El
jardín de la Glorieta.
I.- Cronología histórica.
El Jardín
de la Glorieta fue trazado por el arquitecto de la
fortificación Don Manuel Serrano Insa que delimitó lo que sería el
futuro parque.
Para su construcción se aprovecharon los solares originados por la
demolición de varias casas situadas entre Santo Domingo y La Aduana
al ser edificado este nuevo edificio a fines del siglo XVIII.
A este fin fueron adquiridos los
citados solares por el mariscal Suchet en 1812. Al llegar Elio a la
capitanía general se pensó en instalar en esta superficie un
monumento a Fernando VII rodeándolo de arboleda. El monumento no
llegó a realizarse nunca pero se comenzó la plantación de
naranjos, sauces y fresnos, con lo que se comenzó a delinear el
futuro paseo.
Entre 1817 y 1820 se adquirieron
una serie de obras escultóricas procedentes del huerto del canónigo
Pontons en Patraix para la ornamentación del jardín,
entre ellas el tritón realizado por Ponzanelli y que todavía se
conserva, las cuatro estaciones y el Neptuno.
Las obras paralizadas con la
caída del General Elio, no se reanudan hasta 1826 siendo Capitán
General O’Donell quien mandó cerrar el jardín con una balaustrada
de madera entre pilares de piedra rematados por pomos y jarrones.
Esta balaustrada tenía una puerta de cierta monumentalidad frente a
la calle del Mar, construida bajo la dirección del arquitecto
Cristóbal Sales y rematada por dos leones de piedra que sujetaban
con sus garras sendas esferas y llevaban al lomo geniecillos con
emblemas, esculturas que realizó Vicente Piquer, se construye, ahora
además el primer pabellón de música, en este momento la extensión
del paseo jardín era de 150 metros desde la puerta de la plaza de
Tetuán a la del Parterre y 20 metros de ancha.
Al cesar en el mando O’Donell
en 1833 se hace cargo de las sucesivas mejoras de la Glorieta el
Ayuntamiento de Valencia, quien en 1841 toma posesión del huerto del
convento de Santo Domingo con una extensión de “ocho hanegadas, un
cuartón y doce brazas de tierra“, con la intención de anexionarlo
a los jardines de la Glorieta.
En 1844 se ensanchan los andenes
y se desmonta la fuente del Tritón que fue a parar a unos almacenes,
dos años después Don Domingo Cicchiari establece junto a la puerta
de la calle del Mar un café que trataba de emular a los que se
habían puesto de moda en París y Londres, alumbrándolo con luz de
gas. En este año el número de plantas aumenta con la plantación de
saigones del Canadá, catalpas, castaños de indias, plátanos
orientales y tilos. En 1854 se planta gran cantidad de palmeras y en
el año siguiente magnolias, al tiempo que se construye un
invernadero junto al pabellón de música y se piensa en sustituir el
cerramiento de madera por otro de hierro, cosa que no se llevará a
la práctica hasta 1860.
Este cerramiento de hierro, como
ya mencioné en el post del jardín del Real, está actualmente en
los jardines del Real, dicho cerramiento poseía varias puertas, la
monumental recayente a la plaza de Tetuán, una enfrente de la
ciudadela, otra que daba acceso al llano del Remedio, dos
perpendiculares a la aduana y otra frente a la calle del Mar con
motivo de la apertura de la calle de la Paz se abre otra puerta
consistente en tres arcos. También en este año se instala de nuevo
el Tritón situándolo en la fuente que actualmente existe, realizada
en mármol negro según un proyecto del arquitecto Don Antonio Sancho
y el alumno de la academia Don Antonio Cortina, adosándose dicha
fuente a una pequeña montaña con bosquecillo.
En 1895 se construye una casa de
socorro entre el café y la verja recayente a capitanía, situada en
el mismo solar donde antes había unos almacenes. En 1901 se lleva la
estatua de Neptuno procedente de la Alameda y antes del Huerto de
Pontons. Al mismo tiempo desaparecen las esculturas que representaban
las cuatro estaciones, que se trasladan a otro jardín. El paseo
sufre además una importante reforma de jardinería al elevarse
macizos de plantas y flores con tierra procedente de los derribos de
la calle de Peris y Valero, -antes, y después, “de la Paz”-, con
lo que se consigue dar un aspecto más uniforme al conjunto. El 17 de
junio del mismo año se inaugura el teatro con la representación de
“El barbero de Sevilla”, teatro que es pronto destruido por un
incendio.
En 1905 Penichet describe el
jardín como una “hermosa decoración de selva” con bosquecillos
plantados de cedros, madroños, lentiscos y romeros coronados de
corpulentos pinos y recias encinas que se levantan en medio de un
parque florido rodeado de umbrosos plátanos… Más tarde, hacia
1919 el historiador Martínez Aloy habla del poderoso cedro, los
corpulentos ficus y phenix, la gigantesca encina, la ecuatorial
corifa, las hermosas latanias procedentes de la India y las enormes
magnolias.
