Los
muros.

La
presencia de los muros en la jardinería y en la agricultura es muy
antigua, (ver el art. “El
bancal escalonado”), aunque su función en la
jardinería no es la misma que en la agricultura, el concepto siempre
es el mismo, retener y afianzar los desniveles y así conseguir un
mayor aprovechamiento del terreno. Por lo tanto como es un elemento
que está sometido a unos esfuerzos, necesitará nuestra atención ya
que para cumplir su función tiene que estar en buenas condiciones de
firmeza y estabilidad, sobre todo cuando se trata de muros de
mampostería en seco.
Si
tenemos que hacer un murete nuevo, primero se cavará una zanja con
una anchura superior a la del muro y una profundidad que dependerá
de la consistencia del terreno, pero lo normal serán unos 5 o 7 cms.
cuidando de que esté nivelada, a continuación se verterá hormigón,
apisonando y nivelando la masa dejando que fragüe. Posteriormente
colocaremos las piedras de mayor tamaño en la primera hilada
recibiéndolas con mortero, en la siguiente hilada se irán colocando
las piedras cuidando de la horizontalidad y el buen asiento, así
hasta la altura requerida, a ser posible es conveniente que las
llagas entre las piedras queden rehundidas ya que facilitará que las
plantas trepadoras se agarren mejor.
Si
el murete fuese de ladrillos, se procede de la misma manera y la
colocación sería con un grosor de medio pie para muretes pequeños
y de un pie para muretes mas altos o de contención, siendo los
aparejos mas usados el “ingles” o el “flamenco”, en bloques
de hormigón es lo mismo, pudiendo usar bloques de 10 cms. o de 20
cms. de grosor pero en las esquinas o cada cierta distancia hay que
reforzar con unas varillas de acero. En muchos sitios se utiliza una
técnica mixta, es decir, un muro interior de medio pie hecho con
ladrillo macizo y por delante de este un muro de piedra, que es el
que se verá, la cámara que queda entre uno y otro interiormente
facilita el drenaje.
Cuando
se trata de muros de delimitación, el mantenimiento estará centrado
en mantener en buenas condiciones los paramentos con una buena
pintura pétrea si son enfoscados, en caso de ladrillos vistos habrá
que cepillar aquí y allá de vez en cuando, y en los de madera
aplicar un protector de buena calidad cada cinco o seis años. En
caso de tener cerca arbustos grandes o pequeños arbolillos, hay que
tener cuidado de que las ramas no golpeen los paramentos para evitar
daños en las ramas y en los cerramientos.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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