El
compostaje.
Podemos definir el compostaje
casero, como
una técnica que imita y acelera a la
naturaleza en su ciclo
de la vida y
que ésta
repite año tras
año, al aplicar esta
técnica en el
proceso de transformación de la materia
orgánica, dispondremos
de un compost de calidad, y 5
o 6 meses después, el
resultado será la
obtención de un abono
natural y
ecológico.
En
el ciclo vital de la
naturaleza, en todas las épocas del año, pero
especialmente durante el
otoño, las plantas dejan caer sus hojas, ramas, frutos, etc. al
suelo, obteniendo como resultado una aportación importante
de materia orgánica en la base del bosque. No obstante, estas
aportaciones
de materia orgánica
no se quedan ahí, ya que se puede ver como en poco tiempo
desaparecen. La pregunta es ¿a dónde van?, la respuesta es muy
sencilla, ya que toda una serie de condiciones climatológicas (sol,
frío, viento, calor, etc.) y un gran número de organismos de todas
las clases se encargan de llevar a cabo su descomposición y de
devolver al suelo lo que los árboles han utilizado para nutrirse y
formar sus frutos. Este tipo de ciclo es lo que se llama ciclo
vital
cerrado,
donde todo material utilizado vuelve a su punto de partida después
de realizar la función por el
que éste
fue obtenido.
Nuestra sociedad,
en este caso, utiliza el
proceso contrario, convirtiendo en residuo todos los recursos que
utiliza para vivir y crecer, de
esta manera, podemos
convertir los restos de
comida que produzcamos en un material apto para volver al suelo, de
donde ha salido, contribuyendo de esa forma al ciclo vital
cerrado, que muy
a menudo, tanto nos
empeñamos en romper. Esta
transformación se puede
llevar
a cabo en cualquier casa mediante un compostador,
que podemos comprar o
fabricar con materiales
reciclados nosotros mismos,
sin ningún tipo de
mecanismo, ningún motor, ni tampoco
ningún gasto de
mantenimiento.
La basura diaria que se genera en
los hogares, estadísticamente
hablando, contiene un 40% de
materia orgánica, que puede ser reciclada y retornada a la tierra en
forma de humus
para las plantas y los
cultivos, se
estima que de cada 100kg de
basura orgánica se obtienen 30 kg de compost, de
esta manera se contribuye a la reducción de las basuras que se
llevan a los vertederos o a las plantas de reciclaje,
al mismo tiempo que
se consigue reducir el
consumo de abonos químicos. Por otro lado, cabe también destacar
que con el compostaje
doméstico se
emiten 5 veces menos gases de efecto invernadero que el compostaje
industrial para
tratar la misma cantidad de restos
de cocina y jardín.
El
compost
es un producto que se puede obtener en otros lugares a parte de en un
compostador, un
ejemplo de ello son los estercoleros o las pilas de compostaje, que
se han llevado a cabo desde tiempos antiguos. No obstante, hoy en día
la escasez de espacio en
nuestros huertos y jardines, nos exige
que les saquemos
el
máximo partido a
éstos
y que encontremos sistemas más eficaces espacialmente hablando. En
un compostador, el compost estará siempre mucho más resguardado de
las inclemencias del tiempo (sol, lluvia, viento) y no se secará ni
se humedecerá demasiado, por lo tanto, no será necesario prestarle
una atención o dedicación especial y, por todo ello, el proceso
será 3 ó 4 veces más rápido, además,
no se deberá desperdiciar agua para regarlo cuando esté seco y
visualmente no causará ningún impacto a los miembros de la familia
o vecinos más puntillosos, que no quieran ver los restos de comida y
de vegetación por el jardín, por
otro lado, el compostador puede instalarse en cualquier sitio, sin
que pueda molestar a nadie.
En el proceso de descomposición de los restos vegetales dentro de un
compostador desprende un olor característico y agradable que podemos
percibir cuando abrimos el compostador para aportar nuevos restos o
al remover éstos. Recuerda el olor que desprende el bosque húmedo,
esto se debe a las características técnicas de los compostadores de
calidad y a que los millones de organismos que se alimentan de los
restos que se depositan en el compostador no permiten que pase mucho
tiempo antes de transformarlos en compost, unos 5 o 6 meses. Mezclando los restos de vez en cuando (se recomienda una vez por
semana), se conseguirá reducir la humedad, aportar oxígeno a los
restos y no aparecerán insectos molestos, como un exceso de
mosquitas de la fruta, por ejemplo, de todas formas, estos organismos
también ayudarán en el proceso de compostaje y, en todo caso, su
presencia siempre estará limitada al interior del compostador.
Las babosas u otros organismos, que antes se comían las plantas,
ahora las dejarán de lado para ir hacia el compostador, por tanto,
servirán para comerse los restos vegetales y no las flores del
jardín, es más, si se ve un caracol por el jardín, lo mejor será
que se ponga dentro del compostador. Los animales como perros, gatos
o ratones no pueden entrar en el compostador, ya que se trata de un
recipiente cerrado diseñado para evitar que estos puedan entrar.
Es
necesario, sin embargo, instalarlo a nivel de la superficie, sin
dejar ranuras, el
compostador
casero
puede estar en contacto directo con la tierra o bien se puede
encontrar en una base en zonas asfaltadas o en terrazas. En
el caso de estar en contacto
con el suelo, será
muy positivo para el proceso de compostaje, ya que los
microorganismos de la naturaleza entrarán en contacto con los restos
que se depositan en su interior y también para permitir el drenaje
del agua sobrante de los vegetales, hay
que tener presente que los restos de cocina contienen un 70% de agua,
y una
parte de esta agua la absorben las hojas secas que hay que añadir,
pero el resto se filtra en el suelo muy lentamente.
Cuando se quiera situar un
compostador de
jardín sobre una
base, será cuando no se disponga de una superficie con tierra, en
estos casos, el compostador dispone de una base a la cual se sujeta
el compostador
y que permite recoger los lixiviados en un recipiente mediante un
sistema de recogida de líquidos situado en la base del compostador.
Así, el compostador podrá ir situado en cualquier superficie, sea
asfaltada o en terraza, funcionando de una forma igualmente correcta
a la de un compostador
sin base. Sin embargo mi
experiencia personal, es que esté directamente sobre la tierra, pero
que las paredes descansen sobre una pequeña base perimetral de
hormigón, de esta manera si el compostador es de madera, hecho con
palets reciclados, nos durará mucho mas.
Hay
que procurar que el compostador
no reciba demasiada insolación para evitar tener que regar, lo
ideal sería que en invierno estuviera al sol, para así evitar
temperaturas demasiado bajas que pueden perjudicar a los organismos
y en verano a la sombra, para evitar que esos mismos organismos
se mueran a causa de un exceso de temperatura y que el compostador
esté demasiado seco, por lo
tanto, el lugar ideal sería
debajo de un árbol de hoja caduca o en una terraza
junto a unas plantas decorativas que le proporcionen suficiente
sombra en el compostador.
Siempre hay que mezclar los restos
que se depositan, no
hay que hacer capas de materiales frescos y húmedos o capas de
materiales secos intercaladas, es decir, tiene que verse todo bien
mezclado. Esto no significa que sea necesario remover cada día, si
no sólo cuando se deposita una cantidad significante de un mismo
material, como por ejemplo el césped cortado o un montón de hojas
secas. El compostaje
es un proceso biológico que es realizado por los microorganismos
(hongos, bacterias, etc.) y otros organismos de mayor tamaño
(lombrices, pequeños insectos, etc.). La actividad de los organismos
hace que se eleve la temperatura de los materiales alcanzando valores
altos que no deben superar los 65-70°C. El
proceso necesita tres requisitos fundamentales para realizarse, que
los materiales tengan un contenido equilibrado de
restos secos y húmedos,
que la mezcla tenga una aireación suficiente y que exista una
cantidad de agua determinada durante las primeras fases del proceso.
Si garantizamos estas condiciones el proceso arrancará de forma
normal alcanzando temperaturas elevadas al principio, para luego, al
final del proceso, alcanzar la temperatura ambiente. Es importante
mantener la humedad
en torno al 60 %
durante las primeras fases del proceso, ya que los organismos
encargados de la descomposición de los materiales necesitan un
cierto contenido en agua para desarrollar su actividad. Durante el
proceso de compostaje hay que controlar la temperatura. En las
primeras fases del proceso la temperatura debe alcanzar valores
próximos a los 65°C.
No debe superar valores mayores, ya que pueden morir muchos
microorganismos. Para controlar la temperatura existen unos
termómetros con una sonda larga (1 mts.) que nos dicen la
temperatura en el interior. Si no tenemos un termómetro, podemos
introducir la mano para realizar una observación directa, también
es necesario controlar la humedad para que ésta no baje, durante las
primeras fases, del 60%. Este punto de humedad es parecido al de una
esponja recién escurrida. La aireación se consigue volteando el material cada cierto tiempo.
Los volteos se realizan cuando la temperatura baja demasiado (menos
de 30-40°C), de forma que una vez realizado el volteo, esta
temperatura vuelve a subir a valores cercanos a los 50-60°C. Cuanto
más volteamos más aceleramos el proceso, sin embargo, un volteo
cada 15 ó 30 días puede ser suficiente para un proceso entre cuatro
o seis meses.
El
compost
que se hace en casa tiene múltiples ventajas, va
a dar
consistencia a los terrenos arenosos y esponjosidad a los más
fangosos, en
ambos casos proporciona una textura ideal al terreno y ayuda a
retener los nutrientes que antes se perdían, también
retiene la humedad con un buen drenaje al mismo tiempo. Está más
que comprobado que el
compost es un
elemento indispensable para evitar la erosión, por ejemplo, de los
taludes o los parterres.
La
propiedad más conocida del compost, sin embargo, es la aportación
de nutrientes de
manera progresiva, esto
se debe a la degradación, descomposición y transformación de los
restos vegetales en un producto asimilable para las plantas, que
absorben sus minerales de forma sostenida.
Además, durante el
proceso de compostaje se neutralizan posibles elementos tóxicos o
patógenos. Esto ya lo sabían nuestros antepasados y es por ello que
compostaban todos los restos en el antiguo estercolero, mezclando las
heces de los animales de granja con los restos de la cosecha. Un
reciente estudio de Teagasc (Organismo para el Desarrollo de la
Agricultura y la Alimentación) y el University College de Dublín ha
demostrado que la materia orgánica transformada en compost es capaz
de suprimir varias enfermedades transmitidas por el suelo y que las
bacterias y hongos presentes en el compost pueden ejercer un control
biológico contra patógenos vegetales, en colonizar las raíces y en
consecuencia hacer que los patógenos no la puedan colonizar.
Al
no ser necesarios productos químicos, ya que el compost devuelve a
la tierra los nutrientes que ésta necesita, también se incrementa
la cantidad de microorganismos
beneficiosos para
el ciclo natural de la vida, así,
se favorece la vida en el suelo y esto sirve para que las lombrices y
otros organismos aireen la tierra, eviten que ésta se compacte y
favorezcan, así, el arraigo de plantas y hortalizas.
Fuente: www.infojardin.com
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