martes, 3 de octubre de 2017

El jardín de la Glorieta.


El jardín de la Glorieta.

I.- Cronología histórica.

  El Jardín de la Glorieta fue trazado por el arquitecto de la fortificación Don Manuel Serrano Insa que delimitó lo que sería el futuro parque. Para su construcción se aprovecharon los solares originados por la demolición de varias casas situadas entre Santo Domingo y La Aduana al ser edificado este nuevo edificio a fines del siglo XVIII.

  A este fin fueron adquiridos los citados solares por el mariscal Suchet en 1812. Al llegar Elio a la capitanía general se pensó en instalar en esta superficie un monumento a Fernando VII rodeándolo de arboleda. El monumento no llegó a realizarse nunca pero se comenzó la plantación de naranjos, sauces y fresnos, con lo que se comenzó a delinear el futuro paseo.

  Entre 1817 y 1820 se adquirieron una serie de obras escultóricas procedentes del huerto del canónigo Pontons en Patraix para la ornamentación del jardín, entre ellas el tritón realizado por Ponzanelli y que todavía se conserva, las cuatro estaciones y el Neptuno.
  Las obras paralizadas con la caída del General Elio, no se reanudan hasta 1826 siendo Capitán General O’Donell quien mandó cerrar el jardín con una balaustrada de madera entre pilares de piedra rematados por pomos y jarrones. Esta balaustrada tenía una puerta de cierta monumentalidad frente a la calle del Mar, construida bajo la dirección del arquitecto Cristóbal Sales y rematada por dos leones de piedra que sujetaban con sus garras sendas esferas y llevaban al lomo geniecillos con emblemas, esculturas que realizó Vicente Piquer, se construye, ahora además el primer pabellón de música, en este momento la extensión del paseo jardín era de 150 metros desde la puerta de la plaza de Tetuán a la del Parterre y 20 metros de ancha.
 
  Al cesar en el mando O’Donell en 1833 se hace cargo de las sucesivas mejoras de la Glorieta el Ayuntamiento de Valencia, quien en 1841 toma posesión del huerto del convento de Santo Domingo con una extensión de “ocho hanegadas, un cuartón y doce brazas de tierra“, con la intención de anexionarlo a los jardines de la Glorieta.

  En 1844 se ensanchan los andenes y se desmonta la fuente del Tritón que fue a parar a unos almacenes, dos años después Don Domingo Cicchiari establece junto a la puerta de la calle del Mar un café que trataba de emular a los que se habían puesto de moda en París y Londres, alumbrándolo con luz de gas. En este año el número de plantas aumenta con la plantación de saigones del Canadá, catalpas, castaños de indias, plátanos orientales y tilos. En 1854 se planta gran cantidad de palmeras y en el año siguiente magnolias, al tiempo que se construye un invernadero junto al pabellón de música y se piensa en sustituir el cerramiento de madera por otro de hierro, cosa que no se llevará a la práctica hasta 1860.

  Este cerramiento de hierro, como ya mencioné en el post del jardín del Real, está actualmente en los jardines del Real, dicho cerramiento poseía varias puertas, la monumental recayente a la plaza de Tetuán, una enfrente de la ciudadela, otra que daba acceso al llano del Remedio, dos perpendiculares a la aduana y otra frente a la calle del Mar con motivo de la apertura de la calle de la Paz se abre otra puerta consistente en tres arcos. También en este año se instala de nuevo el Tritón situándolo en la fuente que actualmente existe, realizada en mármol negro según un proyecto del arquitecto Don Antonio Sancho y el alumno de la academia Don Antonio Cortina, adosándose dicha fuente a una pequeña montaña con bosquecillo.

  En 1895 se construye una casa de socorro entre el café y la verja recayente a capitanía, situada en el mismo solar donde antes había unos almacenes. En 1901 se lleva la estatua de Neptuno procedente de la Alameda y antes del Huerto de Pontons. Al mismo tiempo desaparecen las esculturas que representaban las cuatro estaciones, que se trasladan a otro jardín. El paseo sufre además una importante reforma de jardinería al elevarse macizos de plantas y flores con tierra procedente de los derribos de la calle de Peris y Valero, -antes, y después, “de la Paz”-, con lo que se consigue dar un aspecto más uniforme al conjunto. El 17 de junio del mismo año se inaugura el teatro con la representación de “El barbero de Sevilla”, teatro que es pronto destruido por un incendio.

  En 1905 Penichet describe el jardín como una “hermosa decoración de selva” con bosquecillos plantados de cedros, madroños, lentiscos y romeros coronados de corpulentos pinos y recias encinas que se levantan en medio de un parque florido rodeado de umbrosos plátanos… Más tarde, hacia 1919 el historiador Martínez Aloy habla del poderoso cedro, los corpulentos ficus y phenix, la gigantesca encina, la ecuatorial corifa, las hermosas latanias procedentes de la India y las enormes magnolias.

