La
vivienda popular Manchega.
En
la vivienda popular Manchega, si tuviéramos que destacar alguna
característica o definirla con una palabra, sin ninguna duda la
palabra clave sería, la austeridad; Esto viene dado por el carácter
Castellano, noble, sencillo, austero y volcado en sus labores
agrícolas, y esto sin ninguna duda, se vé reflejado en su
arquitectura.
La
región Castellana, que en la actualidad la ocupa La Comunidad
Castellano Manchega, es la tierra llana por excelencia de la meseta
Española, es una zona muy extensa que desde las sierras Madrileñas
se extienden hacia el sur hasta las estribaciones de sierra Morena,
en este extenso territorio están comprendidas total o parcialmente
las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete.
Aquí la orografía es fundamentalmente llana, con amplias dehesas y
páramos, en las que predominan encinas, alcornoques, quejidos, etc.
predomina el matorral bajo con romeros, jaras, retama o esparto entre
otras, el suelo es terciario y salino, las estepas de color rojizo,
el clima es bronco, con temperaturas muy extremas, la solaridad es
muy alta y la sequedad está siempre presente, ya que las lluvias son
escasas, por lo que las huertas y vegas son espacios reducidos
rodeados por extensos olivares, viñedos y grandes extensiones de
cereales y azafrán.
La
casa Manchega tiene una personalidad totalmente rural, su fisonomía,
es la misma que los pueblos que conforman, es decir, está extendida
en horizontal con volúmenes blancos que contrastan con el color
pardo de sus cubiertas a dos aguas de teja árabe, otra
característica bien definida son sus muros irregulares, ondulantes y
llenos de carácter, que con el paso del tiempo, se han ido
blanqueando con capas y capas de cal, estos muros están asentados
sobre un zócalo de piedra de unos sesenta centímetros también
suele estar pintado, de azul, carmesí o amarillo, según la orden
militar a la que perteneció la villa en la reconquista, las esquinas
suelen estar reforzadas por sillares o ladrillos. Ya en el interior,
nos encontramos con materiales tradicionales y nobles que saben
envejecer muy bien como el barro, la cal, la piedra, los ladrillos y
la madera, el característico muro de tapial de la casa manchega
popular, está construido a base de adobe, que hoy por hoy es uno de
los mejores aislantes térmicos que existen, funcionan bien, tanto en
verano como en invierno, el mantenimiento de estas casas es económico
y sencillo.
La
tipología espacial de la casa Manchega, suele ser de una planta con
una cámara superior que se utilizaba como trastero y como almacén
de los productos agrícolas como mazorcas, patatas, aceite, vino,
azafrán o jamones, los huecos para las ventanas son pequeños y la
cubierta se resuelve con unas cerchas de madera, que sostienen un
cielo raso de cañizo y por último la cubierta de teja árabe a dos
aguas y el suelo suele ser de cemento en vasto. Cabe destacar que
fuera del ámbito urbano, en las casas de labor o ventas, la casa es
mas grande y en esta planta es habitual una galería cubierta
alrededor del patio y en la planta baja, el corral está rodeado de
huerta con arboles frutales y alguna noria para la extracción del
agua para el riego.
En
cuanto a la planta baja, el suelo está embaldosado con baldosa de
barro cocido, tenemos un amplio zaguán central al que se accede
desde una puerta no muy amplia de una sola hoja, flanqueado por una
cocina, comedor y sala de estar, presidido con una gran chimenea, y
al otro lado un dormitorio, si continuamos por este pasillo
accederemos al resto de habitaciones, generalmente a una cueva-bodega
y a un patio empedrado que funciona como una habitación al aire
libre, es un espacio concebido para la relajación de la vida
cotidiana, a esto siempre ayuda algún níspero o algún albarillo o
la omnipresente parra que nos aportarán sombra, también vemos
pequeños arriates con malvas, hortensias o rosales, la frescura
generalmente nos la dará un pozo o un pilón.
Manteniendo la tradicional tipología, normalmente este patio se encuentra delimitado
al fondo con un establo o pequeños cobertizos dedicados al ganado y
los animales domésticos que accedían por otro patio o corral
posterior, generalmente mas grande, al que se accede por un gran
portalón de dos hojas cubierto por un porche que generalmente daba a
otra calle.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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