miércoles, 31 de octubre de 2018

Cubiertas verdes.

El huerto urbano.


  Para cultivar un huerto en plena ciudad solamente hace falta buscar un lugar soleado en nuestra terraza o en nuestro patio, donde podamos instalar unas macetas o unos recipientes específicos para huerto urbano donde poder sembrar o plantar las hortalizas, es sencillo y no requiere una gran inversión y es que tener un huerto urbano significa conectar con el medio natural, aunque vivamos rodeados de edificios y de hormigón, de hecho, es así como habita la mayoría de la población en los países desarrollados y no por ello hemos de renunciar a tener nuestra pequeña cosecha, por otra parte, tampoco se trata de una idea novedosa, ya que el en el 605 a.C., por orden del rey Nabucodonosor II de la dinastía caldea del Imperio neobabilónico, ya se crearon y diseñaron los jardines colgantes de Babilonia. Hoy el huerto urbano nos acerca al entorno natural en plena ciudad, es una ventana abierta a la naturaleza y a sus ritmos y nos invita a formar parte de ella, en lugar de vivir ajenos a ella.

  No sabemos con certeza que les impulsó a crear estas terrazas ajardinadas, pero hoy en día si que podemos asegurar lo que impulsa a nuestra sociedad a tener estas terrazas ajardinadas y sobre todo que beneficios nos aportan. El cuidado de un huerto urbano te aportará muchos más beneficios de los que te imaginas, además de ser un gran entretenimiento, tu propio huerto urbano te ayudará a mejorar tu alimentación e inculcar a los tuyos valores de responsabilidad y de trabajo colectivo. Un huerto urbano le dará un toque natural a tu hogar y será un pequeño pulmón verde en medio de un entorno urbano, caracterizado por el cemento, el asfalto, los vehículos y la masificación. La producción en el huerto ecológico responde al principio de respeto a los ciclos naturales, a los seres vivos y también a la salud y el bienestar, y para llegar a estos fines, solo tenemos que aportar un poco de esfuerzo, que a su vez, nos reportará una serie de beneficios como:

  Nos ayudará a hacer frente al estrés, las preocupaciones, el trajín diario y las prisas constantes de la vida en la ciudad mediante una actividad relajante y creativa.
Como ya hemos comentado, tener un huerto urbano también mejorará nuestra alimentación y la de nuestra familia, pudiendo consumir productos sanos, sabrosos, nutritivos y controlados totalmente por nosotros, de hecho, una vez pruebes la calidad de tu cosecha no querrás nada más y te convertirás en un consumidor más responsable y exigente.
El factor educativo de los huertos urbanos también es muy importante, podrás aprender y si tienes hijos, te servirá para enseñarles el ciclo de la vida de los vegetales, la relación entre los seres vivos y los cuidados que requiere cada tipo de cultivo, es decir, sabiduría y vivencias compartidas con tus seres queridos.
El cultivo de tu propio huerto urbano reforzará en ti valores muy positivos que puedes aplicar en otros ámbitos de la vida como, el respeto, el cuidado por la naturaleza, el gusto por el trabajo bien hecho, productivo y en equipo, la constancia y la paciencia.

  Para conseguir una ciudad mas sostenible y habitable, el huerto urbano debe seguir los principios de la agricultura ecológica, por lo que hay que ser respetuoso con la vida y el entorno que nos rodea. (ver el artículo “técnicas de cultivo”). Las plantas, como cualquier ser vivo, tienen unas necesidades básicas para adaptarse al medio que las rodea y así, poder sobrevivir, para lo que tenemos que observar y cuidar el entorno en el que las vamos a cultivar, por lo tanto, a la hora de implantar nuestro huerto urbano, al igual que en un huerto tradicional al uso, tenemos que tener en cuenta los llamados factores condicionantes, que nos limitarán en el diseño y en las especies a incorporar, (ver el artículo “los factores codicionantes”), estos factores son entre otros; factores climáticos, factores fisiográficos, factores edáficos, factores hídricos, solo menciono estos porque son limitantes en cuanto al material vegetal que va integrarse en nuestra terraza, como ya se vió en su día:

  En el factor climático, tendremos en cuenta la temperatura, la humedad, la pluviometría o el riesgo de heladas entre otras.
  En el factor fisiográfico, tendremos en cuenta la altitud, la exposición o la orientación, por lo tanto, si quieres cultivar un huerto en tu terraza, patio o balcón es indispensable que goce de la mayor cantidad de luz posible, lo ideal para tus hortalizas sería una exposición continuada al sol; sin embargo, como eso no siempre es posible en los espacios al aire libre de una vivienda urbana, deberás buscar un lugar que reciba al menos 5-6 horas de sol directo al día; Para la mayoría de las hortalizas, una orientación sur o sur-oeste es ideal, no obstante, algunas verduras de hoja, como la lechuga, espinaca, acelga, berro, escarola, rúcula y numerosas aromáticas se adaptan, e incluso prefieren, la semisombra y se desarrollan perfectamente con 3-4 horas de sol al día.
  En el factor edáfico, tendremos en cuenta las características del suelo, éstas las podemos clasificar en propiedades físicas y en propiedades químicas; las propiedades físicas serían, la textura, la estructura, la densidad y la porosidad; y las propiedades químicas serían, la capacidad de intercambio catiónico, el ph del suelo y la conductividad eléctrica, por lo que tendremos que cuidar el sustrato, ya que va ha tener un uso continuado y exigente, (ver el artículo “las enmiendas”).
  Y por último en el factor hídrico, ya que en un huerto urbano en una terraza exige un riego constante, de manera que necesitarás un punto de agua próximo a tus cultivos, ya sea para llenar una regadera o para conectar una manguera o un sistema de riego automático por goteo.

  Por consiguiente, habrá que realizar labores encaminadas a la mejora y la optimización del medio físico, mediante labores mecánicas como el laboreo, la rotación de cultivos o la incorporación y mejora sustrato, y mediante labores biológicas como la selección de especies compatibles, a ser posible con especies locales, la biodiversidad de especies, control biológico de plagas y el uso de tratamientos naturales como compost, humus de lombriz o estiércol. Por último, la organización de nuestro huerto urbano en terrazas o balcones, sería básicamente mediante mesas de plantación elevadas, jardineras y contenedores para pequeños arboles frutales y en las paredes podemos instalar jardines verticales con aromáticas (ver el artículo, “el jardín vertical”), una de las ventajas de estos elementos es que se pueden mover, por lo que la iluminación y la humedad se pueden tener controladas, incluso si se dispone de sitio podemos tener un semillero o un pequeño invernadero.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

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