jueves, 7 de septiembre de 2017

El compostaje casero.

El compostaje.

  Podemos definir el compostaje casero, como una técnica que imita y acelera a la naturaleza en su ciclo de la vida y que ésta repite año tras año, al aplicar esta técnica en el proceso de transformación de la materia orgánica, dispondremos de un compost de calidad, y 5 o 6 meses después, el resultado será la obtención de un abono natural y ecológico.

  En el ciclo vital de la naturaleza, en todas las épocas del año, pero especialmente durante el otoño, las plantas dejan caer sus hojas, ramas, frutos, etc. al suelo, obteniendo como resultado una aportación importante de materia orgánica en la base del bosque. No obstante, estas aportaciones de materia orgánica no se quedan ahí, ya que se puede ver como en poco tiempo desaparecen. La pregunta es ¿a dónde van?, la respuesta es muy sencilla, ya que toda una serie de condiciones climatológicas (sol, frío, viento, calor, etc.) y un gran número de organismos de todas las clases se encargan de llevar a cabo su descomposición y de devolver al suelo lo que los árboles han utilizado para nutrirse y formar sus frutos. Este tipo de ciclo es lo que se llama ciclo vital cerrado, donde todo material utilizado vuelve a su punto de partida después de realizar la función por el que éste fue obtenido.

  Nuestra sociedad, en este caso, utiliza el proceso contrario, convirtiendo en residuo todos los recursos que utiliza para vivir y crecer, de esta manera, podemos convertir los restos de comida que produzcamos en un material apto para volver al suelo, de donde ha salido, contribuyendo de esa forma al ciclo vital cerrado, que muy a menudo, tanto nos empeñamos en romper. Esta transformación se puede llevar a cabo en cualquier casa mediante un compostador, que podemos comprar o fabricar con materiales reciclados nosotros mismos, sin ningún tipo de mecanismo, ningún motor, ni tampoco ningún gasto de mantenimiento.

  La basura diaria que se genera en los hogares, estadísticamente hablando, contiene un 40% de materia orgánica, que puede ser reciclada y retornada a la tierra en forma de humus para las plantas y los cultivos, se estima que de cada 100kg de basura orgánica se obtienen 30 kg de compost, de esta manera se contribuye a la reducción de las basuras que se llevan a los vertederos o a las plantas de reciclaje, al mismo tiempo que se consigue reducir el consumo de abonos químicos. Por otro lado, cabe también destacar que con el compostaje doméstico se emiten 5 veces menos gases de efecto invernadero que el compostaje industrial para tratar la misma cantidad de restos de cocina y jardín.

  El compost es un producto que se puede obtener en otros lugares a parte de en un compostador, un ejemplo de ello son los estercoleros o las pilas de compostaje, que se han llevado a cabo desde tiempos antiguos. No obstante, hoy en día la escasez de espacio en nuestros huertos y jardines, nos exige que les saquemos el máximo partido a éstos y que encontremos sistemas más eficaces espacialmente hablando. En un compostador, el compost estará siempre mucho más resguardado de las inclemencias del tiempo (sol, lluvia, viento) y no se secará ni se humedecerá demasiado, por lo tanto, no será necesario prestarle una atención o dedicación especial y, por todo ello, el proceso será 3 ó 4 veces más rápido, además, no se deberá desperdiciar agua para regarlo cuando esté seco y visualmente no causará ningún impacto a los miembros de la familia o vecinos más puntillosos, que no quieran ver los restos de comida y de vegetación por el jardín, por otro lado, el compostador puede instalarse en cualquier sitio, sin que pueda molestar a nadie.

  En el proceso de descomposición de los restos vegetales dentro de un compostador desprende un olor característico y agradable que podemos percibir cuando abrimos el compostador para aportar nuevos restos o al remover éstos. Recuerda el olor que desprende el bosque húmedo, esto se debe a las características técnicas de los compostadores de calidad y a que los millones de organismos que se alimentan de los restos que se depositan en el compostador no permiten que pase mucho tiempo antes de transformarlos en compost, unos 5 o 6 meses. Mezclando los restos de vez en cuando (se recomienda una vez por semana), se conseguirá reducir la humedad, aportar oxígeno a los restos y no aparecerán insectos molestos, como un exceso de mosquitas de la fruta, por ejemplo, de todas formas, estos organismos también ayudarán en el proceso de compostaje y, en todo caso, su presencia siempre estará limitada al interior del compostador.

  Las babosas u otros organismos, que antes se comían las plantas, ahora las dejarán de lado para ir hacia el compostador, por tanto, servirán para comerse los restos vegetales y no las flores del jardín, es más, si se ve un caracol por el jardín, lo mejor será que se ponga dentro del compostador. Los animales como perros, gatos o ratones no pueden entrar en el compostador, ya que se trata de un recipiente cerrado diseñado para evitar que estos puedan entrar.

  Es necesario, sin embargo, instalarlo a nivel de la superficie, sin dejar ranuras, el compostador casero puede estar en contacto directo con la tierra o bien se puede encontrar en una base en zonas asfaltadas o en terrazas. En el caso de estar en contacto con el suelo, será muy positivo para el proceso de compostaje, ya que los microorganismos de la naturaleza entrarán en contacto con los restos que se depositan en su interior y también para permitir el drenaje del agua sobrante de los vegetales, hay que tener presente que los restos de cocina contienen un 70% de agua, y una parte de esta agua la absorben las hojas secas que hay que añadir, pero el resto se filtra en el suelo muy lentamente.