La más profunda transformación
de la Glorieta se efectuó en 1927, época de las grandes reformas
urbanas de Valencia, siendo alcalde Don Luis Oliag, el Ayuntamiento
acuerda llevar a cabo una total modificación del paseo, en unos
meses desaparecieron las verjas, la mayor parte de los edificios allí
existentes y muchos de los más antiguos y corpulentos árboles.
A partir de entonces La Glorieta
queda reducida a la extensión que aproximadamente tiene hoy, con
algunos monumentos dedicados a personajes valencianos destacados como
el del Doctor Gómez Ferrer obra de Paredes, menos los niños a sus
pies, que son de Luis Bolinche, el busto dedicado al pintor Francisco
Domingo Marqués, fundido en bronce, de Mariano Benlliure, que estuvo
antes en las Alameditas de Serranos, y los de los pintores Muñoz
Degrain y Joaquín Agrasot, ambos obra del escultor Francisco Maroc y
Díaz-pintado, el primero coronando un banco de planta y perfiles
curvos, el segundo en bronce, como lo fue también el primitivo del
sainetero Eduardo Escalante, obra de Mariano Benlliure, que robada la
cabeza, fue sustituida por una de mármol, obra del mismo Marco,
situando este monumento a Escalante en un jardín del Cabañal,
quedando reseñado allí.
Inmediatos a este jardín e
integrados en cierto modo a él están la rotonda ajardinada de la
plaza circular del Marques de Estella, y en su centro, el monumento a
los caídos, construido en 1946 durante la alcaldía de Juan Antonio
Gómez Trenor, conde de Trenor, que es reproducción casi exacta y de
parecida escala de la puerta del Real, construida en 1801,
perteneciente a la muralla de la ciudad y derribada en 1867 con ella,
a la bajada del puente del mismo nombre y enfilando la actual plaza
de Tetuan, costa de tres vanos el central de medio punto, abiertos en
una construcción de reproducidos de los de la puerta antigua (que se
conservaban en el claustro del Carmen) y un escudo de valencia de
remate central, el vano principal cobija una cruz de piedra a la que
se accede por un anden radial de la rotonda ajardinada.
Asimismo, por su inmediata
proximidad, junto al arranque de la calle de Colon, debe señalarse
aquí la presencia, en un pequeño espacio ajardinado, entre dicha
calle y el Palacio de Justicia, antigua aduada de Carlos III, del
monumento al pintor Ignacio Pinazo Martínez al frente del alto
pedestal una cartela contiene la dedicatoria "al pintor Pinazo"
y fue inaugurado en 1949 (hubo otro monumento al pintor Ignacio
Pinazo Camarlench, obra del escultor Vicente Navarro Romero,
fallecido en 1978, situado en el jardincillo de la calle de
Caballeros, contiguo a la Generalidad, sobre el solar que fue de la
casa de la ciudad. La figura del pintor, sentado sobre un cómodo
banco de piedra, vestía una especie de túnica, todo de mármol
blanco. Con ocasión de construir en el jardincillo un refugio
antiaéreo -en "art deco"-, en 1936, se eliminó también
el monumento que se había inaugurado en 3 de febrero de 1919, con
asistencia de Mariano Benlliure, director general de bellas artes y
también, de gran asistencia corporativa y popular.
En 1950 se colocaron en la
Glorieta un determinado número de antiguas farolas de gas con
instalación de luz eléctrica fluorescente y se realizó un cercado
de ciprés con supresión de la calle central abierta y cerrada más
de una vez, dando así mayor amplitud a la zona de niños. La riada
que sufrió Valencia en 1957, arrasó la Glorieta llegando a subir el
agua casi tres metros, su aspecto actual procede de la reconstrucción
realizada tras esa catástrofe, conformándose según su morfología
actual.
El único elemento constructivo existente es la Fuente del Tritón, obra inspirada en una semejante del maestro italiano Bernini. Esta escultura fue una de tantas obras que se trajeron para la decoración de la Glorieta desde el huerto del canónigo y mecenas de las artes Antonio Pontons.
El personaje central de la fuente es el dios Tritón, está realizado en mármol blanco y se levanta sobre rocallas y la figura de un niño, le acompañan otros seres de la mitología griega, lleva una gran caracola por la que sopla y por la que sale un chorro de agua.
La figura es obra de Giacomo Antonio Ponzanelli. Fue traída a la Glorieta en el año 1833 para ser retirada en 1844 y vuelta a colocar en su lugar actual en 1860.
Fuente:
jardinesvalencia.es, valencia.es
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