viernes, 20 de julio de 2018

Los frutales.

Los frutales.

  Los frutales son árboles o arbustos que producen frutas válidas para el consumo y lo hacen a través de la maduración de sus flores, estas frutas pueden ser carnosas como la manzana, la pera o el membrillo entre otras, o pueden ser frutas secas, como es el caso de las nueces, las almendras, las castañas o las avellanas entre otras, la mayoría de árboles frutales son de hoja caduca. Los árboles frutales se pueden clasificar según diferentes criterios, pero el más extendido sin ninguna duda, es el que hace referencia al tipo de fruto que obtenemos, de esta manera tenemos, frutos de hueso interno, frutos con pepitas internas, frutos secos, falsos frutos y frutos exóticos.

 En los frutos de hueso interno, el fruto carnoso que se obtiene se denomina drupa, y las semillas de estos frutos se encuentran en el interior del hueso, son frutales de este tipo, el ciruelo, el olivo, el mango o el albaricoquero entre otros.
 En lo frutos con pepitas internas, el fruto carnoso que se obtiene, es el que alberga las semillas en el interior de un endocarpio coriáceo y reciben el nombre de pomos, son frutales de este tipo, el peral, el manzano o el membrillero entre otros.
 En los frutos secos, el fruto obtenido de estos árboles está encerrado en una especie de cápsula o cáscara, son frutales de este tipo, el nogal (nueces), el castaño (castañas) o el roble (bellotas), entre otros.
 En el caso de los falsos frutos, existe una polémica, ya que desde el punto de vista culinario, son frutos secos, pero desde el punto de vista botánico, son considerados frutos carnosos cuya parte externa se seca con el paso del tiempo, recibiendo el nombre de trimas, según esto, las almendras o los pistachos serían considerados semillas y no frutos, pero polémicas a parte, son frutales de este tipo, el almendro, el nogal o el pistachero.
 En el caso de los frutos exóticos, la estructura de sus frutos es muy variada, pudiendo encontrarse todas las tipologías descritas anteriormente, siendo frutales de este tipo todos los cítricos (naranjo, limonero o pomelo) y otros como la higuera, el kiwi o el papayo.


  En nuestros huertos, la variedad de árboles frutales no suele ser muy extensa, esto viene dado por una limitación de la propia parcela ya que suelen ser pequeñas, porque de ser muy variada debería dedicarse a ellos mucho más esfuerzo y mucho más tiempo del que realmente se dispone, y también porque si no se cuenta con un invernadero, el clima también es una limitación. Por lo tanto el mantenimiento del huerto de frutales si se desea tener ejemplares sanos, vigorosos y que produzcan una abundante cosecha, se tendrá que establecer un calendario de las actividades que deben llevarse a cabo en cada mes del año.

La poda invernal, es una de las tareas de mantenimiento más determinante en la obtención de una posterior buena cosecha es la poda invernal, muy necesaria en los árboles ya establecidos cada 4 o 5 años, ya que es una manera de rejuvenecer al árbol y favorecer la formación de nuevos brotes, siendo la mejor época para realizar esta tarea en el mes de noviembre, cuando el árbol está entrando en reposo vegetativo.

El abonado, los frutales son las plantas que más nutrientes consumen, por lo que además de realizar un abonado durante la primavera y la época de formación del fruto con un abono específico para frutales, también se debe realizar un abonado previo con abundante materia orgánica con estiércol, compost o humus de lombriz, el cual se aplicaría al pie del árbol hasta la vertical de las ramas, a finales de invierno inmediatamente antes de que empiece el desarrollo vegetativo.

El acolchado, es una técnica que nos va ayudar considerablemente, con la aplicación de un acolchado orgánico, de al menos 5 cm de grosor, que puede ser de paja, de hierba segada o de cortezas de pino, al repartirlo al pie del árbol limitará el crecimiento de las malas hierbas y además mantendrá un grado de humedad beneficioso para las raíces superficiales, así como establecerá una cierta protección contra las heladas.


Tratamientos preventivos, cuando el árbol está en reposo durante el otoño-invierno, ya se le han caído las hojas y las yemas empiezan a romper, es el momento de aplicar una serie de tratamientos que conseguirán una reducción o incluso una eliminación de los posibles daños de insectos u hongos, sobre todo en los frutales de pepita y hueso que son los más sensibles, estos trabajos consistirían en aplicar un preparado de oxicloruro de cobre a la caída de las hojas; También se aplicará de nuevo oxicloruro de cobre con aceite de parafina en las heridas causadas por la poda, de esta manera quedarán protegidas; Cuando las yemas empiecen a hincharse, habrá que repetir de nuevo la aplicación de parafina y oxicloruro de cobre, y en el caso de otros años se hayan dado problemas de pulgón o cochinilla, a esta nueva tanda se puede añadir un insecticida ecológico como el aceite de neem o azadiractin; Como la prevención es el método más eficaz, también habrá que instalar trampas o mosqueros con cebo que atrapen a los adultos antes de realizar la puesta, fundamentalmente de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), cuya hembra deposita sus huevos a principios de primavera en el interior del fruto, con lo que puede arruinar gran parte de la cosecha.


  Otras tareas preventivas, son el embolsado de frutos, que se puede realizar cuando la fruta ya tiene unos 4 cm, y aunque es laborioso cubrir cada fruta con una bolsa desde el pedúnculo, constituyen una barrera física que impide el acceso a plagas como la mosca de la fruta y disminuyen el daño producido por episodios puntuales de granizo; En algunos cultivos como el níspero, cubrir la copa del árbol con una malla anti-pájaros resulta casi obligatorio para poder llegar a probar algún fruto, ya que al impedir al pájaro posarse en las ramas tienen menos acceso a la fruta.

El riego, hay que adaptar el riego a cada especie, destacando cultivos como higueras, almendros, granados u olivos, que no requieren mucha agua, pero sobre todo hay que tener cuidado en la época de floración y última fase de maduración del fruto, ya que un exceso de agua puede provocar una caída de flores o un rajado de los frutos respectivamente.

  La mayoría de los árboles frutales se suelen podar y recortar para estimular la producción de frutos y facilitar su recolección, por lo que suelen ocupar menos espacio en el jardín que otros árboles, también los árboles frutales se pueden ubicar en la zona dedicada a la huerta o en cualquier otro lugar del jardín, ya que además de su uso frutal, también pueden resultar decorativos, en algunos casos por su atractiva floración, como los almendros, cerezos, manzanos o perales, en otros casos por su porte característico o por sus frutos, como los limoneros, naranjos, madroños, granados, o algarrobos. El disponer de un frutal en casa nos da la oportunidad de saborear la fruta en punto optimo de maduración, siendo el momento correcto de su cosecha cuando los frutos adquieren color y aroma, y simplemente con un suave tirón el fruto se desprende.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

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