jueves, 7 de noviembre de 2019

El jardín seco.

El jardín seco.

  La Xerojardineria, (ver el art. el xerojardín) tiene como principio fundamental el empleo de las plantas que mejor se adapten a las condiciones ambientales del jardín, de esta forma tan sencilla, se consigue reducir de manera significativa (hasta un 50%) el consumo de agua en los parques y jardines, hay que tener en cuenta que las plantas de climas secos se han especializado en el transcurso de su evolución, desarrollando diferentes estrategias de adaptación a la sequía, de forma que reducen la transpiración, emiten un doble sistema de raíces, disminuyendo la superficie de exposición, desarrollan follajes grises y pelos, producen aceites esenciales, o acumulan agua entre otras, estas adaptaciones o mecanismos naturales son los sirven de base para dar identidad, carácter y belleza al jardín Mediterráneo, (ver el art. el jardín mediterráneo) jugando con los colores, las formas, las texturas y los olores de estas plantas, se consigue un jardín espectacular, con una gran diversidad, con unas necesidades hídricas y un mantenimiento muy bajos.


  Por lo tanto en el diseño, para ser coherentes con los principios de este concepto, una vez elegidas las especies que vamos a plantar, además hay que organizar el jardín en zonas según el consumo del agua, de esta manera se pueden crear tres zonas en el jardín, una zona seca con plantas autóctonas con necesidades de riego muy escasas, una zona de riego moderado donde las especies son más exigentes con el agua pero también tapizan el terreno, y una zona húmeda, a ser posible la más pequeña de todas.


  De forma mas general, se debe tener en cuenta también, Protegerse del sol con árboles de sombra y pérgolas con trepadoras, Reducir la superficie de césped al mínimo, ya que se lleva el 70% del agua de riego de un jardín; Disponer en los bordes de la pradera de césped las plantas que necesiten más agua; Protegerse del viento, para retener más la humedad con setos, vallas con trepadoras, brezos o parapetos orgánicos; Plantar los elementos vegetales a más distancia para reducir la competencia por el agua; Disponer de un sistema de riego eficiente, evitando las fugas y el exceso de riego; Corrigiendo la estructura del suelo en caso de que sea muy pobre, (ver el art. las enmiendas); Creando un buen drenaje para evitar encharcamientos si fuera necesario; O proteger el suelo incorporando cubiertas protectoras de materiales orgánicos como corteza de pino, restos de podas triturados entre otras o también inorgánicos como rocas o gravillas, de esta forma, se regula la temperatura, se evita la erosión y se facilita la penetración del agua a las raíces.

 En resumen, hay que hacer un mantenimiento del jardín orientado a depender menos del agua, aportando abonos orgánicos equilibrados, realizando cuando sea necesario, podas superficiales y de mantenimiento, así como fomentar la biodiversidad para favorecer un mejor control de las plagas y enfermedades de forma natural.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario