La
xerojardinería.
La
xerojardinería, como
concepto comenzó en los
Estados Unidos en los años
80 aplicándose especialmente en los
estados del sur, como
California, Texas, Arizona o Florida, en el estado de Colorado
a finales de los 70, hubo un gran esfuerzo conjunto del Departamento
de Aguas de Denver, la Universidad Estatal de Colorado y la
Asociación de Paisajistas de Colorado, motivado por el fuerte
crecimiento de la población urbana en este estado, lo que provocó
la consiguiente escasez de agua.
Endémicamente, los estados del
oeste de los Estados Unidos reciben gran parte de la precipitación
anual en primavera y otoño, sufriendo sequías periódicas durante
el resto del año, si ha esto le sumamos la sequía generalizada en
varios estados en 1977, tenemos los detonantes que dieron la señal
de alarma.
Ante
este tipo de situación, la jardinería siempre es la principal
afectada, ya sea por restricciones de agua, por adaptarse a las
nuevas necesidades o bien resignarse a sufrir una merma en la calidad
paisajística. Con el tiempo, el concepto del Xeriscape se extendió
a lo largo de los Estados Unidos, incluso en los estados de elevada
pluviosidad, como Georgia, esto se debe a que la mayor parte del agua
es consumida durante los meses de verano, debido principalmente al
riego del césped, los jardines privados y el uso generalizado de las
piscinas.
Durante
todos estos años la xerojardinería ha ido cobrando una mayor
importancia también fuera
de
los Estados
Unidos,
especialmente a raíz de los períodos de sequía,
pero a diferencia de lo
ocurrido en Estados Unidos en 1986, con la creación en
su momento del
National
Xeriscape Council
o con la
creación y el desarrollo
posterior de numerosos programas educativos, en
el resto de países este concepto ha llegado con retraso. España
no es una excepción y nos
ha llegado, como tantas otras cosas, con bastantes años de retraso,
de hecho
hasta 1991 solo se hablaba
de xerojardinería
en algunos artículos, y el
primer libro sobre el tema se publica
en 1993, (5.
Xerojardinería,
compendios
de Horticultura, de
Ediciones de
Horticultura), de
la Dra. Silvia Burés considerada pionera de la xerojardinería en
nuestro país.
Cabe
reseñar que en nuestro país,
padecemos
unas endémicas
carencias hídricas, especialmente graves en ciertas cuencas
hidrográficas
y
en
determinadas regiones,
y
lamentablemente no
ha habido ninguna
iniciativa a nivel Estatal o Autonómica
que
aglutine, divulgue
o
canalice
esta
nueva filosofía o forma de entender la jardinería, hasta
hoy
todas las iniciativas han partido de colectivos o asociaciones de
carácter privado o de
algún
patrocinio empresarial, que
de forma responsable y
ecológica
trabajan en
este sentido
pero lamentablemente
de
forma aislada.
La
mayor parte de las Comunidades
Autonómicas Españolas,
pero especialmente las de la
vertiente Mediterránea,
ya tendrían
que tener a estas alturas, elaborados programas educativos y una
legislación adaptada a las circunstancias, para que de una vez por
todas se abandonara paulatinamente esa jardinería paisajista
Inglesa a base de enormes
y costosas praderas de
césped, habría que
reconvertir
y adaptar las
zonas verdes existentes que
lo necesiten y en los
diseños de los nuevos
jardines, ya sean
públicos o privados, que
fueran acordes con los
principios y las
técnicas de la xerojardinería.
A
nivel estético un
xerojardín o jardín seco, no tiene necesariamente que estar lleno
de cactus y chumberas, ni tampoco tiene que parecerse a un secarral,
sin césped y dominado por los colores terrosos y marrones, en
general, cualquier planta si se situa en el lugar idóneo y con los
cuidados adecuados, se puede utilizar en xerojardinería, de
hecho, se dispone de un abanico enorme de posibilidades en cuanto a
especies y en cuanto a diseños y materiales, cobrarán
mas protagonismo los pavimentos y los suelos, así como las
rocallas y
esto es así porque uno de los principios fundamentales es el uso
eficiente del agua. El mencionado anteriormente National
Xeriscape Council, de los Estados Unidos, estableció siete
principios fundamentales en la xerojardinería, estos son:
1.- Planificación y diseño adecuados.
1.- Planificación y diseño adecuados.
2.-
Análisis del suelo.
3.- Selección adecuada de plantas.
4.- Reducción de las zonas de césped.
5.- Sistemas eficientes de riego.
3.- Selección adecuada de plantas.
4.- Reducción de las zonas de césped.
5.- Sistemas eficientes de riego.
6.-
Uso de mulching o acolchados.
7.- Mantenimiento adecuado.
7.- Mantenimiento adecuado.
En
realidad, estos principios no solo deben ser aplicables a los
xerojardines sino a cualquier tipo de jardín, ya que no es una
cuestion de estilo, es solo de sentido común. Por
otra parte, tampoco es una cosa nueva, ya que en los jardines
Islámicos como los
jardines de La Alhambra y el Generalife en Granada, tenemos
un buen ejemplo de un
jardín
sostenible, enormemente
bello
y
embaucador
como
cualquier jardín tradicional.
Por
último, si nos decidimos por un jardín de xerófitas, tendremos un
jardín eco sostenible, ya que nuestro diseño estará basado en el
uso racional y
eficiente del agua;
Mayoritariamente usaremos
especies autóctonas ya
que son, de un
modo natural eficientes
hídricamente hablando,
además, las especies autóctonas proporcionan alimento y refugio a
un mayor número de especies silvestres, entre ellas numerosas aves,
insectos y mariposas; Aprenderemos
del paisaje natural que nos rodea, esto
es fundamental,
a imitación de éstos y de los jardines históricos, tenemos que
disponer de una gran cantidad y variedad de árboles y arbustos y
pocas praderas de césped, y utilizar en general, especies poco
exigentes en cuanto a riego, esto es importante ya que al tener una
elevada diversidad de plantas y ambientes (zonas de arboledas,
arbustos, rocallas, zonas de plantas aromáticas, tapizantes,
recubrimientos vegetales e inorgánicos, etc.) son de gran atractivo
para la fauna silvestre; Aunque
resulte paradójico, el xerojardín puede ser un lugar con mucha
riqueza y vida, aunque, eso
sí, con menos agua.
Ramón Gijón, delineante proyectista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario