jueves, 8 de julio de 2021

La ganadería y el cambio climático.

La ganadería y el cambio climático.


  De acuerdo con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, los combustibles fósiles, el uso de tierras en la ganadería y en la agricultura, son las tres causas principales del incremento de los gases de efecto invernadero desde hace 250 años. En estos momentos ya se tiene la constancia de que el sector agropecuario es uno de los principales emisores de gases, como ya expuse en otro artículo, los efectos del uso de las tierras con una agricultura extensiva, tienen repercusión en el cambio climático. Pero la ganadería no se queda atrás y además de ser un importante usuario de tierras y un gran consumidor de combustibles fósiles, la ganadería contribuye directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero mediante las actuales técnicas en la cría de ganado.



  Según las conclusiones de trabajos científicos y de artículos especializados de prensa, los principales inconvenientes que acarrea la ganadería en los últimos años son la emisión de metano por la fermentación de la celulosa que consumen los animales y en la emisión de dióxido de carbono debida al cambio de uso del suelo, ambas alteraciones se asocian a las prácticas extensivas y a su origen antropogénico, ya que también hay que añadir la contaminación generada de las instalaciones en el entorno inmediato y el efecto del transporte de productos para su comercialización.



  En el primer caso, la ganadería extensiva es una fuente de emisión de gases de efecto invernadero, que son gases atmosféricos que absorben y emiten radiación térmica, esto ocasiona un incremento de la temperatura de la superficie terrestre y de la atmósfera, los principales gases presentes en la atmósfera terrestre son el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los gases fluorados y el ozono. También para su alimentación se importan piensos como maíz y soja sobre todo, que requieren la conversión de suelos naturales como pastizales o bosques en suelos agrícolas, mediante la deforestación de grandes zonas de bosque tropical, principalmente en Sudamérica, con las consecuencias negativas que esto supone, aunque todo no es negativo, ya que en otras ocasiones, gracias a su actividad se contribuye a que los pastos y dehesas naturales absorban carbono y como estos paisajes son además abiertos de forma natural, es decir, no se han deforestado artificialmente para su explotación, aquí el efecto es beneficioso, siendo este modelo de explotación el que hay que seguir. 


 Ciertamente, se deben tener en consideración sistemas ganaderos mixtos, ya que éstos consumen mucha hierba de producción ligada a su entorno y por lo tanto pueden ser climáticamente sostenibles, por consiguiente, la ganadería de producción ecológica es climáticamente beneficiosa si hace uso de recursos ligados a su territorio.

  En España existen pocos sistemas casi totalmente extensivos, en la producción porcina destaca el sistema de cerdo ibérico en extensivo, que se aproxima más a los sistemas trashumantes de rumiantes, aunque sigue teniendo la lacra del transporte. Otro caso sería el de la producción lechera en la España verde, es un modelo en el que la balanza de forraje y piensos y la producción de leche y carne, se decanta por los primeros, por consiguiente aún tiene huella de CO2 fósil. Sin embargo, la producción lechera en España tiene un fuerte porcentaje de auto abastecimiento procedente de prados de siega en fincas propias o cercanas, con fuerte implantación cooperativista, es decir, se trata una ganadería con no mucho pastoreo, pero muy ligada al territorio, por lo que tiene un mejor impacto ambiental.



  En consecuencia, ante este modelo de ganadería intensiva, con los inconvenientes de la explotación del suelo y de las emisiones de gases de efecto invernadero que ello conlleva, y los efectos nocivos para la biodiversidad, hay que plantear alternativas para poder controlar la cantidad de carbono fósil que se incorpora a la atmósfera por el conjunto de la actividad ganadera en general, teniendo en cuenta las emisiones resultantes de la producción, la fabricación y el transporte de insumos y también evaluar los impactos climáticos de las distintas especies ganaderas ya que los recursos naturales son limitados, así como la evaluación de sus modelos productivos en el entorno, y su impacto en el medio ambiente.



Ramón Gijón, delineante proyectista.

Fuente: agencia europea del medio ambiente.

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