El
jardín del Parterre.
I.-
Cronología histórica.
El
Jardín del Parterre
en uno de los primeros espacios públicos de la ciudad, contiene una
fuente dedicada al dios Neptuno
(el resto desaparecieron con la riada de 1957). Presidiendo el
Parterre se
encuentra la figura ecuestre del Rey
Jaime I. De su
arbolado destacan sus pinos canarios,
washingtonias y el
enorme ficus. Son también notables el conjunto de pinos canarios y
el fragante espinillo (Acacia
farnesiana), plantada
en el seto perimetral. En otra zona, cerca del estanque del Neptuno,
hay un conjunto de magnolios que tiene el interés de mostrar como en
la parte más honda de la ciudad la galopante deshidratación del
suelo está alterando la vida de los grandes ejemplares arbóreos de
siglos pasados.
Ficus centenario. |
El Jardín del Parterre fue
construido sobre unos solares existentes en la antigua plaza de la
Aduana, es el lugar considerado por el historiador Martínez Aloy
como el más bajo de Valencia. La fecha aproximada de construcción
de estos jardines es el año 1850, ya en 1852 se plantaron ya
cuarenta y siete magnolias y dos araucarias. La organización
definitiva del Jardín del Parterre tiene lugar bastante después, al
ser inaugurado el monumento al Rey Jaime I. Según el bibliógrafo
Nebot Pérez, este jardín estaba provisto de cuatro estanques
circulares, otros tantos grupos de pinos de canarias, dos
pisántropos, metrosidros y araucarias. Es posible que los citados
metrosidros que Martínez Aloy considera como únicos ejemplares en
Valencia, procedieran del jardín del Palacio Arzobispal de Valencia,
pues esta rara especie de arbolado fue traída a España por el
arzobispo de Valencia y patriarca de las indias Don Francisco Fabián
y Fuero. Según un acuerdo de la Corporación Municipal, el 18 de
marzo de 1901 se coloca en el banco corrido de piedra que rodea el
parterre la verja de hierro que servía anteriormente de respaldo a
los bancos de la Glorieta.
Monumento a Jaime I. |
Un aspecto fundamental del
Parterre lo constituye la monumental estatua dedicada a Jaime I. La
idea de erigir la estatua surgió de la tertulia que se organiza en
1875 en torno a Teodoro Llorente, director de “Las Provincias”.
Los contertulios pensaron que Valencia debía de solemnizar el sexto
centenario de la muerte del Rey conquistador y presentaron un escrito
al Ayuntamiento pidiendo la erección del monumento, y firmado por
Teodoro Llorente, Vicente W. Querol, Eduardo Attard, Juan Reig y
García, Feliciano Llorente, José Fernández Olmos, Vicente Graus,
Aurelio Querol, Bernardo Ferrandis, Juan Navarro Reverter, Rafael
Ferrer y Bigne y José Brel. Aceptada la propuesta por el
Ayuntamiento se nombra una junta rectora del monumento el 13 de junio
de 1876 dividida en dos secciones, una que atendía al estudio de la
estatua y otra que procuraría recaudar fondos para la misma. La
Junta presidida por el alcalde accidental Don F. Llorente y Ferrando
decide que el monumento consista en una estatua ecuestre fundida en
bronce de tamaño vez y media mayor que el natural y que se
sufragaría por suscripción pública. La fecha del centenario pasó
sin poderse erigir la estatua por falta de recursos económicos. Para
que el entusiasmo popular no decayese se acordó en 1878 construir el
pedestal que fue proyectado y realizado por el arquitecto municipal
Don Vicente Constantino Marzo, con una altura de siete metros y
medio.
Al año siguiente aparece en el
“Boletín Oficial” la convocatoria dirigida a los escultores
valencianos para realizar la estatua. Se presentaron Molto, Yerro,
Gilabert, Santigosa y Aixa, pero el concurso fue declarado desierto,
por lo que se iniciaron las gestiones para encargar la estatua a los
hermanos Vallmitjana de Barcelona. La firma del contrato se realiza
en 21 de octubre de 1882 siendo alcalde Don José María Sales. La
estatua fue tallada en madera por Agapito Vallmitjana y aprobada por
la Junta en abril de 1886. Para poder fundir la obra, la Junta del
monumento se dirigió al Ministerio de la Guerra, solicitando le
fueran suministradas quince toneladas de bronce, lo que fue
concedido, por Real Orden, en julio de 1886, mediante el envío desde
la fortaleza de Peñíscola de cinco cañones y un obús que sumaban
la cantidad solicitada.
La fundición de la estatua fue
concedida mediante concurso a “La maquinista valenciana” que se
comprometió a realizarla en un plazo de ocho meses. El contrato se
firma el 31 de julio de 1888 y en él se especifica que la fundición
había de ser una aleación en la que se entrasen novecientas
milésimas de cobre, cincuenta y cuatro de cinc, diecisiete de estaño
y quince de plomo. La plancha metálica había de tener un espesor
mínimo de diez milímetros y la colocación de la estatua en el
pedestal corría de cuenta de la empresa fundidora.
Por una serie de problemas
técnicos la Maquinista Valenciana no pudo terminar el monumento
hasta diez años y medio después de firmado el contrato, por fin el
12 de enero de 1891 fue emplazada la estatua en el pedestal,
inaugurándose oficialmente el día 20 de julio del mismo años.
Posteriormente se colocó en la cara delantera el escudo de armas del
conquistador y en la parte trasera el escudo de la ciudad de Valencia
modelados por el escultor Aixa y a un lado y otro las leyendas
ofreciendo el monumento al Rey Jaime I El Conquistador. La obra
ecuestre es quizás aquella en que más se aprecia el pictoricismo de
un escultor cuya nota más destacada es la severidad, resultado
posiblemente de su especialización en imaginería religiosa,
representa al caballo al paso, y al jinete con traje de guerrero y
yelmo en actitud de dirigir la tropa, todo ello dentro de un estilo
fácilmente identificable con el historicismo romántico.
Fuente de Neptuno. |
Desde su creación el jardín ha
sufrido muy pocas variaciones. En el lugar donde primeramente se
sitúa el llamado Teatro-circo fue instalada después una pequeña
construcción para servicio del jardín, más tarde destinada a
Tribunal Tutelar de Menores, sucesivamente ampliada; hoy destinada a
otros usos, al trasladarse el Tribunal a otro edificio.
En 1932 el Ayuntamiento reservó
el jardín, durante algún tiempo, exclusivamente a los niños que
serían atendidos por personal especializado, para lo cual se
cerraron las puertas con unos dispositivos de alambres y varillas
férreas. La instalación de luz eléctrica fluorescente se realizó
al mismo tiempo que la de la Glorieta, añadiéndose alrededor de los
macizos macetas con geranios.
La riada de 1957 dañó este
jardín, al igual que el de la Glorieta siendo necesaria su
reconstrucción, con lo que cambió algo su morfología, de los
cuatro estanques sólo se conserva en la actualidad uno al que se ha
eliminado la verja de hierro decorándolo con losas de piedra y
plantas acuáticas, algunas de loto; asimismo, se varió el exterior
del pedestal del conquistador, suprimiendo los grandes peldaños.
II.- Arquitectura.
Antigua casa del jardinero. |
Fuente:
jardinesvalencia.es
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