El
vergel mixto.
Como
ya se ha visto en otros artículos, uno de los pilares fundamentales
en los que se basa el cultivo biológico es la variedad, y el cultivo
de especies frutales se presta mucho a ello; En el ámbito familiar
el cultivo limitado a diferentes especies es una práctica habitual y
desde antiguo se sigue manteniendo esta forma de cultivo ya que forma
parte de nuestra tradición, independientemente del tamaño de la
parcela, se suelen cultivar variedades distintas de algunas especies,
con el fin de garantizar una producción a lo largo de todo el año.
A
nivel estético, también es una opción muy válida, ya que los
frutales también tienen floraciones de gran espectacularidad y las
tonalidades de verde en su follaje también son de una variedad
enorme, por lo tanto, en belleza no tienen nada que envidiar a las
plantas puramente ornamentales de nuestro jardín.
Esta
variedad en especies y de variedades distintas dentro de la misma
especie, nos garantiza una polinización cruzada, Hay que tener en
cuenta que algunas especies que tienen flores de los dos sexos o
hermafroditas no se fecundan por sí mismas, y necesitan la
complicidad de otras especies polinizadoras con floración en la
misma época, para ello contaremos con la inestimable ayuda de las
abejas y de otros polinizadores, y en consecuencia, tendremos que
favorecer su estancia en el vergel con la plantación de plantas y
arbustos que sean melíferos, y que sean del agrado de la fauna útil,
con lo que contaremos siempre con unas brigadas anti plagas de forma
permanente (ver el art. “la
lucha biológica“); Esto hará que el mantenimiento del
vergel sea económico y lo mas importante, ambientalmente sostenible.
En
cuanto al suelo, tendremos que usar técnicas naturales, es decir, si
hubiera una cobertura de vegetación espontánea, no es conveniente
trabajar el suelo, a no ser que se utilice la técnica del abono
verde (ver el art. “El
abono verde“). En las regiones donde la climatología es
muy fría, puede mantenerse la hierba, en otoño se siega y se deja
cortada en el suelo, pudiendo añadir estiércol o compost, después
en la primavera se remueve y se entierra, renovándose el acolchado
de los árboles; Por lo tanto no hay que labrar el terreno, ya que
con el acolchado las raíces están mas cerca de la superficie, hay
que recordar que cuando se acolchan los árboles, la extensión ha de
cubrir mas o menos la extensión de su copa, ya que su sistema
radicular es mas extenso.
En
consecuencia, el mantenimiento del vergel, se limitará a la
preparación de los hoyos de plantado, a la renovación del
acolchado, y a la incorporación del abono orgánico en otoño y en
primavera, así como las tareas encaminadas a la reproducción de
especies, en las que podemos emplear, los injertos, los esquejes, o
los acodos horizontales o aéreos (ver el art.”La
reproducción vegetal”).
Si
se opta por la compra de ejemplares ya injertados, podemos elegir
entre plantas de raíz desnuda, con cepellón o en contenedor, la
mejor época para plantar nuevos ejemplares, sobre todo si son de
hoja caduca, será desde el otoño hasta finalizar el invierno, y si
el clima es muy frío o con heladas tardías, la plantación es
conveniente retrasarla hasta el principio de la primavera.
La
otra tarea mantenimiento importante es la poda, se pueden distinguir
varios tipos de poda en función del objetivo que se vaya a acometer,
así tendremos la poda de formación, la de limpieza y la de
estimulación; en la poda formación se le da una forma determinada a
la copa, en la poda de limpieza se cortan las ramas enfermas o rotas,
las errantes o las cruzadas, con el objetivo de airear y sanear la
copa, y por último en la poda de estimulación, si se realiza al
final del verano, se eliminan los brotes para obtener yemas de flor
de calidad y obtener una cosecha mejor en la siguiente temporada. En
general, la poda se hará preferentemente en el periodo de
inactividad vegetativa, es decir en el invierno, pero también se
puede intervenir al principio de la primavera en climas benignos.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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