Rehabilitación
de una vivienda rural.
Cuando se acomete una rehabilitación en una casa de campo hay que partir de un estudio exhaustivo de los materiales y las patologías, así como de una planificación de los nuevos espacios en el edificio, con el fin de saber qué conservar, que reutilizar o que descartar.
La reforma de una casa de campo requiere de una buena planificación y de paciencia, una de las claves es no tener prisa, ya que tenemos que “hablar con la casa”. El primer paso, es hacer un levantamiento de planos minucioso, y no escatimar en fotos de apoyo, es decir, hacer un estudio completo y en profundidad del estado de la construcción, observando el estado de los materiales empleados, las tipologías constructivas o las patologías, hoy en día, nos podemos ayudar de herramientas que nos digitalizan en 3D el estado actual de la edificación, y así tendremos una visión de conjunto que nos facilitará la toma de decisiones.
Rehabilitar
una vivienda rústica nos ofrece muchas ventajas, en primer lugar
dispondremos de una casa con unas características y una personalidad
únicas, es decir, con rasgos bien diferenciados y personales. Otra
ventaja es que está adaptada al medio donde se encuentra, por lo que
contribuimos a respetar y mantener el patrimonio rural y a ser más
sostenibles y ecológicos.
Pero
no todo va a ser idílico, hay también inconvenientes, ya que habrá
que resolver muchos problemas ocultos y utilizar mano de obra
especializada y cara, como es el caso de la cantería, los herrajes o
la carpintería de madera. Otro inconveniente es que la
rehabilitación se sabe cuando se comienza, pero no cuando se termina
y hay que tener en cuenta que también tendremos que rehabilitar el
entorno, seguramente tendremos un hermoso patio, que habrá vivido
tiempos mejores y que tendremos que convertir en un oasis para el
ocio y el disfrute de la naturaleza, de hecho, se pueden ver varios
post de patios ajardinados, en el apartado de “Diseño”, pero de
paisajismo ya hablaremos otro día.
Aún
así, si nos decantamos por la rehabilitación, tendremos que seguir
unas pautas generales, que consistirán en conservar
o reparar todos los elementos constructivos,
así como reciclar materiales o mobiliario que puedan servir para
distintos usos. Los trabajos tendrán una jerarquía, ya que primero
tendremos que acometer tareas de refuerzos en la cimentación,
recalzando los muros que lo precisen, consolidación de éstos,
reparación o sustitución de las estructuras existentes con
materiales procedentes de derribos.
Por último habrá que hacer
intervenciones en las que tendremos que incorporar elementos nuevos
como perfiles de acero, losas de hormigón armado, viguerías de
madera laminada, bloques termoarcilla, sustitución de la cubierta,
(pero teniendo cuidado en ajustarse a la forma existente para que se
mantenga la proporcionalidad de las partes), hacer mas eficientes las
carpinterías y los paramentos exteriores, la idea general, es
reparar sin desfigurar.
En
el caso de haber zonas derruidas, para no caer en imitaciones de mal
gusto, es preferible optar
por otro acabado que delimite la zona ampliada o sustituida.
Si el muro existente fuera de piedra, por ejemplo, podría combinarse
con un acabado revocado o un revestimiento de madera al natural.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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