Los
frutales.
Los
frutales son árboles o arbustos que producen frutas válidas para el
consumo y lo hacen a través de la maduración de sus flores, estas
frutas pueden ser carnosas como la manzana, la pera o el membrillo
entre otras, o pueden ser frutas secas, como es el caso de las
nueces, las almendras, las castañas o las avellanas entre otras, la
mayoría de árboles frutales son de hoja caduca. Los árboles
frutales se pueden clasificar según diferentes criterios, pero el
más extendido sin ninguna duda, es el que hace referencia al tipo de
fruto que obtenemos, de esta manera tenemos, frutos de hueso interno,
frutos con pepitas internas, frutos secos, falsos frutos y frutos
exóticos.
En
los frutos de hueso interno, el fruto carnoso que se obtiene
se denomina drupa, y las semillas de estos frutos se encuentran en el
interior del hueso, son frutales de este tipo, el ciruelo, el olivo,
el mango o el albaricoquero entre otros.
En
lo frutos
con pepitas internas,
el
fruto carnoso que
se obtiene, es el que
alberga las semillas en el interior de un endocarpio coriáceo y
reciben el nombre de pomos,
son
frutales de este tipo, el peral, el manzano o el membrillero entre
otros.
En
los frutos
secos,
el fruto obtenido de estos árboles está encerrado en una especie de
cápsula o cáscara, son frutales de este tipo, el nogal (nueces), el
castaño (castañas) o el roble (bellotas), entre otros.
En
el caso de los falsos
frutos,
existe
una polémica, ya que desde el punto de vista culinario, son frutos
secos, pero desde el punto de vista
botánico, son considerados frutos carnosos cuya parte externa se
seca con el paso del tiempo, recibiendo
el nombre de trimas,
según
esto, las almendras o los pistachos serían considerados semillas y
no frutos, pero polémicas a parte, son frutales de este tipo, el
almendro, el nogal o el pistachero.
En
el caso de los frutos
exóticos,
la estructura de sus frutos es muy variada, pudiendo encontrarse
todas las tipologías descritas anteriormente, siendo frutales de
este tipo todos los cítricos (naranjo, limonero o pomelo) y otros
como la higuera, el
kiwi
o el papayo.
En
nuestros huertos,
la
variedad de
árboles frutales no suele ser muy extensa,
esto
viene dado por una limitación de la propia parcela ya que suelen ser
pequeñas,
porque de
ser muy variada debería
dedicarse
a ellos mucho más esfuerzo y mucho más tiempo del que realmente se
dispone,
y
también porque si no se cuenta con un invernadero, el clima también
es una limitación. Por lo tanto el mantenimiento del huerto de
frutales si se desea tener ejemplares sanos, vigorosos y que
produzcan una abundante cosecha, se
tendrá que establecer un
calendario de las actividades que deben llevarse a cabo en cada mes
del año.
La
poda invernal,
es una
de las tareas de mantenimiento más determinante en la obtención de
una posterior
buena
cosecha es la poda invernal,
muy necesaria en los árboles ya establecidos cada 4 o 5 años, ya
que es una manera de rejuvenecer al árbol y favorecer la formación
de nuevos brotes, siendo
la
mejor época para realizar esta tarea en
el mes de
noviembre,
cuando el árbol está entrando en reposo vegetativo.
El
abonado, los
frutales son las plantas
que más nutrientes consumen, por lo que además de realizar un
abonado durante la primavera y la
época de formación del
fruto con un abono específico para frutales, también se debe
realizar un abonado previo con abundante materia orgánica con
estiércol, compost o humus de lombriz, el cual se aplicaría al pie
del árbol hasta la vertical de las ramas, a finales de invierno
inmediatamente antes de que empiece el desarrollo vegetativo.
El
acolchado, es una
técnica que nos va ayudar
considerablemente, con la
aplicación de un acolchado orgánico, de al menos 5 cm de grosor,
que puede ser de
paja, de hierba
segada o de cortezas
de pino, al repartirlo
al pie del árbol limitará el crecimiento de las malas hierbas y
además mantendrá un grado de humedad beneficioso para las raíces
superficiales, así como
establecerá una cierta protección contra las heladas.
Tratamientos
preventivos,
cuando
el árbol está en reposo durante el otoño-invierno, ya se le han
caído las hojas y las yemas empiezan a romper, es el momento de
aplicar una
serie de tratamientos
que conseguirán una reducción o incluso una eliminación de los
posibles daños de insectos u hongos, sobre todo en los frutales de
pepita y hueso que son los más sensibles, estos
trabajos consistirían en aplicar un preparado de oxicloruro de cobre
a la caída de las hojas; También
se
aplicará
de nuevo oxicloruro de cobre con aceite de parafina en
las heridas causadas por la poda, de
esta manera quedarán
protegidas; Cuando
las yemas empiecen a hincharse, habrá
que repetir
de nuevo la aplicación de parafina y oxicloruro de cobre, y
en el caso de otros
años se hayan
dado problemas de pulgón o cochinilla, a esta nueva tanda se puede
añadir un insecticida ecológico como el aceite de neem o
azadiractin; Como
la prevención es el método más eficaz, también habrá que
instalar trampas o mosqueros con cebo que atrapen a los adultos antes
de realizar la puesta, fundamentalmente de
la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), cuya hembra deposita sus
huevos a principios de primavera en el interior del fruto, con lo que
puede arruinar gran parte de la cosecha.
Otras
tareas preventivas, son el
embolsado de frutos, que
se puede realizar cuando
la fruta ya tiene unos 4 cm, y aunque es laborioso cubrir cada fruta
con una bolsa desde el pedúnculo, constituyen una barrera física
que impide el acceso a plagas como la mosca de la fruta y disminuyen
el daño producido por episodios puntuales de granizo; En algunos
cultivos como el níspero, cubrir la copa del árbol con una malla
anti-pájaros resulta casi obligatorio para poder llegar a probar
algún fruto, ya que al impedir al pájaro posarse en las ramas
tienen menos acceso a la fruta.
El
riego,
hay que adaptar el riego a cada especie, destacando cultivos como
higueras, almendros, granados u olivos, que no requieren mucha agua,
pero sobre
todo hay que tener cuidado en la época de floración y última fase
de maduración del fruto, ya que un exceso de agua puede provocar una
caída de flores o un rajado de los frutos respectivamente.
La
mayoría de los árboles frutales se suelen podar y recortar para
estimular la producción de frutos y facilitar su recolección,
por lo que suelen ocupar menos espacio en el jardín que otros
árboles, también
los
árboles frutales se pueden ubicar en la zona dedicada a la huerta
o en cualquier otro lugar
del jardín, ya que además de su uso frutal, también pueden
resultar decorativos, en algunos casos por su atractiva floración,
como
los
almendros,
cerezos,
manzanos
o
perales,
en otros casos
por
su porte característico o por sus frutos, como
los limoneros,
naranjos,
madroños,
granados,
o
algarrobos.
El
disponer de un frutal en casa nos da la oportunidad de saborear la
fruta en punto optimo de maduración, siendo el momento correcto de
su cosecha cuando los frutos adquieren color y aroma, y simplemente
con un suave tirón el fruto se desprende.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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