Mantenimiento
del
jardín, la
plantación,
(II).
5.-
El plantado de bulbos.
Para
plantar bulbos y rizomatosas directamente en el exterior, como
siempre habrá que prever el espacio entre los bulbos y la
profundidad, por lo general se calculará la amplitud del hoyo
manteniendo un espaciado entre cada bulbo de dos o tres veces su
anchura, en cuanto a la profundidad del hoyo, en la mayoría de los
casos se plantan a una profundidad de dos o tres veces su altura,
aunque hay casos especiales a tener en cuenta, como por ejemplo con
los tulipanes o las nerinas; En el caso de los tulipanes, tenemos que
profundizar un poco más, y los plantaremos a una profundidad de tres
o cuatro veces su altura; En el caso de las nerinas, tenemos que
plantarlas de forma que la punta del bulbo esté al ras o en la
superficie del suelo.
También
hay que tener en cuenta que en zonas de climas fríos, como regla
general los bulbos se plantarán a más profundidad para protegerlos
del frío y las heladas; Los bulbos que son más sensibles al frío,
o a la humedad o a la falta de drenaje del suelo, se pueden plantar
en maceta o semillero protegido, a la misma profundidad que si se
plantan al exterior,y después que hayan brotado, podrán
trasplantarse al exterior; Cuando se trate de un suelo arenoso o un
suelo ligero, también se plantarán a más profundidad para
protegerlos del frío, del calor o de la deshidratación.
La
forma de proceder, no tiene ninguna ciencia, es decir, cavaremos un
agujero de las dimensiones y profundidad adecuadas, en función del
tipo de suelo y de las bulbosas a plantar, se eliminaran las hierbas
adventicias desde la raíz, se incorporará compost o mantillo al
fondo del hoyo y previamente se pinchará con una horca para dejarlo
suelto y aireado; Situaremos los bulbos teniendo siempre la
precaución de que su yema de crecimiento esté hacia arriba, acto
seguido rellenaremos el hoyo, respetando como siempre, la estructura
original de la tierra a la hora de incorporarla nuevamente al hoyo y
manteniendo la posición y colocación de los bulbos de forma
correcta, por último, se compactará la tierra ligeramente con los
dedos para eliminar el aire que pueda haber quedado, pero con mucho
cuidado de no dañar las yemas de los bulbos.
Como
medida de protección, podemos añadir algo como acolchado contra el
frío y también podemos colocar una malla ligera que impida que los
pájaros u otros animales puedan dañar o desenterrar los bulbos,
esta malla deberá retirarse en el momento que aparezcan los primeros
brotes.
El
procedimiento descrito para los
bulbos,
también es válido para los
cormos,
como Crocus,
Gladiolo, o
Sternbergia entre
otros; Para los
tuberos,
como Begonia,
Caladium, o
Sinningia;
Para
los
tubérculos,
como
Agapanto,
Alocasia,
o
Dalia entre
otros; o para los
rizomas,
como Cala, Caña de las Indias, o Lirio (no todos) entre otros.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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