  Cuando se quiera situar un compostador de jardín sobre una base, será cuando no se disponga de una superficie con tierra, en estos casos, el compostador dispone de una base a la cual se sujeta el compostador y que permite recoger los lixiviados en un recipiente mediante un sistema de recogida de líquidos situado en la base del compostador. Así, el compostador podrá ir situado en cualquier superficie, sea asfaltada o en terraza, funcionando de una forma igualmente correcta a la de un compostador sin base. Sin embargo mi experiencia personal, es que esté directamente sobre la tierra, pero que las paredes descansen sobre una pequeña base perimetral de hormigón, de esta manera si el compostador es de madera, hecho con palets reciclados, nos durará mucho mas.

  Hay que procurar que el compostador no reciba demasiada insolación para evitar tener que regar, lo ideal sería que en invierno estuviera al sol, para así evitar temperaturas demasiado bajas que pueden perjudicar a los organismos y en verano a la sombra, para evitar que esos mismos organismos se mueran a causa de un exceso de temperatura y que el compostador esté demasiado seco, por lo tanto, el lugar ideal sería debajo de un árbol de hoja caduca o en una terraza junto a unas plantas decorativas que le proporcionen suficiente sombra en el compostador.

  Siempre hay que mezclar los restos que se depositan, no hay que hacer capas de materiales frescos y húmedos o capas de materiales secos intercaladas, es decir, tiene que verse todo bien mezclado. Esto no significa que sea necesario remover cada día, si no sólo cuando se deposita una cantidad significante de un mismo material, como por ejemplo el césped cortado o un montón de hojas secas. El compostaje es un proceso biológico que es realizado por los microorganismos (hongos, bacterias, etc.) y otros organismos de mayor tamaño (lombrices, pequeños insectos, etc.). La actividad de los organismos hace que se eleve la temperatura de los materiales alcanzando valores altos que no deben superar los 65-70°C. El proceso necesita tres requisitos fundamentales para realizarse, que los materiales tengan un contenido equilibrado de restos secos y húmedos, que la mezcla tenga una aireación suficiente y que exista una cantidad de agua determinada durante las primeras fases del proceso. Si garantizamos estas condiciones el proceso arrancará de forma normal alcanzando temperaturas elevadas al principio, para luego, al final del proceso, alcanzar la temperatura ambiente. Es importante mantener la humedad en torno al 60 % durante las primeras fases del proceso, ya que los organismos encargados de la descomposición de los materiales necesitan un cierto contenido en agua para desarrollar su actividad. Durante el proceso de compostaje hay que controlar la temperatura. En las primeras fases del proceso la temperatura debe alcanzar valores próximos a los 65°C. No debe superar valores mayores, ya que pueden morir muchos microorganismos. Para controlar la temperatura existen unos termómetros con una sonda larga (1 mts.) que nos dicen la temperatura en el interior. Si no tenemos un termómetro, podemos introducir la mano para realizar una observación directa, también es necesario controlar la humedad para que ésta no baje, durante las primeras fases, del 60%. Este punto de humedad es parecido al de una esponja recién escurrida. La aireación se consigue volteando el material cada cierto tiempo. Los volteos se realizan cuando la temperatura baja demasiado (menos de 30-40°C), de forma que una vez realizado el volteo, esta temperatura vuelve a subir a valores cercanos a los 50-60°C. Cuanto más volteamos más aceleramos el proceso, sin embargo, un volteo cada 15 ó 30 días puede ser suficiente para un proceso entre cuatro o seis meses.

  El compost que se hace en casa tiene múltiples ventajas, va a dar consistencia a los terrenos arenosos y esponjosidad a los más fangosos, en ambos casos proporciona una textura ideal al terreno y ayuda a retener los nutrientes que antes se perdían, también retiene la humedad con un buen drenaje al mismo tiempo. Está más que comprobado que el compost es un elemento indispensable para evitar la erosión, por ejemplo, de los taludes o los parterres.
La propiedad más conocida del compost, sin embargo, es la aportación de nutrientes de manera progresiva, esto se debe a la degradación, descomposición y transformación de los restos vegetales en un producto asimilable para las plantas, que absorben sus minerales de forma sostenida.

 Además, durante el proceso de compostaje se neutralizan posibles elementos tóxicos o patógenos. Esto ya lo sabían nuestros antepasados y es por ello que compostaban todos los restos en el antiguo estercolero, mezclando las heces de los animales de granja con los restos de la cosecha. Un reciente estudio de Teagasc (Organismo para el Desarrollo de la Agricultura y la Alimentación) y el University College de Dublín ha demostrado que la materia orgánica transformada en compost es capaz de suprimir varias enfermedades transmitidas por el suelo y que las bacterias y hongos presentes en el compost pueden ejercer un control biológico contra patógenos vegetales, en colonizar las raíces y en consecuencia hacer que los patógenos no la puedan colonizar.

  Al no ser necesarios productos químicos, ya que el compost devuelve a la tierra los nutrientes que ésta necesita, también se incrementa la cantidad de microorganismos beneficiosos para el ciclo natural de la vida, así, se favorece la vida en el suelo y esto sirve para que las lombrices y otros organismos aireen la tierra, eviten que ésta se compacte y favorezcan, así, el arraigo de plantas y hortalizas.


Fuente: www.infojardin.com

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