Las
plantas crasas o suculentas.
La
característica principal que define a las
plantas crasas o suculentas, es
que
están
constituidas por
tejidos carnosos que
tienen
una
gran capacidad
de almacenar agua en su interior, constituyendo una reserva hídrica
para que la planta pueda soportar amplios períodos de sequía, este
engrosamiento
puede ester localizado en el tallo, la raíz o las hojas, son
plantas de origen desértico como
África o América, pero también
se
han adaptado a climas fríos con pocas precipitaciones y
a las temperaturas
templadas y soleadas,
se
han adaptado muy bien al clima Mediterráneo, siendo muy decorativas
en jardines de rocalla, para el resto de climas son plantas muy
atractivas para cultivo en invernadero o en interior.
Tienen
una gran aceptación y son usadas en el exterior y en el interior, su
variedad es increíble, existen más de 8.000 especies,
dentro de las cuales se encuentran diversas familias de plantas como,
las
Liliáceas
(Aloe),
las
Agaváceas
(Agave,
Yuca...),
las
Aizoáceas
(Uña
de León...),
las
Crasuláceas
(Siemprevivas,
Sedum…)
y las
Cactáceas
(Cactus).
Su
piel dura y su floración corta, hacen que la planta conserve más
energía, minimizando su metabolismo, pero
su espectacularidad y
belleza, ha
hecho que se cultiven en prácticamente cualquier lugar del mundo
como plantas decorativas, aunque en
sus lugares de origen además se usaban con fines medicinales o
alimentarios.
En
algunas de ellas, sus
llamativas espinas son otra consecuencia de esa necesaria protección
frente a los agentes externos, los
estomas que poseen, al contrario que el resto de las plantas, se
abren durante la noche para evitar la pérdida de humedad.
Si
existe un buen clima y
cuidamos un poco el sustrato,
su crecimiento está
garantizado, es fácil
verlas crecer, simplemente
cortando
un esqueje de tallo o de
hoja de una planta ya desarrollada, siendo
la mejor época para
realizar esta actividad en primavera o verano, aunque
las crasas o
suculentas en general son muy fáciles de cultivar, siempre es bueno
comenzar con plantas que conocemos o con las que sean propias del
lugar donde vivimos y que sabemos que se adaptan bien a ese clima,
pero tenemos ejemplares para
interior y en el exterior podemos ampliar nuestra colección si
disponemos de un invernadero.
Por
lo tanto, siguiendo unos pasos muy sencillos, podemos
disfrutar de estas plantas durante muchos años.
La
ubicación,
a
las
suculentas les
gusta estar en
sitios donde reciban
mucha luz durante el día, así que para su correcto
desarrollo
necesitan recibir luz, por lo menos durante la mitad del día, por
lo que de este condicionante dependerá su ubicación.
La
temperatura,
dependerá
de las especies, pero en general, si la temperatura baja demasiado
muchas suculentas pueden morir ya
que no toleran las heladas, en el caso de los Cactus
son más resistentes porque en su hábitat natural desértico, por
las noches, las temperaturas alcanzan algunos grados bajo cero, del
mismo modo,
es aconsejable disponer de un sitio en
el que
no se mojen con la lluvia, una zona cubierta como un techo de
plástico o
un invernadero,
con
el fin de
proteger aquellas plantas que en invierno requieran
un sustrato completamente seco o que
no
aguantan la asociación de suelo húmedo y frío.
La
luz,
un
gran número de plantas suculentas viven naturalmente en un medio
marcado por un exceso de luz, una
luz insuficiente implica lentitud de crecimiento, resisten menos a
las enfermedades, etc. Aunque siempre será necesario ir
acostumbrando a los ejemplares al sol al principio de su
período vegetativo habrá
que
protegerlos del calor directo del sol.
El
riego,
no
se puede seguir una pauta rígida en lo referente al riego, pues
siempre dependerá del clima de la región y si del ejemplar está
más o menos expuesto a los rayos del sol, por
lo que la
observación nos dará las pautas a seguir, en
general, en la primavera y el verano cuando
el sustrato se note seco al tacto, será
el momento de regar, en
cambio durante
el otoño los riegos serán muy limitados, y en invierno muy de tarde
en tarde y los cactus no se deben regar, hay
que recordar que las macetas de barro se secan con mayor rapidez que
las de plástico.
El
sustrato,
lo
primordial para este tipo de plantas es que el substrato sea suelto,
muy poroso y con un buen aporte de arena gruesa, para que nunca se
quede encharcado y
por lo tanto no retenga
el agua demasiado tiempo. Los sustratos que podemos encontrar en el
mercado están bien determinados para el cultivo de este tipo de
plantas.
El
abono,
no
son muy exigentes y no
se debe de abonar más que en el período de primavera y verano, y
solamente con fertilizantes con valores equilibrados de nitrógeno,
fósforo y potasio.
El
trasplante,
dependiendo
del crecimiento y la especie, generalmente, el cambio de planta a una
maceta mas grande se realiza cada dos o tres años.
La
reproducción,
es
muy fácil, normalmente
se realiza mediante semillas, injertos o esquejes, es
preferible hacerla
durante la primavera y verano, siendo
la
temperatura ideal cuando
oscile
entre los 22 y 24ºC.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
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