a veces con una ligera suavización del perfil
de la ladera en la parte inferior, en general, estos campos
pendientes coinciden con áreas de clima atlántico, como Galicia, la
Cornisa Cantábrica, el tercio occidental de los Pirineos y la Sierra
de la Demanda, en el Sistema Ibérico, los campos en pendiente
dominan también en áreas con menos precipitaciones, como el Sistema
Ibérico Aragonés o buena parte de las Béticas, relacionándose
quizás con repoblaciones de gentes venidas del norte y noroeste de
España.
La
construcción
de bancales implica la conversión de una pendiente fuerte en una
serie de escalones, con una
superficie superior
horizontal o casi horizontal, y taludes verticales o casi verticales,
para
sostener las partes horizontales
se necesita algún tipo de pared, construida generalmente de piedra,
y más raramente de ladrillo o de madera, para
la construcción de las laderas abancaladas se quiere una inmensa
cantidad de trabajo, y
aunque como se ha visto, estas
obras se encuentran en muchos lugares del mundo, en
la mayoría de los casos, son
mas un
legado del pasado que
el
resultado
de los planes de desarrollo actuales, lo
que no deja de ser un error garrafal y demuestra la miopía de las
administraciones, ya que el mantenimiento de esta técnica, reporta
una serie de beneficios como, el
aumento de la superficie cultivable, la mejora de la retención
hídrica, previene el arrastre de nutrientes, (siendo
la mejor técnica para la prevención de la erosión, así
como en restauración del paisaje, sobre todo en minas de cielo
abierto),
concentra materia orgánica, humus y microorganismos, y
como consecuencia lógica aumenta
la fertilidad, estabiliza la acidez del suelo, y
mejora
la inmunidad y el control biológico.
Los
tipos de bancales que mas se usan hoy en día en
la agricultura ecológica son,
el abancalado circular, el abancalado de escalonamiento y el bancal
profundo, ya tratado
en otro artículo, (ver
el bancal profundo).
El
abancalado circular, consiste en muros semicirculares de
mampostería los cuales retiene el suelo sobre el que crecen los
árboles hacia abajo (olivos, almendros, cerezos, etc.), dispuestos
en agujeros y en orden generalmente irregular, es propio de relieves
poco enérgicos como colinas suaves.
El
abancalado de escalonamiento, que moviliza la piedra disponible y
está formado por rellanos irregulares sostenidos por muretes
discontinuos, de altura variable, cuyo lienzo se adapta al relieve y
a simple vista se asemeja a una escalera de peldaños irregulares en
altura, es típico de la agricultura de montaña.
El
abancalado profundo, o de cultivo extensivo, se
basa en bancales rectangulares trabajados en profundidad y que nunca
se pisan.
Ramón Gijón, delineante
proyectista.
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