El
huerto de Juliá.
La
Alquería
Julià, también denominada
huerto
de Julià, estaba
situada
en la huerta de Valencia en
el camino
hacia Mislata, en
sus orígenes la construcción formaba parte de un gran jardín de
origen Musulmán, ya que como se puede observar en este grabado
procedente del libro “Jardines
Valencianos, de Carrascosa Criado, editado en 1932”,
estaba
compuesto por tres sectores, una primera sección de jardín formal,
una segunda sección de huerta, y una tercera sección de bosque.
En
la actualidad se encuentra encastrada
en
la retícula urbana de la ciudad de Valencia, entre la actual Avenida
del Cid y el viejo cauce del río Turia; El edificio, con la
expansión urbana, fue absorbido por la ciudad y ahora está situado
en el barrio de Nou Moles de Valencia, donde tiene fachada a las
calles Castán Tobeñas, Velázquez y Paseo de la Pechina y
de aquel gran jardín solo queda
un pequeño recinto junto a la construcción. Parece
ser que esta joya del barroco Valenciano, se salvará, así como lo
que queda del jardín, que
será cuidadosamente restaurado y
se convertiría en la “Casa de la Música” y sede de la
Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana
(FSMCV), donde incluirá un auditorio con gran capacidad, biblioteca,
videoteca, fonoteca, sala de partituras, diferentes zonas para uso
cultural y espacio expositivo.
Un
poco de historia, la Alquería de Julià ha sido testigo de
grandes momentos en la historia, en su momento se escuchó la voz del
insigne taumaturgo San Vicente Ferrer, predicando junto a una encina
del huerto de la Alquería; en la azotea de la torre estuvo el
mariscal napoleónico Luis Gabriel de Suchet, quien contempló desde
su torreón la toma de Valencia por las tropas francesas y la heroica
resistencia que ofreció la ciudad; también vio como en 1837, el
pretendiente Don Carlos María Isidro de Borbón contemplaba desde la
torre de la Alquería a una ciudad inalcanzable, ya que sus tropas no
la llegarían a tomar durante la primera guerra Carlista;
posteriormente guardó entre sus paredes el sueño de la futura reina
Isabel II, que pernoctó el 17 de octubre de 1840 en la Alquería
mientras en el Palacio de Cervelló se producía la renuncia al poder
de la Reina María Cristina; y ya en el siglo XX, ha sido objeto de
evocación de diversos artistas, como el historiador Marqués de
Lozoya, que ambientaría su novela “La
alquería de los cipreses” en este paraje.
Sus
antiguos propietarios, los Julià fueron miembros de una oligarquía
municipal que dejó en este conjunto arquitectónico su huella
indeleble para siempre, eran pertenecientes a una importante familia
de mercaderes Valencianos que alcanzaron una gran fortuna entre los
siglos XVI y XVII y financiaban al gobierno de la ciudad, por ello,
la Alquería Julià fue a través de los siglos protagonista de
grandes hechos históricos como he reseñado antes y entre sus muros
se escuchan todavía el eco de aquellas voces que rigieron los
destinos de Valencia. Hay que reseñar, que el edificio fue usado
durante años como colegio público (C. P. Santa Barbara), y que las
intervenciones realizadas en el interior para habilitar las aulas y
el laboratorio, durante esta etapa que funcionó como colegio,
afectaron mucho el conjunto aunque su estructura se manteniene bien,
tal y como se puede ver en la actualidad.
El
jardín,
según
la documentación recabada por Ballester-Olmos, fue un claro
referente de la jardinería barroca Valenciana
de la que sólo queda un ejemplo en Valencia, y
que en la actualidad se encuentra
en un estado lamentable,
el
l´Hort de la alquería Julià, en Nou Moles fué
un conjunto agropecuario del siglo XVII edificado en estilos
manierista y barroco, el
conjunto constaba de un edificio y un jardín inmediato a la
vivienda, en
el mencionado jardín histórico, contaba con un embarcadero,
un laberinto y una glorieta alrededor de la cual se disponían
setos
cuadrangulares. Tras el jardín existía una terraza, y a
continuación un huerto con un camino central bordeado de emparrados
y en la zona más alejada de la vivienda un pinar resto de la gran
pinada Moyá de Campanar.
En
la actualidad solo se conserva la alquería, habiéndose perdido el
huerto y el pinar, y del jardín solo queda lo mas inmediato a la
alquería, que se restaurará según la trama original del jardín
histórico.
La
arquitectura, la alquería del hort de Juliá, está considerada
por algunas fuentes como la joya tardo-herreriana Valenciana, el
edificio se puede considerar como uno de los escasos ejemplares que
se conservan de alquería Valenciana del siglo XVII. El edificio
consta de planta baja y primer piso y coincidiendo con el eje de la
puerta principal, una torre de dos alturas. La puerta principal tiene
una sencilla embocadura de piedra y sobre ella está el único balcón
del exterior, ya que el resto de los vanos son ventanas, destaca la
portada barroca, de frontón partido sobre pilastras estriadas y el
barandal del ático con bolas y pináculos segmentados.
En
el balcón, el vano se desarrolla a modo de portada con pilastras
estriadas en los lados, sobre las que se sitúan ménsulas que
sustentan un entablamento, en cuya parte superior se sitúa en
frontón partido que alberga una venera, en la fachada recayente al
jardín se abre una portada con columnas jónicas sobre las que se
sitúa un entablamento muy resaltado, con un frontón curvo en la
parte superior, el edificio está rematado con pirámides y bolas.
En
el interior se dispone un zaguán con arco rebajado en el centro, las
habitaciones de la planta baja están cubiertas con vigas de madera,
en esta planta se desarrolla un zócalo de azulejos de finales del
siglo XVII, en la entrada también se presenta, en azulejería, un
Ecce homo según la iconografía tradicional.
En
la planta superior, las distintas dependencias conservan las
decoración de los techos a base de molduras geométricas y conchas
en las esquinas, cabe destacar una de las estancias cubierta con un
esgrafiado con motivos vegetales y fantásticos, siendo uno de los
pocos ejemplos que se conservan en interiores de viviendas, buena
muestra del florecimiento de esta técnica en la Valencia de finales
del siglo XVII.
Ramón
Gijón, delineante proyectista.
Fuente:
valenciabonita.es y agendacomunistavalencia.blogspot.com
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