  La más profunda transformación de la Glorieta se efectuó en 1927, época de las grandes reformas urbanas de Valencia, siendo alcalde Don Luis Oliag, el Ayuntamiento acuerda llevar a cabo una total modificación del paseo, en unos meses desaparecieron las verjas, la mayor parte de los edificios allí existentes y muchos de los más antiguos y corpulentos árboles.

  A partir de entonces La Glorieta queda reducida a la extensión que aproximadamente tiene hoy, con algunos monumentos dedicados a personajes valencianos destacados como el del Doctor Gómez Ferrer obra de Paredes, menos los niños a sus pies, que son de Luis Bolinche, el busto dedicado al pintor Francisco Domingo Marqués, fundido en bronce, de Mariano Benlliure, que estuvo antes en las Alameditas de Serranos, y los de los pintores Muñoz Degrain y Joaquín Agrasot, ambos obra del escultor Francisco Maroc y Díaz-pintado, el primero coronando un banco de planta y perfiles curvos, el segundo en bronce, como lo fue también el primitivo del sainetero Eduardo Escalante, obra de Mariano Benlliure, que robada la cabeza, fue sustituida por una de mármol, obra del mismo Marco, situando este monumento a Escalante en un jardín del Cabañal, quedando reseñado allí.

  Inmediatos a este jardín e integrados en cierto modo a él están la rotonda ajardinada de la plaza circular del Marques de Estella, y en su centro, el monumento a los caídos, construido en 1946 durante la alcaldía de Juan Antonio Gómez Trenor, conde de Trenor, que es reproducción casi exacta y de parecida escala de la puerta del Real, construida en 1801, perteneciente a la muralla de la ciudad y derribada en 1867 con ella, a la bajada del puente del mismo nombre y enfilando la actual plaza de Tetuan, costa de tres vanos el central de medio punto, abiertos en una construcción de reproducidos de los de la puerta antigua (que se conservaban en el claustro del Carmen) y un escudo de valencia de remate central, el vano principal cobija una cruz de piedra a la que se accede por un anden radial de la rotonda ajardinada. 

  Asimismo, por su inmediata proximidad, junto al arranque de la calle de Colon, debe señalarse aquí la presencia, en un pequeño espacio ajardinado, entre dicha calle y el Palacio de Justicia, antigua aduada de Carlos III, del monumento al pintor Ignacio Pinazo Martínez al frente del alto pedestal una cartela contiene la dedicatoria "al pintor Pinazo" y fue inaugurado en 1949 (hubo otro monumento al pintor Ignacio Pinazo Camarlench, obra del escultor Vicente Navarro Romero, fallecido en 1978, situado en el jardincillo de la calle de Caballeros, contiguo a la Generalidad, sobre el solar que fue de la casa de la ciudad. La figura del pintor, sentado sobre un cómodo banco de piedra, vestía una especie de túnica, todo de mármol blanco. Con ocasión de construir en el jardincillo un refugio antiaéreo -en "art deco"-, en 1936, se eliminó también el monumento que se había inaugurado en 3 de febrero de 1919, con asistencia de Mariano Benlliure, director general de bellas artes y también, de gran asistencia corporativa y popular. 

  En 1950 se colocaron en la Glorieta un determinado número de antiguas farolas de gas con instalación de luz eléctrica fluorescente y se realizó un cercado de ciprés con supresión de la calle central abierta y cerrada más de una vez, dando así mayor amplitud a la zona de niños. La riada que sufrió Valencia en 1957, arrasó la Glorieta llegando a subir el agua casi tres metros, su aspecto actual procede de la reconstrucción realizada tras esa catástrofe, conformándose según su morfología actual.

II.- Arquitectura.

  El único elemento constructivo existente es la Fuente del Tritón, obra inspirada en una semejante del maestro italiano Bernini. Esta escultura fue una de tantas obras que se trajeron para la decoración de la Glorieta desde el huerto del canónigo y mecenas de las artes Antonio Pontons.

 El personaje central de la fuente es el dios Tritón, está realizado en mármol blanco y se levanta sobre rocallas y la figura de un niño, le acompañan otros seres de la mitología griega, lleva una gran caracola por la que sopla y por la que sale un chorro de agua.
 La figura es obra de Giacomo Antonio Ponzanelli. Fue traída a la Glorieta en el año 1833 para ser retirada en 1844 y vuelta a colocar en su lugar actual en 1860.


Fuente: jardinesvalencia.es, valencia.es

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